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La exposición se abrió el pasado miércoles 7 |
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Entrar en la Biblioteca Mariano Moreno para apreciar la actividad que Anabella Gill posibilita que se desarrolle en ella, es como remontarse a tiempos pasados, cuando esta querida institución de la ciudad era el lugar con que contábamos para desarrollar actos culturales tales como recitales de poesía, conciertos de artistas locales o visitantes, ejecutados en ese piano de cola que luego tendría su propia historia y muchos etcéteras que no vienen al caso. Lo cierto es que la biblioteca nos ofreció, la noche del miércoles 7, la muestra de pintura "Exordio/Metamorfosis", de María Pía Coppari, una jovencísima artista plástica nacida en Córdoba en el año 1985, donde recibe su formación en la Escuela de Artes Plásticas de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba.
Obra novedosa, realizada en técnicas mixtas, que dan la seguridad al espectador de un aplomo profesional aunado a un talento que se ajusta a él como un guante. Dos condiciones éstas, que no siempre van de la mano. No obstante, en el caso de Pía, producen este fenómeno con holgura.
El colorido, que es rotundo y sabiamente arrojado sobre el soporte, conduce a una especie de "lugar" donde los colores se superponen y mixturan con gracia y vivacidad.
Es de resaltar que el formato uniforme de las obras, lejos de confundirlas, las hermana, dejando de lado con audacia las medidas diversas para ofrecer una galería de pequeñas ventanas igualitas que se abren al mundo y a la vida.
La biblioteca ofrecía sus paneles móviles espaciados de manera que se pudieran recorrer por orden, con comodidad e iluminados direccionalmente.
En el panel donde se aprecia el vigor de la obra Lid, la sensación de movimiento y fuerza se apacigua en Gredos donde la sospecha de cielo lleva los ojos hacia una especie de ensueño. Avanzando sobre la gran cantidad de trabajos resaltan Escaque y Vicalicio ,que contienen una expresiva estilización de vuelo con un manejo del azul que proporciona un clima poético a este par de obras. La línea expresiva sigue, como dibujada por una mano invisible, en las obras Estupefagenta, Cabe cálido, Bastión trunco y Azulejo.
Detenida y sorprendida ante Orbe, percibo un misterio en la profundidad de los colores, que dan la idea justa de lo que es indescifrable para la mirada del hombre, aunque la artista logra en esta obra una casi perfecta representación en el vacío. Y por último Vibra incada, Mass magenta y Onda ligth blue, son una especie de puente hacia la acuarela que, por cierto, es notablemente cercana al acrílico, ya que con fuerte presencia del agua, Pía Coppari lo maneja soñadoramente en estas obras. Ellas hablan sin palabras, sólo a punta de color y creatividad. Son su voz, su elocuencia creativa y dicen: "Elegí este lugar para quedarme y aquí estoy parada sobre la alegría para transmitirla a mi manera". Fuerte personalidad artística y un ostensible desafío que busca un camino propio, con armas adquiridas en buena lid, pero sin dilaciones ni concesiones.
Susana Giraudo
Especial para EL DIARIO
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