Claudia Analía Rodríguez había conoció a Cristian Moschitari en 1994, cuando promediaba sus estudios de Tecnicatura en Construcciones en el ex Instituto Provincial de Educación Técnica Nº 2, hoy Instituto Provincial de Enseñanza Media Nº 49 “Domingo Faustino Sarmiento”.
Sin embargo, el ámbito en el que se relacionaron no fue el educativo, sino un boliche bailable que ya no existe y que funcionaba en calle Buenos Aires al 1200, donde actualmente hay una mueblería.
Fue en la confitería “Flop” donde la pareja comenzó a transitar el camino del amor, que 17 años después terminó trágicamente frente a la escuela a la que asisten los hijos de ambos, de 11 y 5 años.
Los datos de referencia se desprenden de una entrevista realizada a Claudia en 2009, en el marco de una investigación denominada “La experiencia escolar de las mujeres en la escuela técnica”.
Aquel paso de Rodríguez por las aulas de la histórica Escuela del Trabajo fue el disparador para conocer cómo había sido su experiencia educativa, siendo que se trata de un establecimiento escolar al que asisten mayoritariamente varones.
La joven mujer, brutalmente asesinada a mazazos por quien fuera su pareja, respondió entonces un extenso cuestionario en el que abordó aspectos relacionados con la carrera que había cursado, pero también sus relaciones familiares y otros detalles que trazan un perfil de quién era y cómo pensaba la víctima de uno de los crímenes más alevosos y conmovedores que recuerde la sociedad villamariense.
A continuación se transcriben algunas de las preguntas y respuestas incluidas en aquella entrevista:
- ¿Por qué elegiste ingresar a la escuela técnica?
- “Fue una cosa de vocación que yo tenía de estudiar Arquitectura y por cuestiones económicas y familiares se me hacia imposible irme a Córdoba. Entonces lo más cercano que encontré fue esto y la verdad que me gustó mucho la orientación y todo lo que tenía. Por eso elegí esta carrera, porque siempre me gustó la arquitectura, siempre sentí vocación. Cuando era chica entraba a una casa y me encantaba ver el diseño, los ambientes, ver dónde estaba la cocina… Mi abuela me decía que estudiara maestra jardinera, pero yo no podía hacer una cosa así (risas) no era para mí, así que de pequeña ya tenía incorporado esto.”

s Su familia

- “Mi papá se llama Emilio Rodríguez, es empleado municipal; está en la parte del Corralón. También se dedica a hacer instalaciones de agua, cloacas y gas. Conoció a mi mamá porque eran vecinos de los campos donde trabajaban las familias. Se conocieron en los bailes de los pueblos. Cuando se casaron, ella tenía 18 años y él 21. Mi mamá se llamaba Nancy Laborde. Falleció. Ella era ama de casa y yo soy única hija.”
- ¿A qué escuela fuiste en tu infancia y adolescencia?
- “La primaria, a la escuela República de Bolivia, y el secundario al Pío Ceballos, los dos en Villa Nueva.”

Su pareja

- ¿Estás casada o en pareja?
- “Estoy en pareja.”
- ¿Dónde se conocieron?
- “En un boliche, acá en Villa María, hace 15 años… en Flop.”
- ¿Qué estudios tiene él?
- “Secundario completo.”
- ¿A qué se dedica?
- “Instalador de alarmas, instalador electricista.”
- ¿Siempre viviste en Villa María?
- “Hasta los cinco años vivía en el campo, por La Laguna, porque mi papá era tambero. Después él empezó a estudiar y entró en la Municipalidad. A los 6 años nos vinimos a Villa Nueva y yo a los 21 años me vine a Villa María.”
- ¿En qué barrio viviste?
- “En el San Justo y ahora en Los Olmos.”
- ¿Qué te dijo tu familia cuando les contaste que querías ingresar a la Escuela del Trabajo?
- “De parte de mi mamá siempre tuve apoyo pero mi abuela me decía que no, que mi mamá estaba enferma en ese momento… que cómo me iba a ir y la iba a dejar. Pero bueno, yo tenía algo fijo que era estudiar y mi abuela me dijo que no, que no estudiara eso, que estudiara maestra jardinera, y yo decía ‘no, no quiero hacer eso’. Ella quería prepararme para que yo fuera una buena ama de casa, pero yo tenía otra perspectiva de vida. El resto bien, porque mi papá no me podía solventar el estudio de Arquitectura en Córdoba, así que no me dijo nada. Y mi mamá, bueno… ella sabía que esa era mi vocación.”

La experiencia

- ¿Cómo viviste la experiencia como estudiante en la escuela técnica?
- “Bien, me gustó mucho, no me arrepentí en ningún momento. A mí me gusta mucho lo que hago y lo volvería a elegir.”
- ¿Sentiste alguna vez algún tipo de diferencia en el trato de los profesores por ser mujer?
- “Sí, pero nosotras también éramos responsables y les cumplíamos a ellos, terminábamos las cosas al día, en orden. Entonces si algún día le decíamos ‘mire, no hice tal trabajo porque no estaba bien’, ellos nos decían ‘no te hagás problema, lo traés mañana’. Ellos tenían en cuenta la participación de cada uno y como estaba esa confianza de hablar, nos entendían mucho. Con algunos compañeros no eran tan flexibles porque ya los conocían y sabían que eran terribles, por eso digo.”
- ¿Los profesores eran “piolas” y te ayudaban en lo que necesitabas?
- “Sí, todos.”
- ¿Cómo era la relación con tus compañeros varones?
- “Buena, nunca tuve problemas. Nos decíamos cosas pero nada más allá que haya pasado en una escuela mixta.”

La femineidad

- En lo respecta a la femineidad… ¿cómo eras o como sos? ¿Cómo llevabas el cabello, te maquillabas, qué ropa usabas? ¿Eras de tener actitudes suaves o más bien brutas con tus compañeros?
- “Yo iba con camisa suelta, jeans ajustados, tacos, pintada, al pelo lo usaba suelto o recogido, depende. Siempre fui bien femenina. Había mujeres que adoptaron algunas actitudes de hombres pero porque ellas ya eran así de naturales, pero nunca mis compañeras ni yo tuvimos que cambiar, siempre nos respetaron mucho.”
- ¿Cómo se dirigían a vos y cómo te dirigías vos hacia ellos?
- “Hacíamos bromas pero siempre bien, con respeto, nada que no pueda pasar en una escuela mixta. Para mí fue mucho mejor la experiencia en la escuela secundaria de Villa Nueva, era otro tipo de relación. Por ejemplo, en la Escuela del Trabajo no nos fuimos de viaje de estudio. Nosotras, con algunas de mis compañeras, llegamos a hacernos muy amigas, viajábamos, etcétera.”