Edicion: 2015-07-01
Hoy en Tapa de Papel | Ediciones Anteriores
NOTICIAS SUPLEMENTOS SERVICIOS CONTACTO QUIENES SOMOS
Portada  »  El Diario Cultura  »  Un villamariense en la fundación de la ONU
9 de Octubre de 2011
Transitando los caminos de la historia - Nota 269
Un villamariense en la fundación de la ONU
Compartir Compartir Imprimir

Escribe:



Jesús Chirino







Durante el mes de abril del año 1945 representantes de 50 países se reunieron en la ciudad de San Francisco, Estado de California en EE.UU., con el fin de desarrollar la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional. Allí se redactó el documento fundacional de la Organización de las Naciones Unidas. La representación argentina fue presidida por Miguel Angel Cárcano, hombre que, tal cual publicamos el domingo próximo pasado, se reconocía villamariense.

Sentarse en
San Francisco

El mismo Cárcano contó cómo vivió aquella importante experiencia en un artículo publicado en la Revista de la Universidad Nacional de Córdoba.
El escrito, titulado “El ingreso de Argentina a las Naciones Unidas”, de julio de 1945, está fechado en la ciudad de Nueva York.
Recordemos que la participación de Argentina en la Conferencia de San Francisco fue resistida, como también el hecho de que nuestro país, que venía con una posición neutral en la Segunda Guerra Mundial, tuviera la posibilidad de figurar como país fundador de la Organización de las Naciones Unidas.
Estados Unidos ejerció importantes presiones al Gobierno argentino de la denominada “Revolución del 43”, que accedió al poder mediante el golpe de Estado del 4 de junio de ese año. Gobierno, entonces presidido por Edelmiro Farrell, que para entonces no era reconocido por la gran potencia del norte.
Aunque no era ese país el único que no quería que Argentina participara de la fundación de la ONU, cuya creación se inició en un acuerdo de las grandes naciones que estaban ganando la guerra. Fue decisivo el acuerdo celebrado por Roosevelt, Churchil y Stalin en la Conferencia de Yalta.

La declaración de guerra a las naciones del Eje era una de las condiciones que puso Estados Unidos para reconocer el Gobierno argentino y levantar las sanciones impuestas a nuestro país, del que se desconfiaba a partir de su posición neutral y por las características del Gobierno del momento. Para ese tiempo el Eje estaba prácticamente vencido y a las razones políticas que esgrimía EE.UU. se sumaban otras de estricto carácter económico. Luego de ciertas negociaciones y de la influencia del coronel Perón en el Gabinete nacional, el 27 de marzo de 1947 Argentina declaró la guerra a Japón y a Alemania por ser aliada de aquél, para entonces hacía un año que de manera formal se habían cortado las relaciones con las naciones del Eje.
También se tomaron otras medidas “anti-Eje” como el cierre de diarios nacionalistas que abiertamente eran partidarios de las políticas que estaban siendo derrotadas en el mundo. A partir de arduas gestiones diplomáticas Argentina logró ser invitada a la Conferencia de San Francisco.

Traslado del embajador

Como dijimos, Cárcano, que estaba en Londres cumpliendo con su deber de embajador, presidió la delegación de nuestro país. En su referido artículo de manera textual dice: “No vacilé un instante en aceptar la presidencia de la Delegación a las Naciones Unidas que me ofreció el presidente de la República”. También señala que supo transmitirle al Gobierno argentino que “si el país se hubiera presentado en San Francisco sin detenidos políticos ni censura periodística, resuelto a convocar elecciones generales, hubiéramos deshecho la propaganda maliciosa de nuestros adversarios y restablecido nuestro prestigio internacional”. Aunque, sostiene, el embajador Ibarra García le señaló que las autoridades nacionales aceptaron esas condiciones, con el tiempo se dio cuenta de que no se cumplieron.
Debe señalarse que la entrega del Gobierno a la Corte había sido uno de los pedidos realizados por EE.UU. pero Juan Perón y los sectores que le eran leales consideraron que ese tema y el llamado a elecciones era una cuestión interna del país.
En relación a la “propaganda maliciosa” que refiere Cárcano, puede recordarse que en San Francisco, los representantes de Rusia exigieron que Polonia ingresara a las Naciones Unidas, en lugar de ese “Estado fascista” tal cual definió a nuestro país.
Habiendo aceptado presidir la delegación argentina, Cárcano participó en Londres de los festejos del Día de la Victoria el 8 de mayo de 1945 (final de la Segunda Guerra Mundial en Europa) y al día siguiente inició el viaje que lo llevaría a EE.UU., arribando el 10 de mayo a San Francisco. Ese mismo día llegó al lugar la otra parte de la delegación argentina que había partido desde Buenos Aires.

Resulta de interés repasar algunos conceptos expuestos por Miguel Angel Cárcano en la reunión del Comité de Iniciativa. Con un conocimiento profundo de las dificultades que enfrentó Argentina para poder estar en aquella reunión, en los primeros tramos de su alocución dijo: “Circunstancias especiales no nos han permitido presentar por escrito nuestras observaciones a los acuerdos de Dumbarton Ooks, base y tema principal de esta conferencia. Nos hemos incorporado a las distintas comisiones y comités cuando los trabajos estaban ya muy adelantados”.
Los acuerdos de Dumbarton Ooks también son conocidos como “Conversaciones de Washington de la Organización de Paz Internacional y Seguridad” que tuvo lugar en agosto de 1944 con la participación de Estados Unidos, China, Reino Unido y Unión Soviética. Allí se decidió quiénes participarían de la fundación de Naciones Unidas (no se incluyó Argentina) y también la formación del Consejo de Seguridad de la ONU y el derecho a veto de los miembros permanentes del mismo.

