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2 de Noviembre de 2008
ENTREVISTA CON
Dyber Bocco 15 años “proyectando lo nuestro"
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* 3.241 programas ininterrumpidos.
* 73 años de edad.
* 47 años como periodista deportivo.
* 35 años y medio de trabajo en AM 930, Radio Villa María.
* 15 años poniéndole el pecho a un programa de tangos que permanece inamovible en el dial del receptor.
En 2006 obtuvo el premio 5900 como mejor programa de tangos.
En 2007 fue distinguido por su trayectoria en radio en dichos premios.
Este año continúa ternado como mejor programa de tangos.

Resulta ineludible esquivar estos datos cuando delante nuestro tenemos a una leyenda.
Dyber Bocco, un idóneo (como se define), inició su carrera en el periodismo escrito en 1961 publicando notas deportivas en El Tiempo, para luego migrar y enamorarse del periodismo radial hasta el día de hoy. Y me sorprende ver con qué energías, con qué garra y pasión lo sigue haciendo.
Es enérgico, firme en sus conceptos, respetuoso y alentador (no cesó de incitar a su entrevistador a que continúe trabajando para el periodismo).
El “no aflojés” lo escuché desde que me comuniqué telefónicamente la primera vez, hasta el momento en que concluimos el encuentro pisando la medianoche del miércoles.
Una persona con una vasta experiencia que la destila ante mí sin egoísmos, dándome consejos y contándome experiencias que pueden oficiar a manera de lección.
En el día de ayer su espacio de tangos “Proyectando lo nuestro”, cumplió 15 años bajo su conducción. Nos encontramos en las oficinas de su trabajo, luego de su programa, para charlar sobre “ese berretín” que lleva en lo más hondo de su ser.

—¿Cuál es el objetivo principal de su programa?
—Lo que yo trato de hacer es difundir tangos, quiero que el tango se escuche; lo hice por una necesidad personal, porque siendo oyente no me sentía satisfecho con lo que se hacía con el tango en Villa María. Mi programa se llama “Proyectando lo nuestro” y tiene tantos años como tiene la radio. Hace 35 años y medio que sale al aire, de lunes a viernes de 21 a 22. Ocurre que se cumplen 15 años desde que yo me hice cargo. Conseguí que el director de la radio me diera a mí la conducción de ese programa de tangos, porque veía que se había caído, a mí ya no me daba ganas de escucharlo, porque lo hacía el locutor de turno, que no conoce del tema o algún chico que está enrolado en el rock o en la música moderna o en el bossa nova o en el cuarteto.

—¿Quiénes escuchan tangos en Villa María?
—En Villa María hoy en día es muy difícil escuchar tangos. Con todas las FM que hay, no hay programas de tangos. Está el caso de los Premios 5900 que hace tres años que nomina a un programa de la Radio Líder y el mío. Si 5900 no encuentra otro, es porque no hay; hay micros. Sé que Munch pone dos o tres tangos a la mañana y en mi radio también. Soy un eterno agradecido de Roberto Kfuri, por darme esta hora de programa. Estoy ternado con “Mingo” Devecchi, que tiene un programa los mismos días y horarios que el mío, pero no puedo saber de qué trata. ¿Qué necesidad tenemos de competir los tangueros?
Hasta hace muy poco el tanguero de Villa María empezaba a las 7 de la tarde escuchando a Fredy Dilena en Radio Río Cuarto, de 8 a 9 a Daniel Díaz en Cadena 3, de 9 a 10 me escuchaba a mí y de 10 a 12 lo escuchaban a Rogelio Insaurralde por Radio Nacional Córdoba. Si había un trasnochado se prendía con La Fonola en Radio Nacional Buenos Aires, con AM 990 Splendid o con Radio Del Plata; porque allá en Buenos Aires se escucha tango pero a la madrugada. En el horario central es muy difícil escuchar tangos.

—Ya que hablamos de premios, ¿considera que las distinciones son necesarias?
—Es un aliciente, a nadie le gusta perder. Hay radios que no escuché nunca, está el dial saturado, aunque sólo hay cuatro o cinco que tiene un staff armado; es muy difícil hacer radio, pero para mi es fácil, porque no vivo de la radio. Hay que hacer lo de uno a conciencia y por sobre todas las cosas con respeto, tratar de mostrarle a la gente de que uno es creíble, de que uno es sano y serio.
En este momento yo conduzco un programa de tangos en la cual estoy completamente solo, yo fabrico la jugada, yo pateo el córner y yo lo cabeceo; entonces mientras me sienta bien, no me importan los años, voy a estar en la radio haciendo este programa. Sólo cuando me empiecen a llamar la atención, entonces solito voy a tener que irme.

