Señor director:
Quiero empezar esta carta abierta diciendo quien soy, mi nombre es Gabriel Eduardo Pastor y el pasado sábado 10 de setiembre fui uno de los protagonistas del accidente que le costó la vida a un joven de 18 años en la puerta del Salón Royal House.
No motiva esta carta el encontrar una explicación a tan desgraciado suceso, sino reflexionar sobre lo que estamos haciendo al respecto (me incluyo en esta problemática) la sociedad de Villa María.
En la madrugada del sábado referido, al igual que todos los sábados en los cuales hay fiesta en dicho Salón, es habitual que entre 50 y 100 chicos de entre 14 y 18 años se agolpen en la puerta del lugar esperando el turno de hacer uso de su Free (entiéndase por Free, la entrada a la fiesta que cuesta alrededor de $30,00) con lo que las fiestas de 15 hoy en realidad son las salidas a boliches bailables de los chicos de esa edad. Quien haya ido alguna vez al Royal sabe perfectamente que la ruta a esa altura no posee ningún tipo de iluminación y la única luz que alumbra el acceso es un reflector en lo alto del portón de acceso que está orientado hacia la salida y no hacia la ruta. Este número de chicos en su mayoría llegan en el auto de sus padres o bien en remises o caminando. Mentiría si dijera que alguna vez he visto en el lugar entre las 12 de la noche y la 1 y media de la mañana personal municipal ordenando o custodiando el tránsito. Ni hablar de la salida a las 5 o las 6 de la mañana en donde las chicos vuelven caminando, algunos con un grado de alcohol importante, circulando a pie por la ruta, si, por la ruta y no por la banquina.
El mismo día sábado 10, a la hora del accidente, en la puerta de la confitería bailable Vinilo, sobre la Av. Perón, lugar absolutamente iluminado, donde los asistente son mayores de 18 años (especialmente los viernes casi diría que mayores de 25 años) y donde el horario habitual de llegada es alrededor de las 3 de la mañana, se encontraban dos móviles de Seguridad Ciudadana con cuatro agentes, ¿custodiando, previniendo algún tipo de accidente o verificando infracciones? ¿Cuál es el criterio que se tiene en cuenta para disponer dos móviles con cuatro agentes en la puerta de un local donde los asistentes son todos mayores de edad y se movilizan en auto y dejar librados a la buena de Dios a chicos de entre 14 y 18 años en medio de una ruta sin ninguna iluminación que se movilizan con sus padres, en remises o caminando?
La Municipalidad de Villa María habilita a los menores de 16 años a conducir motos de hasta 50cc, de cilindrada, cilindrada que sólo figura en los papeles de la moto dado que en la práctica, los chicos remplazan el cilindro de las motos por uno de 110cc y encima le preparan el motor para que sea más rápido. ¿Quién es responsable del accionar de esos chicos y de controlar que los vehículos que usan sean los que han sido autorizados?
Leo en EL DIARIO de hoy (por el miércoles) que el Concejo Asesor de Seguridad Vial determinó como medio para encontrar una solución al problema del tránsito, insistir con las campañas de concientización y organizar una Jornada de Reflexión, detalla más adelante cómo llevarán adelante estas acciones, con folletos con una serie de recomendaciones relacionadas con el uso de casco, reducción de velocidad, uso del cinturón, entre otras cuestiones y sigue la nota: el compromiso que tiene el Consejo Asesor es “llevar a su mínima expresión los accidentes” y obviamente solicitando al Concejo Deliberante el aumento en los importes de las multas.
Quiero expresarle al Concejo Asesor, que las conclusiones a las cuales arribaron luego de la reunión de ayer, no son para nada novedosas, ya que ya fueron puestas en práctica en reiteradas ocasiones y a la luz de los acontecimientos, no dieron ningún resultado. No digo que no deban hacerse, afirmo que no son suficientes. Existe en las sanciones económicas un punto de inflexión en donde el problema del pago de la misma deja de serlo para el deudor y pasa a ser un problema para quien debe cobrarlas. Una moto de las que habitualmente se encuentran involucradas en estos accidentes, nueva sale entre $3.000 y $4.000, y se compran en cuotas de alrededor de $350. Usadas valen entre un 50% y un 70%. ¿Ustedes creen que si la multa alcanza el 80% del valor de la moto las van a pagar? Ya los depósitos municipales están atestados de motos que los dueños prefieren descartar y comprar una nueva, a pagar el importe de las multas.
A diario llevo a mis hijos al colegio y veo cómo los agentes municipales organizan el tránsito a la entrada y salida de los colegios, pero también veo con estupor cómo cortan la circulación de los vehículos para priorizar el paso de las mamás y papás que, en moto, llevan a uno o dos de sus hijos sin casco (véase foto adjunta).
Todos asistimos a los controles exhaustivos que realizan los agentes de Tránsito los 365 días del año alrededor de la plaza Centenario, controlando si los autos allí estacionados tienen la oblea del estacionamiento tarifado puesta o si pasaron por el parquímetro, lo cual está bien que así sea, pero no se pone el mismo énfasis en el control de la circulación en regla por parte de los motociclistas. Da la impresión que algunas contravenciones sólo son tales los días de razia o control exhaustivo, esto lo digo sin ánimo de creer lo que dice la calle en general que es que en realidad a la Administración sólo le interesa la recaudación que esto involucra.
Por último quiero decir que aquellas personas que desarrollamos nuestras actividades en el ámbito privado sabemos muy bien que cuando uno tiene un puesto gerencial (léase funcionario en el ámbito público, ya que está para prestar una función) y la gestión encomendada no da resultado positivo, lo invitan a dar un paso al costado y a ese lugar lo pasa a ocupar otra persona que, al menos en principio, tenga capacidad para llevar la gestión a buen puerto. Quedo a disposición de las autoridades a los fines de sumarme a encontrar una solución definitiva para este flagelo que nos involucra a todos.
Gabriel E. Pastor
DNI 13726785