¿Dónde estaba yo, antes de estar? (anónimo)

La memoria, como dice Galeano, "es el reflector" que desde la cumbre ilumina y nos permite ver y comprender el pasado, superar la tragedia de los que "no tienen voces", de los que el "poder" ha silenciado.
Intentar hacer memoria es uno de los hechos más profundos y preocupantes del ser humano, porque en esa búsqueda pretende encontrar las respuestas a las dudas, a la incerteza; haciendo que no sólo sirva para evocar, sino también para encontrar la verdad.
Lo que nos ha pasado y nos pasa son experiencias de vida, propias de la existencia humana, en la que también está el amor, la pureza de la naturaleza, el perfume, el sol, la imaginación, la tortura, la inconsciencia, la dictadura y la democracia.
La memoria es dinámica, cambiante, lo singular de la memoria es que nos vincula con el pasado, nos encontramos con aquellos que no están y nos compromete a involucrarnos con sus historias, sus raíces. La memoria es vida, pero vida compartida y comprometida
La memoria nos permite convivir con el pasado y nos pide que nos involucremos con esa historia que se está construyendo y en eso de envolvernos con otras historias, estamos construyendo y descubrimos que la memoria es parte intensa de la vida, de los sentimientos, del dolor, pero también la puerta que nos permite avanzar para fortalecer los valores de la convivencia.
Recordar el pasado como experiencia, es medular para comprender y edificar el presente, pensando en un país que debe brindar a los jóvenes, la posibilidad cierta de participación en la construcción de su propio futuro; no puede haber antagonismo entre la memoria, la verdad y la justicia.
El 16 de setiembre de 1976 se recuerda como una de las fechas más deplorables y dolientes del país, el secuestro y la desaparición de estudiantes, fue uno de los tantos episodios trágicos que vivió la juventud en nuestro país.
Hace 35 años la nefasta dictadura impuso el proceso de Reorganización Nacional en la Argentina, no admitía absolutamente ningún movimiento social, de ninguna característica, menos aún de jóvenes militantes.
El país estaba paralizado, sólo se veían transitar los camiones militares; los cortes de calles, la detención ilegítima de personas, el avasallamiento domiciliario, la detención, la tortura y la desaparición, eran los signos visibles de esa Argentina.
Salvo aquellos que se habían identificado con la dictadura, se manejaban con libertad y compartían las prebendas del momento, pero con el tiempo también serían responsables de los destinos aciagos de ese momento.
Tan sólo jóvenes idealistas eran los que podían intentar romper con las ataduras reales y simbólicas, no es de extrañar entonces que un grupo de estudiantes, pertenecientes a la UES, se movilizaran en La Plata procurando el boleto escolar. El régimen no podía permitir que un grupo de adolescentes se atreviera a cuestionar la falta de libertad, el derecho a peticionar, el de ejercer la protesta, el de manifestarse.
Ellos lo hicieron sabiendo los riesgos que corrían, porque los tiempos eran difíciles y complejos, sin embargo se atrevieron y desafiaron a los bárbaros, fueron en ese momento los que ofrecían sus vidas y señalaban el camino para que otros los imitaran a atreverse a recuperar la dignidad.
La dictadura reaccionó con violencia, secuestró a un grupo de ellos, más precisamente a diez, a los que torturó y pocos se salvaron
Aún hoy, muchos no han tomado la dimensión exacta de ese episodio, menos aún conciencia de ese hecho histórico y la repercusión que tuvo en la posterior historia del país la derrota de los militares y el tiempo de la democracia.
Desde la recuperación de la democracia hace 28 años, ese paradigma de los jóvenes estudiantes del '76, se convirtió en una de las columnas reivindicatorias más importantes, recuperando espacios y presencia en la construcción de un nuevo Estado.
Sin embargo, cuando hoy vemos que se manifiestan en el mundo, en los países del continente, también en el nuestro, siguen despertando rechazo a las formas, al atrevimiento, al cuestionamiento, es como que aún no hemos tomado conciencia que ellos forman parte y tienen el derecho no sólo a reclamar, a ser escuchados y a proponer nuevas formas en las relaciones democráticas.
Una manera de recordar y de reflexionar aquel doloroso hecho del 16 setiembre de hace 35 años, me permitió cotejar como expresión juvenil, los hechos que ocurrieron en Chile, en Francia, en Córdoba en el campo educativo, cuando la provincia dispuso un día de cambio en la actividad para el debate y análisis del anteproyecto de Ley de Educación.
Ellos, los jóvenes, se permitieron, se atrevieron a cuestionar las formas y fueron las piezas claves para que la sociedad descubriera que en la provincia se estaba por discutir una ley fundamental para la futura formación de todos, en especial de ellos; era importante la cuestión, un momento clave para pensar qué queríamos que fueran ellos en el futuro, qué conocimiento pretendíamos ofrecerles, qué valores.
Con su accionar despertaron del letargo a los padres, a los docentes, a la comunidad, no eran temas simples que debían dejarse pasar, era el momento y sin duda se establecieron nuevos espacios, en los cuales los agentes cercanos o ligados a la escuela tuvieran un protagonismo diferente mirando al futuro.
Este hecho histórico del '76, casi perdido en el tiempo, nos ofrece la oportunidad de encontrarnos para que reflexionemos juntos en esta etapa tan trascendente que estamos viviendo y hagamos de la escuela y de la vida un lugar que nos permita pasar de un paradigma a otro, de la disciplina a la convivencia, de una cultura autocrítica a una cultura democrática, de un poder centralizado a uno descentralizado; de pretender imponer que los "saberes son únicamente los prescriptos por la currícula escolar, a que los saberes significativos son los prescriptos por la currícula escolar, como a los que atañen a los intereses específicos de los jóvenes y darle la misma significación a la violencia física como a la simbólica".
La recuperación de la democracia, su profundización ha sido y debe ser una tarea de la sociedad, de las fuerzas políticas, respetando las diferencias conceptuales e ideológicas pero con buen tino, con sentido común, con buen sentido, no perdamos la oportunidad que nos brinda la historia de consolidar este momento histórico.
No repitamos los errores del pasado, la memoria de estos jóvenes estudiantes sacrificados por la dictadura nos demanda que no dejemos de hacer, lo que la historia nos demanda.
"Los lápices siguen escribiendo."

Lic. Elvio Omar Toscano APDH
(x) 56 años se cumplen hoy de la sublevación autodenominada Revolución Libertadora, golpe cívico-militar encabezado por el general Eduardo Lonardi que derrocó al Gobierno constitucional del General Juan Domingo Perón. El golpe del 16 de setiembre de 1955 ya había tenido el antecedente trágico de los bombardeos a plaza de Mayo que, exactamente tres meses atrás, provocaron centenares de muertos.