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Pablo y Mariel, el matrimonio cordobés que adoptó a Juanito. F2: Juanito en la veterinaria, donde recibió cuidados y afecto durante los dos meses de su internación |
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En dos meses, la vida de Juanito, uno de los tantos perros callejeros de la ciudad, cambió rotundamente.
Un primer giro lo tuvo un frío domingo, hace dos meses atrás, cuando un conductor desaprensivo, sin respeto a ningún ser vivo, lo atropelló y huyó.
El segundo giro fue el sábado último, cuando un joven matrimonio de Córdoba, conmovido por la historia de Juanito, decidió adoptarlo y llevarlo a vivir con ellos.
En el medio pasó gente solidaria que permitió que hoy, Juanito esté vivo y con una familia que lo cuide.
El día del accidente ocurrido en bulevar Vélez Sarsfield, en cercanías del Trinitarios, una mujer vio el hecho y decidió hacerse cargo. Lo cargó y lo llevó hasta la Veterinaria Guau, de Mendoza 1950 y allí, la profesional María Franchino asumió la responsabilidad de la atención médica del maltrecho can.
Juanito había quedado fatalmente inválido, porque en el accidente perdió sus patas traseras. Además, perdió el control de esfínteres, entre otras dificultades que le originó el accidente.
María, junto a la Asociación Cucha (entidad sin fines de lucro), empezaron a difundir por la red social Facebook fotos con la historia de Juanito, que a esta altura, ya contaba con una especie de carrito que le permitía pasear remplazando las patas perdidas por ruedas, al menos, unas horas por día.
Los mensajes de solidaridad se multiplicaban y la ayuda concreta, llegaba.
Juanito tenía visitas, gente que le traía elementos para ayudar con la larga internación y hasta una jovencita, que durante el mes que estuvo en condiciones, lo llevó a pasear todas las tardes, como así también el gesto destacable de Luna, una niña de siete años que le llevó a la veterinaria todo lo que le había dejado el Ratón Pérez por uno de sus dientes.
Así llegó Juanito fortaleciéndose en salud y en afectos, hasta que el sábado 24 de setiembre. Justo cuando se cumplieron dos meses del accidente, Pablo y Mariel, la pareja cordobesa que se conmovió con la historia, vino a buscarlo y se lo llevó adoptado a Córdoba, para compartir el hogar con ellos, su perro Leopoldo y la gata “Roma". Todos los que estuvieron cerca de esta historia aprendieron que siempre, son más las personas capaces de amar que los desaprensivos que no dan el valor a la vida.
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