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Mundstock juega una escena en la obra retrospectiva del afamado grupo argentino |
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Uno se sienta al frente de esta hoja para poder escribir lo mejor sobre estos monstruos del humor como son Les Luthiers. Uno se sienta y se ríe, por eso la nota tarda en salir. Porque se ríe y porque no sabe cómo definirlos originalmente. "Maestros, capos, únicos, genios", se escucharon una y otra vez desde los cuatro costados del Orfeo y al no haberse creado una palabra que supere eso, uno muere en el intento.
El show de Chist! es un repaso por los mejores números de su historia y sus instrumentos que dan cuenta de que musicalmente no tienen flaquezas y humorísticamente menos. Las diferentes épocas se mezclan y tienen buena relación y eso es lo que se le da al público.
La comisión es el hilo conductor de esta actuación donde Marcos Mundstock y Daniel Rabinovich, miembros del Frente Liberal Estatista e integrantes de la comisión de Mantenimiento y Actualización Permanente de la Canción Patria se dirigen varias veces al estudio del maestro Magiacaprini (Carlos Núñez Cortés) para lograr un himno nacional que contenga mensajes proselitistas del partido y algunos cambios luego de varios años.
Manuel Darío, por Rabinovich es el primero de los números donde este autor creador de éxitos cuenta su vida y canta sus Canciones descartables. Carlos López Puccio y Jorge Maronna hacen una protesta ecológica en Sólo necesitamos. En el número anterior Mundstock sube al escenario y con su carpeta roja nombra a Johann Sebastián Mastropiero y los aplausos anticipan lo que viene.
Lo que viene es la obra del mismo autor que lejos de convencerse de su poca aptitud para lo que hace, tiene una lista de obras bastante importante. La bella y graciosa moza marchóse a lavar la ropa suena mientras todo tipo de caras y gestos, de los miembros hacen que la gente se desternille a carcajadas.
La hija de Escipión (fragmento de ópera), Bolero de los celos en un Trío pecaminoso y Educación sexual moderna a cargo de monjes que de modernos tienen poco, salvo el campanófono a martillo que toca Núñez Cortés, le deja consejos para hablar de sexo con los jóvenes de una forma bastante graciosa.
La redención del vampiro con Mundstock como un Drácula con mucha actitud, y Encuentro en el restaurante (episodio gastronómico) son el antecesor al RIP al rap de Los jóvenes de hoy en día. Al volver y asegurar que lo que harán es fuera de programa Rhapsody in balls suena para que todos no puedan creer lo que están viendo. Núñez Cortés de un lado con el piano y Maronna con el Bolarmonio, un instrumento hecho con pelotas de goma de color naranja- sí, esas que se compran en cualquier almacén o super- logran el “guau” generalizado y las palmas rotas de tanto aplaudir y que todos se pongan de pie para alabar a estos grandes del humor.
Como leyeron, Chist! , que por una letra no es chiste y que a la vez es silencio, es el nombre ideal para este show. Para que uno no haga nada más que escuchar y la única ocasión de emitir sonidos sea para reírse. Ese remedio del alma que estos tipos llevan tan bien hace más de cuarenta años. Como vieron, este show tiene partes clásicas de Les Luthiers, y sin embargo siguen generando la misma admiración, cariño, gracia y respeto de siempre. Tal vez sea uno de sus mejores logros. Utilizar el poder de la palabra - no grosera- y la magia de la música para hacernos sentir más que bien.
Como leyeron pasaron Les Luthiers. Yo no encontré una mejor palabra para definirlos, si usted lo puede hacer avíseme. Me voy, estoy riéndome y no puedo continuar haciendo la nota.
Juan José Coronell
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