(Segunda parte)
Este que sigue es mi único modelo recomendable (y por eso no muestro ningún otro de los muchos que hay en los libros) para jugar al fútbol de una manera relativamente programada (en el concepto, no en el juego) una vez que estamos seguro de tener los jugadores. A igualdad de calidades, el desequilibrio se producirá a favor del que ponga más jugadores en la jugada. Esta es la base todotiempo, todacancha: todos suben, todos bajan, unos entran y otros salen.
No hay trabajo físico perfecto ni “trabajo físico de la semana” que pueda resolver el problema de quedar superado y atrasado en la jugada, si el que ganó el terreno con la pelota sigue profundizando o desbordando la acción.
Ese mentado “estado físico” es un espejismo de cuando el delantero hace “fulbito”. Al juego veloz, que puede ser de gente lenta, no lo puede parar el estado físico que queda atrás del atacante con velocidad en el pique. Tiene que apelar al foul.
Quiero hacer esta salvedad: siempre para adelante juegan los que no saben jugar y piden que se juegue (desde la tribuna) los que nunca jugaron al fútbol.
La pelota debe retroceder, algunas veces, para poder avanzar profundamente. No es avanzando siempre hacia adelante, que se avanza mejor. Por eso hablo de abuso de aquellas pelotas atrasadas, más que tocadas, retenidas, con las que luego más se habla de “toque”. ¿Qué toque? ¡Retención! Ellas le dan al defensor todas las ventajas para ganar lo perdido. Es cuyo caso el juego se hace inoperante.
Eso se da hoy con muchísima frecuencia, con el abuso de los pases hacia atrás (no con el uso), o hacia los costados, que son los que permiten que los defensores ya eliminados tengan tiempo y lugar para rehacerse y reaparecer por adelante en jugadas donde habían quedado atrás.
Estos factores provocan, en algunos casos, la subida de las líneas de atrás con afán ofensivo, lográndose a veces un dominio de campo, que no es de juego, con el peligro de que los adelantados debiliten la parte defensiva ante escapadas adversarias.
Y tenemos, por último, el equipo que con defensores que se agrupan y acoplan perfectamente, juegan de contragolpe con delanteros veloces que bajan hasta la mitad de la cancha.
Estos cuatro ejemplos pueden ser algunos de los factores de los esquemas fijos con los que se ha cometido el error de suponer que el fútbol se divide por épocas antiguas y modernas, ofensivas y defensivas. No es así.
Otras notas de la seccion Deportes
El peor Agosto de su vida
Argentino, campeón
Jockey no pudo con Athletic
Otra victoria del "Sanmar"
Villa María, subcampeón
|