Escribe:

Jesús Chirino


En 1987 en Villa María se produjo un documental acerca de la muerte del bandolero conocido como “La Chiva Vázquez”. Para ese proyecto, nada sencillo en esa época para este medio, su director supo conseguir la colaboración de muchas personas e instituciones del medio. Resulta interesante recordar características del personaje histórico junto a algunas circunstancias de la producción del filme.

Bandidos
rurales

Es universal el fenómeno de los bandidos que accionan contra la propiedad de sectores pudientes, enfrentan y burlan la autoridad y practican la generosidad con los pobres. Para explicar esto algunos historiadores han propuesto teorías como la de Eric Hobsbawm que habló de los “rebeldes primitivos”, posición que permitió que el tema se colara en las ciencias sociales al plantear que estos “bandidos sociales” se solidarizan con la comunidad campesina tradicional contra sus opresores, siendo ese bandolerismo una suerte de protesta “prepolítica”. En tanto que para Michel Foucault, que estudió la ley y el delito como instrumento de dominación, identificó el bandolerismo como una subcultura de la resistencia en las sociedades de origen colonial. Si bien no todas las corrientes historiográficas están de acuerdo con estas teorías, es indudable que abrieron debate echando luz sobre algo a lo que se le prestaba poca atención.
Por su parte los estudios del fenómeno muestran que hay sujetos que dejan huella en la conciencia histórica de los pueblos, persistiendo mucho más allá de su desaparición física. No seríamos los mismos si no estuvieran allí sus fantasmas para recordarnos sus hazañas, aquellas que no pocas veces han sido abultadas por el paso de boca en boca hasta convertirlos en mitos. Entre esos personajes se encuentran los indios y gauchos bravos, figuras secundarias para la historiografía académica, admirados por sectores sociales pocos favorecidos cuando no francamente marginales. En la galería de estos bandidos, entre muchos otros, desfilan Bairoletto, Mate Cocido y también “La Chiva Vázquez”.

(Viene de página 19)

En diferentes épocas históricas de nuestro país surgieron bandoleros, pero en tiempos de grandes injusticias sociales como la década de los años treinta del siglo pasado hubo una importante proliferación de los mismos. Hugo Chumbita dice, en su libro “Jinetes rebeldes - Historia del bandolerismo social en la Argentina”, “la prosperidad y las reformas sociales de la década del peronismo parecían dejar atrás las condiciones en que proliferó el bandidaje rural. El único caso que se prolongó hasta aquellos tiempos fue el de la Chiva José Eugenio Vázquez…”. Para luego agregar, citando a Carlos Alberto Foglia y su obra “La Chiva Vázquez. Mito del Sudeste cordobés”, que La Chiva era “…un salteador y cuatrero admirado por los pobres de la zona de Monte Buey, en plena “pampa gringa”, al sudeste de la provincia de Córdoba. Vázquez inició su carrera en 1936, cayó preso y se fugó varias veces, hasta que la Policía le dio muerte el 23 de junio de 1948 en las calles de Villa María…”.

Adelqui
y el Ñato

Sin lugar a dudas que la historia de este bandolero que actuó en la zona de Villa María es fascinante. Así lo deben haber entendido el periodista de EL DIARIO, Sergio Stocchero que un día cualquiera de 1987 se sentó a la mesa de la Confitería Cristal en la que lo esperaba Adelqui Pellegrino. Aquel negocio situado en la calle Hipólito Yrigoyen, frente a uno de los extremos del Túnel Hermanos Seco, actualmente tapado, era el lugar acordado para hacer una nota por el filme “Yo soy el gol”, dirigido por el propio Pellegrino. Terminado el trabajo profesional la conversación fue por otros caminos, no lejos de la gran pantalla. En un momento el joven periodista hizo saber su intención de hacer una película. Predispuesto a colaborar Adelqui sacó una lapicera de pluma y sobre una servilleta escribió unas pocas palabras, firmó al pie de la breve nota. Entregándole el papel a Stocchero le dijo “andá a Córdoba y hablá con el Ñato Páez. El te va ayudar”. Allí nacieron las andanzas de la Chiva Vázquez en el cine, pues el reportero iniciaba su camino como cineasta y produciría, en Villa María, un corto documental de 24 minutos sobre la muerte de este personaje de nuestra tierra.
Por varios días Stocchero anduvo con la recomendación en el bolsillo del pantalón, hasta que decidió viajar a Córdoba y visitar al reconocido Ñato Páez, quien apenas leyó el papel le preguntó si tenía un guión escrito. A los pocos días, cuando leyó el guión, preguntó “¿cuándo querés filmar?”. Estaba todo en marcha. De la producción del filme se hicieron cargo Adrián Fernández y Gabriela Manfredi mientras que Gustavo Veneciano ofició de continuista.

