Escribe: Juan Manuel Gorno
(enviado especial)

El final del partido en Salta, entre Juventud Antoniana y Alumni, tuvo una imagen triste para el cuerpo técnico fortinero: el entrenador Víctor Riggio, apenas escuchó el silbato de cierre, enfiló rápido hacia los vestuarios, mordiéndose el labio, mientras simpatizantes del “Santo” lo despedían con cargadas o insultos.
Justo el “Tano”, el mismo que volvía a su provincia, el que apeló a la motivación de los jugadores para dar un batacazo, el que cambió de sistema en la marcha para revertir un mal momento, el que tanto trabajó en jugadas de pelota parada, era el primero en desaparecer de la cancha sin querer siquiera mirarle la cara a sus dirigidos y visiblemente molesto después del punto que dejó escapar el equipo, en el Estadio Padre Martearena.
Hay partidos que marcan tendencia y resultados que provocan rupturas. Y lo que sucedió el domingo, parece que no fue uno más. Al contrario. El 1-2 del final empezó a erosionar la figura relevante del cuerpo técnico, más allá que nadie se anime a decirlo a viva voz y a pesar que recién van tres partidos del Argentino A, es decir, todo recién comienza.
El caso es que dentro del seno del club hay quienes empezaron a cuestionar por lo bajo y no es una locura pensar que la continuidad del cuerpo técnico quedaría supeditada a los próximos dos partidos, aunque nadie tenga una información oficial al respecto.
Ahora bien, ¿qué se le puede reprochar al “Tano” más allá de los resultados? ¿Acaso el DT no cedió cuando los dirigentes no le traían los refuerzos rápido? ¿Y cuando se bancó calladito la incertidumbre de las cuestiones institucionales, en tiempos que no se sabía quién agarraba en el fútbol? De hecho, debió afrontar una pretemporada sin el plantel completo y recién se enteró de todos los que podía tener disponibles cuando cerró el libro de pases.
El propio técnico fue quien convenció a los jugadores experimentados para que fueran a entrenar sin arreglar antes lo económico, además de otras cuestiones que muchas veces no salen a la luz.
Sin embargo, como en todas las cosas del fútbol, hay responsabilidades cuando la victoria es una palabra desconocida para un equipo. Y Riggio las tiene.
Sin la mayoría de jugadores de ofensiva que solucionaban mucho con el aporte goleador en el torneo anterior, el “Tano” debió rebuscárselas como pudo y armó un equipo de atrás para adelante. No obstante, los problemas defensivos siguen siendo los mismos y ahora se le suma la falta de precisión en los atacantes. Como muestra de ello, en tres partidos (dos de visitante y uno de local), Alumni convirtió dos goles de defensores (Yocca y Rosales).
En cuanto a la defensa, lo que llamó la atención de Riggio fue que utilizó a Rosales durante toda la pretemporada como central, pero con el inicio del certamen lo ubicó como marcador de punta. Además, probó a Lencinas como lateral derecho ante Sportivo Las Parejas, por la Copa Argentina, pero el domingo el “Gallo” volvió a la zaga y Emanuel Céliz tuvo que marcar afuera.
De acuerdo al mal funcionamiento del equipo, sin dudas que el técnico tendrá que seguir probando. Es por ello que no se descartan algunas modificaciones importantes, provocadas por ciertas actuaciones individuales bajas (Silvestre y Rivas todavía no demostraron lo que el DT espera de ellos) y una imperiosa necesidad de ganar en la que no vale especular.
Después, hay cuestiones que los técnicos a veces no manejan, como los errores de concepto de algunos jugadores que no se dan cuenta cuándo hay que reventar y cuándo tocarla a la pelota.
No obstante, el “Tano” es consciente del plantel que armó y todavía dice tener fe para salir a flote, más allá que el domingo dejó un par de frases casi de resignación, que no dio buenas señales: “A veces nos quedamos sin respuestas… Qué se puede decir”; “hay cosas que no tienen explicación”, afirmó por momentos el técnico, que hoy volverá a los entrenamientos, pensando en Tiro Federal de Rosario.
Las lesiones del delantero Víctor Rena (tiene para 7 ó 10 días más) y el volante Nahuel Villalba (para seis meses) no permiten desarrollar la idea de mayores cambios en la formación, pero lo importante ahora será ver si el “Tano” y su compañero, Ricardo Carnielli, pueden levantar a un grupo que sufrió el domingo un golpe muy duro.
“No se nos pueden escapar más puntos”, dijo Riggio, para luego ampliar que “los jugadores deben entender que ninguno de los rivales como Talleres o éstos (Juventud Antoniana) van a bajar los brazos en los 90 minutos”.
Mientras, Carnielli también habló de “falta de concentración” como para, por lo menos, sostener el empate.
Los dirigentes, mientras, se encontraban reunidos anoche (al cierre de esta edición) para analizar los errores cometidos, sin tomar ninguna decisión drástica porque esto recién comienza. No obstante, esperan que el DT pueda darle al equipo una identidad que hasta el momento no muestra y que Alumni alcance un triunfo que le devuelva las esperanzas al hincha.