—¿Nota que en la actualidad hay jóvenes que se están acercando al tango?
—Hoy el tango no tiene difusión, tengo mucha audiencia cautiva pero es toda gente grande. La UNVM está haciendo mucho para eso, hay chicos que están estudiando un instrumento, canto. Lo que hace la Universidad con la orquesta de Bacci, con la orquesta de cuerdas, lo que está haciendo (el Lic. Pascual) Crichigno y (la Mgter. Silvia) Aballay, entre otros, todo eso es muy importante.

—¿El programa que usted realiza lo hace simplemente por una pasión?
—Lo hago por pasión, yo vivo por la radio y como con mi empresa (Scaglia SA). Toda la vida quise hacer radio y periodismo. Yo hacía periodismo escrito, pero nunca hice lobby, me vinieron a buscar y a partir del primer día de la radio (AM 930) empecé haciendo los comentarios en “Relieve deportivo”.
Hará unos siete u ocho años en que se me planteó en mi vida la necesidad de dejar el periodismo deportivo y el fútbol, antes de que el periodismo deportivo y el fútbol me dejaran a mí. Me supe retirar a tiempo, lo pensé mucho, me costó mucho, me decidí, porque empezaba a tener mis años, hipoacúsico, la vista ya no era la misma, y no podía ir a una cancha y decir si es penal o no es penal. Viajé muchísimo por la provincia y provincias vecinas los domingos tras de Alumni, vos conocés Alumni, yo lo vengo siguiendo desde que empezó toda esta vorágine, hasta que creí que debía irme.
Pero quería seguir haciendo radio, entonces hablé con el director de la radio y le dije que quería hacer el programa de tangos, y me dijo que no, que estaba loco. “Vos tenés que seguir con el fútbol, con el deporte, porque vos de tango no sabés…”. Me costó unos meses convencerlo, hasta que sentí que estaba más o menos en condiciones, y como yo era un hombre de la radio y tenía una amistad con el director de cuando éramos jóvenes, el 1 de noviembre de 1993 me largué. Antes de los siete días el director me llamó y me preguntó quién me había autorizado a empezar con el programa de tangos, y yo le dije “vos”. “Yo no te autoricé nada”, me contestó. “¿No? Hace seis meses que lo venimos hablando, dejame llegar a fin de mes y como vine me voy, sin hacer ruido”; “No, seguí”, me respondió. Y hace 15 años que estoy acá.

—¿Cuál es la fórmula de la constancia?
—A mí el tango me da vida, cada día me es más fácil y cada día me cuesta más hacer el programa. Generalmente el programa está hecho sobre la marcha, tengo alguna agenda, pero se va modificando ya que hay cosas que uno desconoce como cuánta tanda publicitaria va a haber, etcétera. En una época hablaba más, ahora pongo más música, en un principio hacía comentarios toda la semana de una orquesta y me explayaba durante toda la semana sobre esa orquesta; ahora quizás esté toda la semana hablando sobre alguien importante, ésta es la semana de Carlos Gardel (por la semana pasada), pero esta noche salieron dos temas, y mañana dos más y pasado… trato de hacer un poquito de historia, cuál era el Gardel del ’27, del ’33 o el ’35, de cuando era el sistema acústico y el eléctrico. Lo de Gardel se difunde casi siempre lo de Le Pera, porque era lo mejor grabado; pero trato de poner de todas las épocas.

