Escribe: DANIEL CERUTTI

En un partido que no tuvo relieve ni estilo para conformar y que adoleció de momentos teñidos de un fútbol precario y cuestionable, ganó Universidad porque supo sacar rédito de dos de las pocas ocasiones que se le presentaron, frente a un rival entusiasta que equilibró y hasta llegó a dominar ciertas instancias de la brega.
Planteamiento confuso, con escaso nivel organizativo y llegadas poco frecuentes a los arcos, constituyeron los contenidos de un encuentro jugado con dientes apretados y limitada técnica futbolística.
Pareció Universidad al comienzo establecer mayor congruencia y condición ofensiva, aunque sus intentos fueron correctamente controlados por la defensa alba, bien sostenida en base a la experiencia de Bustos y respuesta de sus similares de línea.
El mismo Bustos tuvo una clara posibilidad a los 10 minutos cuando su remate al primer palo fue frenado en gran contención por Ballatore, salvando la difícil circunstancia para su valla.
Hasta los 20’ primó el equilibrio, con juego rápido pero de pobre aptitud técnica, con ataques alternados pero sin orientación en las cargas y una tendencia a centralizar el traslado que conspiró contra el concepto técnico del desarrollo.
El local tuvo otra clara opción a los 23’, cuando nuevamente Ballatore debió extremar recursos ante la presión de Piva y Genre, luego de correcta incursión por sector derecho. A los 26’ Fuente desperdició una oportunidad propicia, rematando mal solo frente a Ambrosio, desviando providencialmente la pelota, cuanto todos cantaban la conquista académica.
Sin dudas y vale aclararlo, el viento impidió un mejor traslado y combinaciones de ataque, tornando al trámite por momentos confuso y desordenado, sin homogeneidad ni fundamentos técnicos elogiables.
Universidad alcanzó mayor poder ofensivo al final del período, contando con dos alternativas profundas por medio de Fuente, una desviada por centímetros y otra bien controlada por Ambrosio, revirtiendo a su favor el devenir de un cotejo variable en su concepción futbolística.
El segundo tiempo mostró una mayor claridad en el conjunto visitante; que evidenció fortaleza física más concreta que el albo, equipo menos constante en sus réplicas ofensivas y poco decidido a buscar resultado en base a ataques punzantes.
A los tres minutos, en jugada altamente discutible, donde los jugadores locales protestaron airadamente al indeciso juez Fabio Monge, Martín Truglio consiguió el primero para su divisa, con tiro libre que se desvió en un compañero ubicado detrás de la línea de barrera y en posición ilícita, situación advertida por el juez de línea pero convalidada por el árbitro en fallo altamente discutible.
A partir de entonces el partido se tornó confuso y tenso, con desajustes integrales causados por el nerviosismo de ciertos jugadores y derivado de la opción referida. Playosa intentó después de los 30 arribar con algún peligro hacia Ballatore y a los 39 Aimar (recién ingresado) tuvo cerca del empate.
A los 47’ y en tiempo suplementario, en una rápida acción donde intervinieron Truglio y Barbuio, el centro atrás fue capitalizado por Diego Vicario que venció a Ambrosio con fuerte remate al medio del arco, prácticamente desguarnecido.
Punto final para un partido que dejó poco para el concepto elogiable; por el contrario, tuvo carencias técnicas, características de rigurosidad en ciertos pasajes y una gama reducida de atributos ofensivos que deslucieron la evaluación final. Ganó Universidad con lo justo, Playosa hizo lo suficiente para merecer algo más.