El año pasado fue la campaña “Con el casco a la cabeza”, que organizamos con el Hospital Pasteur y el Centro Neurológico, y ahora proponemos un gran debate
entre todos los actores sociales

Ya en nuestra edición de ayer, la supervisora del Nivel Medio de la enseñanza, Silvia Ballarino, nos daba una serie de opiniones sobre el tema. Entre otras cosas, señalaba que “tiene que existir un rechazo social” hacia los conductores irresponsables, porque actualmente “uno ve una infracción y no actúa, es cómplice”.
“La gente cree que no le va a pasar nada hasta que le pasa. Si no nos comprometemos absolutamente todos, esto no va a cambiar”, agregaba la docente.

La cara de la muerte

Al doctor Fabricio Stecchina, de la Guardia del Hospital Regional Pasteur, lo primero que se le ocurre es “que los jóvenes se pongan por un momento en el lugar de los padres; que se imaginen a sus padres en ese momento terrible en el que a nosotros nos toca salir a decirles que su hijo ha muerto”.
Stecchina se diculpa “por decirlo tan crudamente”, pero entiende que “a lo mejor por el lado humano terminan de entender el tema”.
“Es que hay familias que no se recuperan nunca más después de la pérdida de un hijo y ellos tienen que saberlo”, señaló el facultativo, para agregar que “los motociclistas ya saben que tienen que tener las luces en condiciones, llevar casco, no correr... pero sin embargo siguen a la misma velocidad hacia los accidentes, por lo que yo los abordaría por otro costado más humano”.
Y agrega: “En la Guardia (del Hospital) ya veníamos charlando la semana pasada que se acercaban la primavera y el verano, y que se incrementaría el consumo de alcohol y los accidentes, como cada año... Hay veces que uno querría meter una cámara y filmar cómo atendemos esos casos, cómo se desviven los compañeros y cómo nos morimos un poco cuando llega el momento de decir que no pudimos...”.

Oficialmente hablando

El martes, en la Municipalidad se reunió el llamado Consejo Asesor de Seguridad Vial. El secretario de Gobierno Rafael Sachetto se apuraba para aclarar que “la reunión no abordó el tema puntual de los accidentes del fin de semana (con tres muertos), sino que estaba pautada de antemano”.
Era como decir “nos estamos ocupando, qué se creen ustedes...”.
Lo cierto es que ayer, con la muerte de Alexis Irusta, llamaron desde el Ejecutivo a la cúpula de la Departamental San Martín de la Policía de la provincia de Córdoba, esta vez sí a raíz del caso “puntual”, para usar el término escogido por el alto funcionario Sachetto.
Uno de los que estuvo presente en este nuevo cónclave, el comisario Inspector Luis Gerbino, reconoció que “se trazaron nuevas líneas de acción, como ir ubicando los sitios donde se corren picadas”.
Consultado acerca de si la fuerza maneja información sobre las citaciones que se realizan los jóvenes vía Facebook para correr ese tipo de carreras, dijo que “se va a investigar todo, aunque está claro que cada vez que llegamos a esos lugares, las motos huyen”.
El jefe de Operaciones de la Departamental estima que “también sería conveniente que el tema se comience a tratar en el seno de las familias”.
“Hoy a las normas de tránsito las saben muy bien los chicos de la primaria, porque en los distintos grados se está trabajando en el tema. En el caso de los adolescentes tal vez no tanto, porque recién es como que en algunos establecimientos se está llegando ahora al tema. De cualquier manera, me parece muy importante que se lo recalque además la familia, más que la Policía o la Municipalidad”.

Mirada psicológica

El psicólogo Federico Garay, en tanto, nos señala que en Villa María “estamos viviendo sin darnos cuenta la metamorfosis de ciudad pequeña a gran ciudad; es decir, tenemos poco tiempo para hacer muchas cosas, pero conservamos hábitos de pueblo que nos llevan a creer que acá no pasa nada, que los autos no son armas, que las motos no son armas, pero la verdad es que sí son armas...”.
“Pensamos que acá la gente no está loca y sí está loca...”, remarcó el profesional.
Garay sostuvo, en consecuencia, que “no se trata de una cuestión propia de la juventud, sino que alcanza a toda la sociedad”.
El psicólogo Garay dijo además a EL DIARIO que “valoramos muy poco la vida”.
“Recuerdo el accidente ocurrido en las vías del ferrocarril a la altura de la calle Tucumán, cuando una joven mamá, embarazada además, perdió la vida con la hijita que llevaba al colegio Rivadavia. Fue terrible...”, recordó.
Y agregó: “Acá todos creemos que le podemos ganar al tren, al auto para cruzar la esquina y en cada esquina. Creemos que vale la pena poner en peligro la vida por cinco minutos”.

No se hablaba de otra cosa

La terrible estadística generada por estos cuatro accidentes fatales ocurridos en la ciudad en tan corto tiempo, se debatía ayer en distintos ámbitos de la ciudad, inclusive en las redes sociales. También en algunas escuelas secundarias hubo profesores que mantuvieron largas charlas en torno al tema con sus alumnos.
El clima era más intenso que en oportunidades anteriores, al abordar la problemática del tránsito.
A todos los que hayan participado de esos debates y tengan algo para aportar hacia la solución de este flagelo, les ofrecemos nuestras páginas. Creemos que del tratamiento del tema por todos los actores sociales surgirán las necesarias líneas de acción.


La carta

Lo ocurrido en la ciudad en las últimas horas, ha trascendido
nuestras fronteras. Prueba de ello es esta carta que llega a la Redacción vía mail, desde España.

Hola, les escribo desde España para manifestar mi indignación por lo que está ocurriendo en Villa María con los accidentes protagonizados por jóvenes motociclistas sin casco.
Todos los años viajo a vuestra ciudad y siempre me siento preocupado por la falta de cumplimiento de las leyes sobre tránsito que rigen allí, especialmente con el uso de las motos.
Me pregunto para qué está el intendente y sus secretarios, los concejales y asesores, si no son capaces de exigir el uso del casco, de hacer reducir la velocidad de las motos, de educar a los motociclistas a respetar las leyes de tránsito, etcétera.
Cuatro muertos en cuatro días es un lujo que ningún político se puede permitir y tampoco lo deben permitir los ciudadanos a quienes supuestamente ellos representan, sin obviar que los padres también deben tomar conciencia de lo que está ocurriendo.
Aquí en España a nadie se le cruza por la cabeza que podría circular sin casco. No sólo por razones de propia seguridad, sino también por las multas que les aplicarían en caso de no hacerlo.

Saludos.
Juan Carlos Lopresti
Periodista argentino