—Acaba de mencionar a Gardel, ¿cuál es el itinerario que usted puede recomendar recorrer, para que la gente que no escucha tango se acerque al género?
—Es muy difícil si uno no lo ha vivido, por aquello que te dije de que nací con el tango, me hice hombre con el tango, baile con el tango, me enamoré con el tango, me casé con el tango, hice familia con el tango. Hoy un chico no lo hace con el tango, entonces creo que el estudio que le están dando en la UNVM o en los medios donde él está estudiando más lo yo le pueda dar del tango es importante, que vayan escuchando y que vayan sacando conclusiones de lo que les puedo ir mostrando. Yo que soy viejo, me caso con (Francisco) Canaro, (Francisco) Lomuto, (Aníbal) Troilo, (Osvaldo) Pugliese, (Francisco) Rotundo, Franchini Pontier; me caso con todos. Al chico le cuesta eso. La generación posterior, de gente que tiene 40 ó 50 años habla de Julio Sosa, porque tiene el mérito de haber sido el que más luchó para mantener el tango en el momento de la nueva ola, cuando Norteamérica nos empezó a meter otra música: aparecieron Palito Ortega, Raúl Lavié, Leo Dan, Johnny Tedesco, todos esos chicos que cantaban una música pegadiza y popular. Lamentablemente Sosa murió, por eso la gente lo recuerda con cariño.
Te repito, lo que puedo decirte es que lo que está haciendo la UNVM es muy importante, porque hay chicos jóvenes que están aprendiendo, tienen que aferrarse a los viejos, porque hay cosas que les enseña la partitura, que les enseña el método, pero les cuesta meterse en el compás del tango. Eso es lo que hace (Alberto) Bacci, (Oscar) Bravín… Es muy difícil, nadie tiene la verdad; están aquellos que dicen que el tango todavía habla del farolito, del buzón, del cuchillo y de la mujer toda rea; eso era de antes, sucede que los poetas actuales que hacen el tango, no tienen la difusión necesaria como para que ello se pueda implantar. Yo los paso a todos, paso lo viejo y paso lo nuevo, quisiera tener más tiempo, no me lo da la radio y el día que me lo dé, no sé si me lo podré dar yo, porque si tengo que estar cuatro horas en la radio no sé si voy a poder. Hay que ser medido en estas cosas.

—¿Por qué ha decaído el tango?
—El tango no ha decaído, sucede que los cultores del tango han desaparecido; los que vinieron luego no pudieron imponer lo que otros hicieron por una cuestión de difusión y sobre todo en lo económico. Vos sabés como es nuestro país en lo económico, lo estamos viviendo día a día o por ciclos que se repiten cada cinco ó siete años donde van apareciendo las mismas debacles. Entonces el consumismo de los Estados Unidos nos manda toda la música que ellos ya no usan, con un aparato grandísimo y así está la cosa.
Otro problema que hay es que antes, las grandes orquestas, y te hablo de Miguel Caló, que vos lo escuchaste esta noche (por el miércoles), Osvaldo Pugliese, Aníbal Troilo, Franchini Pontier, Francisco Canaro… tenían cinco bandoneones, dos violas, un violoncello, un contrabajo, un piano, dos cantores… y hoy en día no podés pagarlos. Hoy en día son todos tríos o cuartetos. Volvemos al problema de lo económico. Antes eran un montón de orquestas y convivían todas.
En Buenos Aires se puede escuchar tangos, pero es muy difícil que lo puedas escuchar vos y que lo pueda escuchar yo; porque el tango que está allá es para el turismo extranjero, tenés que tener mucha plata.

—¿Qué opina de las fusiones que actualmente se realizan en el tango? Digo esto y pienso en grupos como Bajofondo Tango Club.
—El tango electrónico no me gusta. Ellos son gente moderna, dicen que hay que cambiar y evolucionar, y quizás sea así, sucede que yo tengo muchos años con el tango y es muy difícil que me cambien. No sé si tendrá futuro, pero en mi caso no compro ni difundo tango electrónico. Nosotros nacimos con el tango del “cha-cha”, “cha-cha” (y me lo repite de una manera acompasada y acompañada con un movimiento de manos como si estuviese bailando).
No soy crítico, soy difusor del tango, basado en la historia del tango con conocimiento de causa y hablando de lo que sé. Pero si vos me preguntás quiénes son los mejores, no te lo voy a decir porque el día que discrimine, me quedo con la mitad que no van a salir en mi programa. Vos como oyente vas a decir si te gusta o no.
Cuando empecé a conducir el programa hace 15 años, no tenía absolutamente nada de música de la ciudad y hoy, todas las noches, paso dos intérpretes de Villa María. He conseguido, sin ganarme laureles, que gente de la ciudad grabe para poder ser difundido en el programa. Somos pocos los que nos animamos a seguir hablando del tango, pero mientras esté vivo voy a seguir con el tango. Soy un defensor de la música que quiero.
Vivo por el tango y vivo por la música. Si mañana me cambian el horario a lo mejor tenga que dejarlo, porque el horario actual que tengo es el momento justo para hacerlo. Termino de trabajar y me voy a la radio... Ahora no me importa a la hora que llego a casa, eso se lo debo a mi familia también. Ahora le estoy devolviendo los domingos a mi señora que antes no le podía dar por estar con el fútbol. Me enamoré de esto. Hace 15 años que estoy conduciendo el programa y espero que Dios me dé vida para poder seguir haciéndolo.

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