Escribe: JUAN MANUEL GORNO
(enviado especial)

Cuando la suerte viene empeñada en dar malas noticias, hay que ayudarla a cambiar. Y Alumni, puesto en un océano negativo de resultados en los últimos tiempos, parece que hace lo imposible para que esto suceda.
Así se pudo visualizar en Salta, donde perdió 2-1 ante Juventud Antoniana de Salta, con un gol en el último instante del partido, por la vía que nunca puede solucionar (la jugada en pelota detenida de los rivales), y sumó una nueva decepción en el torneo Argentino A, donde marcha último.
Nada nuevo bajo el sol. El equipo regaló un tiempo, lo mismo que el domingo pasado, y cometió errores que potenciaron su mal momento en el certamen.
En principio, con dos líneas de cuatro y dos delanteros, el equipo careció de compromiso para darle un buen destino a la pelota y, sin peso por los costados, se fue encerrando para facilitarle el trabajo al local.
Imprecisos Fernando Brandán, Diego Manicero y Renato Riggio, no hubo circuitos de juego y Juventud Antoniana resultó más agresivo con Hernán Hechalar preocupando por afuera, ante una defensa que careció de seguridad.
Un cabezazo del central Guillermo Báez que pegó en el propio Hechalar, de frente al arquero Sebastián Hernán y tras un córner, anticipaba lo que podía suceder.
El “Santo” no sólo tenía viento a favor en ese primer tiempo, sino también una mejor actitud para buscar la victoria. Encima, esa floja actuación de Alumni se reflejó cuando, a los 29 minutos, Federico Silvestre perdió la pelota en la salida y se quedó parado. Leonardo Zorza habilitó a Hechalar y éste le sirvió el gol en bandeja al hombre de la tarde, Juan Perillo, quien entró solo por el medio y sólo tuvo que empujarla para marcar el 1 a 0.
Recién después de ese golpe, Alumni quiso despertar con garra y algunos tiros libres a favor que derivaron en frentazos de Silvestre y Rosales, a las manos del arquero Pérez.
Lo concreto es que Juventud fue más incisivo y no aumentó en esa etapa porque Alumni tuvo en Hernández a un hombre clave, ya que tapó dos veces, a los 32’, ante Zorza, y luego achicando a Gorostegui.
Antes del cierre de la etapa, un remate de Domínguez se fue cerca del palo derecho y volvió a plasmar la superioridad del equipo conducido por Adrián Cuadrado.
Después de una imagen deplorable, Alumni salió con otra actitud en el complemento. El “Tano” Riggio mandó a Maximiliano Rosales más arriba, la defensa quedó con tres y Brandán pudo desnivelar mejor que antes.
Es que el volante, durante el primer tiempo, debía bajar para marcar hasta el área de Alumni y después quedaba lejos de la zona donde mejor se desenvuelve. Entonces, esta vez tenía la chance de juntarse con los delanteros.
Precisamente, el propio Brandán hizo una gran jugada en el arranque del segundo período, cuando gambeteó a dos y sacó un disparo, Pérez dio rebote, pero Esteban Rivas no pudo embocarla y después tampoco pudo definir Zanabria.
Juventud respondió con una acción de Hechalar que Hernández terminó frustrando, mano a mano. Pero lo mejor de ataque pasaba por Alumni, con un Manicero más activo, que estuvo cerca de empatar con una jugada personal, pero hizo una de más de frente al arquero.
Igual ese empate se escribió minutos después, a los 13’, cuando Brandán cambió para el “Tanito”, este habilitó a Manicero y el disparo del delantero fue despejado por Pérez; Brandán volvió a meter la pelota en el área chica, de cabeza, y Rosales, apareciendo por detrás de todos, la envió a la red.
Con el correr de los minutos, Juventud pareció perdido. Los salteños insultaban a los jugadores y Alumni podía ir por algo más. Sin embargo, el protagonismo fortinero se apagó cuando Rosales volvió a su posición y el equipo se quiso reacomodar con las dos líneas de cuatro. El tema que el “Tano” Riggio - que había acertado en modificar la estructura en el arranque de la etapa - esta vez no logró su cometido, ya que Juan Aimar (remplazante de Brandán) entró para jugar en una posición que no parece caerle bien y debió correr a los rivales por el campo fortinero, mientras desde el otro sector se lesionaba el “Tanito”, con los cambios agotados.
Antoniana recuperó entonces el protagonismo perdido y no marcó antes porque Hugo Prietto saltó errático desde el banco (falló un tiro desde la derecha y envió un cabezazo que Hernández sacó con una mano).
A los 48’, lo que se presagiaba se cumplió: Aimar perdió una pelota en la salida, hubo córner y Perillo, goleador de la tarde, la embocó de media vuelta, frente a las narices de los defensores.
Así, el alma volvió al cuerpo del “Santo”. Y la derrota, como desde hace un largo rato, quedó en los colores rojo y blanco.

La figura

El delantero Juan Perillo fue la clave del partido; marcó los dos goles en el triunfo “Santo” y el segundo fue sobre el final, de media vuelta.
En Alumni, el mejor fue su arquero Sebastián Hernández, que tapó dos o tres pelotas importantes.

El árbitro

El chaqueño Miguel Mazzón dejó dudas por un supuesto penal a favor de Alumni, sobre el final del encuentro. Se guardó la amarilla para Báez por una fuerte entrada sobre Brandán. Son los pocos reproches que se le pueden hacer. Tuvo un arbitraje discreto.