La angustia se apoderó ayer de Mariela Buffa de Moreno y de sus tres hijos, en el barrio Centro Empleados de Comercio de Villa Nueva.
A media mañana, se hizo presente en su casa el abogado Marcelo Martín Silvano, representante legal del CEC, junto a efectivos policiales: tenían en su poder un escrito firmado por el juez de Primera Instancia y Segunda Nominación Civil, Comercial y de Familia de Villa María, Fernando Flores, ordenando el desalojo.
El magistrado resolvió el 12 de agosto pasado proceder “al lanzamiento del señor Jerónimo Fabián Moreno” (ex esposo de Mariela) del inmueble que está ubicado en calle Hipólito Yrigoyen 1735. Según los allegados a la familia, en la orden había un error, ya que no se correspondía la casa con la manzana y el lote correcto.
A partir de entonces, se vivieron tres horas de tensión y angustia que quedaron expuestas públicamente ya que las radios transmitieron en directo lo que sucedía. Así, quedaron al desnudo viejas diferencias del matrimonio relacionadas con el pago de la cuota de la unidad habitacional. Y, sobre todo, el drama de una mujer.
Ella contó que él no pagó las cuotas correspondientes y que cuando se fue del hogar, hace algunos años, se encontró sin un peso y con la obligación de tener que hacer frente a la deuda.
“Estaba sola y con mis hijos, sin plata, no podía pagar. Ahora tengo 16 mil pesos para entregar a Silvano, que no lo acepta”, declaró. En varias ocasiones, exhibió ese dinero.
“No se pagó prácticamente nada. Se inició entonces un juicio para la resolución del contrato y la sentencia fue favorable al CEC. Ellos presentaron un cuestionamiento ante el juez, manifestando que tenían un plan de pago con el IPV, instituto que informó que pagaron una cuota y no pagaron más”, aseguró Silvano al dialogar con este matutino. “Por lo menos han recibido seis o siete cédulas de notificación, no es un juicio que arrancó hoy”, resaltó.
Consultado sobre el monto de deuda, el abogado advirtió que “esto no pasa por montos, acá se resolvió la resolución del contrato”. “Queda sin efecto el contrato; ergo, la vivienda vuelve a pertenecer al CEC. No hablamos de dos pesos ni de diez mil, no hay dinero de por medio. Se les habló en numerosas oportunidades; ella vino a hablar conmigo hace tres años ya”, declaró.
“Han intervenido ocho abogados en este caso y nadie ha podido parar la orden de lanzamiento, porque es algo firme que se debe cumplir. Si vos comprás algo, tenés que pagarlo. Es así de simple”, manifestó.
Como Mariela reiteró que Eduardo Belloccio, referente del Centro de Empleados, le prometió que nadie la iba a desalojar, Silvano contestó, ante la pregunta de este medio: “Hace quince días que no hablo con él, y él no es el dueño, no es la comisión Directiva. Y el CEC no ha hecho nada malo, simplemente hizo un barrio y pide que la gente pague”.
“Desalojos hay muchos, es el cuarto de esta semana”, remarcó cuando se le preguntó si la Justicia solía tomar estas determinaciones ante casos similares.
“Si el Centro se la quiere vender nuevamente, es otra cosa. Ahora hay una orden. Esperamos mucho tiempo, no es que el Juzgado resolvió de un día para el otro, al contrario, demoró años”, expuso. “La deuda en 2002 era de diez mil pesos. Pagaron 1.850 pesos en diez años. Hoy aparece voluntad de pago, recién hoy”, apuntó. También aclaró que no hay otro proceso judicial abierto en contra de algún vecino de este plan.
Mariela remarcó que cuando quedó sola en su hogar con sus hijos (de 15, 17 y 19 años) comenzó a pensar en pagar la deuda. Quebrándose emocionalmente en varios momentos de la mañana, afirmó tener intenciones de entregar los 16 mil pesos que poseía, disparó hacia Silvano y se quejó porque “hoy, los que hasta ayer me daban tranquilidad, como Mario García (también concejal y dirigente del CEC) y Belloccio, no dan la cara”.
La mujer terminó encadenándose junto a su joven hija (embarazada de 5 meses) e hizo hincapié en que uno de sus herederos tiene problemas visuales y padece diabetes.
Al lugar arribó su empleadora. “Mariela trabaja desde hace tres o cuatro años en mi casa y a la tarde en lo de mi hijo. Ella quedó sola e incluso su ex marido no le pasaba la mantención de sus hijos; ahora sé que lo hace. Ella es muy trabajadora y realmente no podía pagar”, la defendió.
En similar sentido, se pronunció una vecina, quien dialogó con este cronista desde la puerta de su casa. “Es cierto que quedó sola y sin un peso. Pobre mujer”, se solidarizó.
Al filo de las 13, el comisario inspector Pedro Herrera (ver página 10) dialogó con Jerónimo Moreno y le planteó una reunión con el juez para el lunes al mediodía. El aceptó y la Policía se fue. Los presentes aplaudieron. Quedaba en suspenso el desalojo.

El poder político evitó exponerse

Mariela Buffa solicitó públicamente (sin suerte) la presencia de la jueza de Menores Cecilia Fernández. “Quiero que vea cómo viven mis hijos, algo que el juez (Fernando Flores) nunca vio”, reclamó. Por su lado, Griselda Esparza, a cargo de la delegación local de la Secretaría de la Niñez, Adolescencia y Familia, dijo a EL DIARIO que en ese momento le correspondía brindar respuestas al municipio. “La familia no puede quedar ni un minuto en la calle. Ya sea en un hotel o dónde sea, deben ser hospedados por la comuna”, declaró. Reveló además que notificó de la situación al área de Acción Social del Gobierno que encabeza Guillermo Cavagnero. “Después sí actuaré”, adelantó.
Una hora y media después de desatado el conflicto, arribó la secretaria de Gestión, Planificación y Finanzas del municipio, Sandra Bossa. Evitó todo contacto con la prensa, sólo descendió del automóvil unos pocos minutos, buscó a Marcelo Martín Silvano y lo llevó hacia el vehículo para que dialogara con María José Pedernera, asesora letrada de la comuna. Hablaron unos diez minutos y las funcionarias se retiraron.
Recién al mediodía llegó Alicia Gorno, titular de Salud y Acción Social. Dejó su auto en la esquina, a media cuadra de la casa en conflicto. Cuando bajó, preguntó desde lejos a este cronista si la asesora Pedernera estaba allí. Ante la negativa, se fue sin acercarse. No regresó.
La Policía. El comisario inspector Pedro Herrera puso calma a la situación. “Esta es una situación bastante delicada, no es común, hay que ser prudente y evitar el uso de la fuerza pública hasta el último momento y la violencia” , afirmó.


Foto 2: La mujer se conmociona al ver la llegada de su madre. “Vos sos una buena mujer, una gran mujer, luchá”, le dijo su progenitora. Mariela se encadenó con su hija embarazada

Foto 3: Sandra Bossa, la secretaria de Planificación, Gestión y Finanzas villanovense estuvo unos minutos: buscó a Silvano y juntos fueron a conversar con María José Pedernera, la asesora letrada de la Municipalidad, que no se bajó de su automóvil. El Gobierno evitó así exponerse