En diálogo con EL DIARIO, Hernán Ré explicó que con un buen manejo y una mínima inversión, se puede minimizar la reducción de producción lechera que provoca el estrés calórico en el ganado durante los meses de verano.
“El productor puede cambiar pequeñas cosas dentro de su establecimiento que dan óptimos resultados”, indicó.
Entre esas “pequeñas cosas” está el cambio de frecuencia de caminata de las vacas “porque normalmente en horarios de calor las vacas se reúsan a caminar en los horarios de máxima temperatura”. La otra cuestión, desde el punto de vista de alimentación “es ofrecer mayor cantidad a la tardecita noche, que es cuando baja un poco la temperatura, y menor cantidad en los horarios diurnos”, dijo.
El estrés calórico hace que el rodeo busque la sombra antes que el agua y el alimento. “En este punto, se requiere una inversión para garantizar la sombra y poner la comida y el agua a una distancia cercana de esa sombra, para que la vaca esté en condiciones de ir a buscar su alimento”, agregó.
“Otro elemento que exige inversión y que es muy beneficioso es el sistema que permite mojar y ventilar a las vacas, que, creo, cualquier tambo del país estaría en condiciones de hacerlo pero no se está realizando”, explicó.
En lo que hace a la calidad de los forrajes, es importante no dejarlos expuestos a la descomposición, porque así el rodeo se alimenta con menor cantidad de kilos y en consecuencia, produce menos leche.
Asegura que con estas medidas, la producción lechera no se equiparará a la del invierno, pero igual traerá óptimos beneficios reduciendo el impacto negativo de la época estival.