Trabaja en casas de familia y quiere “ver la forma de ir poniendo las cosas al día”. Pero está amenazada de desalojo.
Sus vecinos están dispuestos a resistir con ella

Mariela Moreno está preocupada, alarmada, pero cuenta con el amor de sus hijos, su inmensa voluntad de trabajadora y el respaldo inconmensurable de sus vecinos. Es más, su “caso” ya fue analizado por el Centro Vecinal que resolvió por unanimidad respaldarla “hasta las últimas consecuencias”.
La mujer reconoce que tiene una deuda con el Instituto Provincial de la Vivienda y otra con el centro de Empleados de Comercio. “Mi marido, que ya no está con nosotros, nunca quiso pagar una cuota. Yo sí tengo la voluntad de hacerlo”, explicó.
Y agrega: “Con el Instituto Provincial de la Vivienda ya conseguí un plan de pagos que llevo al día, pero ahora recibí una carta documento desde el estudio del doctor Martín Silvano, que me dice que tengo que dejar la casa dentro de quince días... me quiero morir...”.
A esa altura de la conversación, intervino una vecina que la acompaña y expresó que “todo el barrio está junto a ella”.
“Nosotros redactamos una carta con el Centro Vecinal y la está firmando todo el barrio, para explicar los motivos por los cuales no vamos a permitir que acá se lleve adelante desalojo alguno”, agregó la vecina.
Esta mujer solidaria le dijo al cronista de EL DIARIO que Mariela “es una excelente mujer, querida por todos nosotros”.

Los hijos y la esperanza

“Además -continuó- tiene tres hijos; una hija está embarazada y el hijo tiene problemas con el aprendizaje, por lo que estudia en la Escuela Recuperadora Pablo Sexto.”
Señalaron que luego de recibir la carta documento se dirigieron a la sede del CEC en la calle Buenos Aires de Villa María. “Fue este último lunes y ahí nos atendió de manera muy amable un señor que nos dijo que se comunicarían con nosotros para ver si era posible encontrar una solución, pero hasta ahora no han llamado y siguen corriendo los quince días que nos dio el abogado Silvano para que dejemos la casa”, explicaron.
La vecina se preocupa entonces por dejar en claro: “Queremos saber cuál es la deuda, para hacer una propuesta de pago, porque tenemos voluntad y propuestas para hacer, pero no podemos actuar si no sabemos cuánto dicen que se debe.”
La vivienda que esta familia (y sus vecinos) quieren defender se encuentra en la calle Hipólito Yrigoyen al 1735. Allí habita por ahora la angustia, aunque rodeada de amor y solidaridad que no dejan que se pierda la esperanza, ni mucho menos.