Ninguno de los 15 empleados de la firma local Ital Café que vieron entrar al joven al local comercial, ayer por la tarde, imaginaron que podría tratarse de un ladrón.
Eran minutos después de las 16 cuando el muchacho, que vestía ropa de calle, llevaba gorra, un barbijo en la cara, un bolso y una carpeta, ingresó por la calle Arturo M. Bas, cruzó el largo patio y se dirigió directamente a la oficina donde estaba trabajando la secretaria.
Parecía un estudiante o un vendedor ambulante; un tipo común.
Una vez frente a la empleada, sacó de entre sus ropas un arma de fuego y la encañonó, sin perder la calma y sin que nadie notara lo que estaba ocurriendo.
“Dame la guita”, dijo el ladrón; armado, seguro y sin dejar margen de dudas.
“Aquí no hay plata”, le contestó la secretaria, temerosa.
Sin perder la calma, el asaltante condujo a la mujer hacia la oficina contigua, donde sí había un poco de dinero en uno de los cajones del escritorio y la obligó a entregárselo: la suma no llegaba a los mil pesos.
Con el dinero en su poder, el delincuente encerró a la empleada en el baño y salió por donde había ingresado, con la misma calma y sin despertar demasiadas sospechas en el resto del personal que continuaba con sus tareas habituales.
Afuera, en la calle Perú, lo esperaba un cómplice con la moto en marcha. Así, desaparecieron por las calles del barrio Las Playas.
Poco después, el encargado de la firma comercial formuló la denuncia de lo ocurrido en la Comisaría de Distrito de General Paz y San Juan.
No hubo más violencia de la que supone la presencia de un arma de fuego.
Todo duró cinco minutos.
Otras notas de la seccion Policiales/Judiciales
Tres personas heridas de gravedad
Robo en un comercio
Operaron a Maximiliano y continúa en terapia
Incautan arma de fuego y recuperan herramientas
Dos nuevos testigos en un proceso por abuso sexual
|