Escribe:
Alicia Kirchner*
El 23 de setiembre acaba de celebrarse el Día Nacional de los Derechos de la Mujer. ¿Qué recordamos, qué revalorizamos? Esa fecha de 1947, cuando Evita anunciaba la promulgación de la Ley 13.010, que consagraba el voto femenino en la Argentina:
“Aquí está, hermanas mías, resumida en la letra apretada de pocos artículos, una larga historia de lucha, tropiezos y esperanzas (…) Mujeres de mi Patria, recibo en este instante, de manos del Gobierno de la Nación, la ley que consagra nuestros derechos cívicos. Y la recibo ante nosotras, con la certeza de que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres argentinas”.
Con estas palabras, Eva Perón, quién hizo del amor por su pueblo una razón de vida, anunciaba, por primera vez, que adquiríamos el derecho a expresarnos en las urnas. La misión que nos debemos hoy, no puede ser menor que la de seguir construyendo colectivamente todos los espacios para generar más oportunidades para las mujeres, tanto en el ámbito social como en el ámbito político. En Argentina, la historia nos regaló protagonistas admirables, como Evita, Alicia Moreau de Justo, las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, Juana Azurduy, y nuestra incansable presidenta Cristina. Una mujer con constancia, coherencia y convicción, que sabe cuándo decir que sí, y también cuando decir que no. Una mujer que genera y convoca a la participación de todas las mujeres, en todos los espacios, y que posee la fortaleza y las condiciones para seguir profundizando este modelo y para darle al país el lugar que merece tener.
La militancia y la responsabilidad política de gestión, son fundamentales para consolidar definitivamente el rumbo de esta gran Argentina. Un camino que Néstor nos llamó a transitar. Es esa fuerza permanente de construcción que él nos dejó la que nos hace colectivos, la que deja de lado el individualismo y la que nos suma a cada uno y a cada una para ser miles, y para seguir levantando las banderas de inclusión e igualdad.
El trabajo y el compromiso que nos definen día a día, no está determinado por las lógicas de un razonamiento matemático o de una receta neoliberal. Nos impulsa, como decía Eva, ese sentimiento de indignación frente a las injusticias. Injusticias que nunca vamos a tomar como naturales y que siempre vamos a luchar por modificar.
Hoy, no nos imaginamos un país en donde no podamos votar, en donde no podamos elegir a quiénes nos representan. Pero esa realidad no era así en tiempos históricos no lejanos. Como no son lejanos los tiempos más oscuros ni las crisis más arrolladoras. Hoy, no nos imaginamos un país sin protección social, sin trabajo, sin garantías constitucionales, sin justicia, sin democracia, sin políticas públicas inclusivas, sin un proyecto de gestión que reivindique derechos.
Y ese también es nuestro desafío, y a eso nos convoca esta nueva historia de esperanzas. A seguir abriendo caminos de igualdad, a seguir colocando todos los días un ladrillo más para elevar la calidad de vida de nuestro pueblo, a acompañar a Cristina en la conducción de este hermoso país, a no prestar atención a quienes intentan denostarnos, y sólo se rinden a la verdad cuando les es imposible inventar más mentiras. En definitiva, a seguir transformando la realidad con hechos y no con promesas. Nunca un paso atrás. Siempre cinco o diez hacia adelante.
*Ministra de Desarrollo Social de la Nación
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