La visión
de Calvo

Tiempos antes EL DIARIO había publicado una historieta sobre las andanzas de la Chiva Vázquez, dibujada por Monky, seudónimo de Daniel Tieffemberg, quien también escribió el guión cuyos datos históricos fueron supervisados por Bernardino Calvo.
Debe destacarse que Calvo, de quien el 20 de octubre se cumplen 10 años de su fallecimiento, investigó la vida de la Chiva Vázquez publicando, en el año 2004, un artículo referido al personaje en la reconocida revista Todo es Historia. Antes de esa fecha había hecho conocer la vida de Vázquez en publicaciones villamarienses, entre las que debe mencionarse EL DIARIO en el documental dirigido por Stocchero aparece Calvo diciendo “La Chiva Vázquez indiscutiblemente es un producto de su tiempo. La Chiva Vázquez viene de la década infame, un período que se caracteriza desde el punto de vista político por el fraude patriótico, desde el punto de vista económico por la entrega del patrimonio y la dignidad nacional a las potencias foráneas, y desde el punto de vista social por los enormes bolsones de miseria que se van acumulando en esa época y del cual, evidentemente, es un emergente Vázquez. La Chiva Vásquez además pertenece a un tiempo que podríamos considerarlo como una bisagra histórica entre los años treinta y los años cuarenta, cuando se incorporan, a la mitología popular, hombres como Bairoletto, hombres como Mate Cocido y, en una entidad tal vez menor, pero singular y representativa, en lo que a nuestra región se refiere, la presencia de la Chiva Vázquez. Nosotros en el año ochenta y cuatro, a partir de elementos documentales, para tratar de reconstruir la historia y la trayectoria de este singular personaje de la delincuencia local, hemos acudido a los elementos que nos proporcionaron Tribunales, a los elementos que nos proporcionó la Policía, algunos elementos que nos proporciona la prensa de su tiempo y fundamentalmente algunos testimonios vivos que se encargaban muy bien de señalarnos que en este tema convenía no meterse. Esto es la Chiva Vázquez, como otros personajes de este momento histórico, sin ninguna duda dejan un halo de misterio y parece ser, de acuerdo a nuestro criterio, que habría razones y elementos suficientes para creer que el misterio en torno a estos personajes existe”.

Documental
exitoso

El corto “La muerte de la Chiva Vázquez”, cuyo guión y dirección fue de Stocchero, también muestra el testimonio del comisario retirado de apellido Ponce, que cuenta cómo los uniformados se enteran de la presencia del bandolero en la casa de su pareja y todo el operativo que termina con su muerte. Esos sucesos están recreados en el documental. Juan Montes, quien tuvo a su cargo la dirección actoral, personificó a Vázquez a la vez que el papel de su pareja lo asumió Elvira Destéfanis. Como agentes policiales actuaron Adrián Fernández, Ernesto Morello, Fernando Palacios, Jorge Torriglia y Luis Aráoz. Por su parte Omar Gauna hizo de comisario.
La música, que fue grabada el mismo día en que se casaron el director y Gabriela Manfredi, se registró en Estudio Saxo de Angel Buggia. La cámara estuvo a cargo del ya mencionado Ñato Páez y Ricardo Isuregui como asistente.
Ricardo Carballo recuerda haber estado entre el público el día en que ese filme se estrenó en el auditorio Antonio Sobral. Afirma que fue mucha la gente que adquirió las entradas que “habían sido impresas en Regimaq. Fue una realización que tuvo mucho apoyo. Todo un suceso de la época. Para el estreno, no eran tiempos de TV digital ni cañones de proyección, se colocaron tres televisores en la sala. Sólo uno emitía sonido y la imagen se coordinó para que todos pudieran ver de cerca el documental”. En aquella función Stocchero dio la orden de prender las reproductoras de vídeo y comenzó la música original de Monki, ejecutada por él mismo con los otros integrantes del grupo local “Sudaca”: Osvaldo “Corto” Otoño, Gonzalo Gómez y “Chapa” Chamorro. Luego fueron sucediéndose las imágenes editadas por “Los Angostos”, productora integrada por Veneciano, Izuregui, Manfredi y Stocchero.
Aquel día el capítulo final de la vida de la Chiva comenzó a andar en el mundo del cine. Fue proyectada en Canal 10 de Córdoba, donde desgraciadamente se dañó el máster, también llegó al Primer Festival Latinoamericano de Vídeo en Bolivia, al Instituto Goethe de la capital provincial y otros numerosos lugares.
En todos ellos los espectadores conocieron algo más de aquel hombre que en uno de sus brazos tenía tatuada la frase “Vivo errante y perseguido por la Justicia traidora”.