La noticia del sobreseimiento de los sospechosos de causar la muerte de la señora Blanca Acastello de Mojica, luego de una tentativa de robo, vuelve a poner sobre el tapete el tan basureado tema de la impunidad.
Y entonces cabe preguntarse que, si después de un año de ocurrido el hecho, el fiscal Daniel Del Vo requiere que la jueza de Control de los Tribunales de Villa María, Edith Lezama de Pereyra, dicte el sobreseimiento de los presuntos culpables, únicos imputados hasta el momento, ¿hubo durante este tiempo una segunda línea de investigación por si, como acaba de ocurrir, se dictaba sobreseimiento de los presuntos coautores del hecho o sólo se quedaron tranquilos porque ya tenían a los presuntos culpables?
¿Qué pasó con los elementos secuestrados en los allanamientos efectuados días después del suceso, que supuestamente estarían en directa relación con el hecho investigado? ¿por qué recién después de un año se dicta esta medida? ¿o debemos pensar que sigue la misma desprolijidad, la misma ineficiencia e incapacidad tantas veces demostrada a la hora de la resolución de los casos que fueron a juicio? ¿será que aquí también se cultiva el perejil?
Lamentablemente tendríamos la incorporación de un nuevo caso a la ya nutrida lista de crímenes impunes..
¿Será que el notable aumento de la criminalidad no sólo aquí, sino en todo el país, hace que la acumulación de casos en los distintos Tribunales, obligue a dejar de lado muchos de ellos para que el olvido los cubra y cesen los reclamos?
Nuestra Asociación sigue en pie y manteniendo todos sus exigencias hasta alcanzar nuestro objetivo principal, el de ver resueltos todos los casos que aún permanecen en la impunidad. Deseamos fervientemente que la lista no se amplíe. Para ello es necesario que desaparezca el fantasma de la prescripción; que se modifiquen los requisitos para ser querellante particular; que los responsables encargados de recolectar evidencias, impartir instrucciones e instruir causas, sean convenientemente capacitados para las tareas que deban realizar. Estos requerimientos pueden parecer una utopía, pero son los que nos mantienen en pie


Caso Luisina: Viviana, una mamá dolorida

La pérdida de un hijo es un dolor que no se puede explicar con palabras porque ningún idioma tiene las palabras adecuadas que puedan describir el dolor, el abatimiento, la desolación, la angustia, la melancolía, el vacío del alma, más aún cuando la causa de esa pérdida no ha podido establecerse con certeza.
La intuición de una madre puede ser muy fuerte y difícilmente equivocada (recordemos el caso de Darío Juárez), por eso es que esperamos que el señor Fiscal atienda el pedido de justicia que, desde el primer momento, gritó la mamá de Luisina.
Acompañamos su dolor, entendemos su calvario y apoyamos su causa.

Asociación Civil “Verdad real, Justicia para todos” de Villa María