Continuando con el discurso de Cárcano encontramos que también señaló: “hemos firmado el Acta de Chapultepec porque creíamos que los principios que contiene concuerdan con nuestra tradición política internacional…”. Allí se refiere al acta final de la Conferencia Interamericana sobre Problemas de la Guerra y de la Paz, realizada entre febrero y marzo del ´45, gracias al empeño de Estados Unidos que logró dejar a Argentina fuera de la misma pues no había participado del esfuerzo bélico. El 4 de abril Argentina pudo firmar la adhesión al Acta de Chapultepec, lo que en la práctica llevó al reconocimiento del Gobierno argentino por parte de las poderosas naciones vencedoras de la guerra. Cuestión que allanó el camino para ir a San Francisco, aunque en la propia conferencia se intentó que Argentina no figurara entre los países fundadores de la nueva organización.

Poco
democrática

Es interesante leer que en aquella oportunidad Cárcano, hijo de la tradicional y conservadora familia cordobesa, ante diplomáticos y gobernantes del mundo, señaló que allí no se fundaría “…un orden internacional ideal que a todos satisfaga plenamente…”, manifestando que existía un “grupo de grandes naciones vencedoras” y “un grupo de naciones menos fuertes” para luego señalar que “a las grandes naciones les otorgamos nuestra confianza en la difícil misión que les corresponde. Ellas, a su vez, consienten en establecer normas que limiten su fuerza preponderante…”. Amén de dejar en claro estas jerarquías, Cárcano también señaló que “no daríamos comienzo a nuestra tarea en esta conferencia si, juntamente con la seguridad internacional, no procuramos crear al mismo tiempo los organismos necesarios para mejorar la distribución de la riqueza entre los individuos y países, asegurando un mínimo de bienestar para aquéllos y lógico desenvolvimiento para éstos”.
En relación a la jerarquización de las naciones que se manifiesta en la organización del nuevo organismo, podemos citar a Cárcano cuando escribe acerca de la posibilidad de vetar las resoluciones de la Asamblea de la Naciones Unidas que se reservaron las naciones más fuertes.
Dice que a partir de su trabajo diplomático estaba convencido de “que no habría Carta sin veto. Esa era la marca de los vencedores y de los más fuertes. Toda la dialéctica para armonizar este invento con los principios democráticos y la igualdad de los derechos de las naciones, cae por el suelo al primer análisis”.

Luego de intensa actividad diplomática, el 26 de junio de 1945 los 50 países que participaron de la Conferencia de San Francisco firmaron la Carta de las Naciones Unidas, organismo que comenzó su existencia oficial el 24 de octubre de ese año, cuando el documento fue ratificado por la mayoría de los países, fecha en que, todos los años, se celebra el Día de las Naciones Unidas. Polonia fue la única nación fundadora que no estuvo representada, firmando luego la Carta para convertirse así en el Estado fundador número 51.

Desde hace años la ONU recibe fuertes críticas por su participación en diferentes regiones del mundo. Algunos organismos especializados de la ONU, como es el caso del Fondo Monetario Internacional, son blanco de cuestionamientos que los señalan como simples agentes de los países más poderosos.
En medio de esas discusiones resulta por demás revelador releer lo que el diplomático Miguel Angel Cárcano escribió en 1945, cuando recién se fundaba la Organización de las Naciones Unidas. En el artículo publicado por la UNC dice: “La Carta de San Francisco es lo mejor que ha podido lograrse en las circunstancias en que la Asamblea se ha celebrado.
La eficacia de la Carta está supeditada al ejercicio del veto, el vicio redhibitorio de este atrayente artículo que pondremos en venta en la tienda internacional. Pero sin el veto y el Consejo de Seguridad, no tendríamos Carta y sin la Carta la opinión pública pierde sus ilusiones y confianza en terminar con el flagelo de la guerra. Es una época que necesita crear esperanzas y todos aceptamos votar la Carta como una promesa de paz, aunque las Naciones Unidas nunca podrán obligar a cumplir el Estatuto a las naciones más fuertes…”.
Luego de reconocer lo que significa la posibilidad de veto que tienen las naciones más poderosas, señala que “Las Naciones Unidas no podrán resolver los conflictos internacionales sin la unanimidad de los cuatro grandes y la unanimidad será siempre difícil de lograr porque sus intereses necesariamente serán contradictorios.
Volveremos entonces a emplear, para estos casos, los viejos métodos curativos que deseábamos remplazar pero que siempre dieron resultado: el tiempo o la guerra”.
A más de 66 años de aquella fecha y luego varias guerras que han dejado saldos lamentables y otras matanzas que aún están sucediendo, adquieren otra dimensión las palabras de aquel villamariense que firmó, en representación de Argentina, la Carta de las Naciones Unidas.
Por último debemos decir que a este hombre le correspondió realizar, en la misma Conferencia de San Francisco, el primer planteo argentino ante esa organización internacional por nuestras Malvinas.

Otras notas de la seccion El Diario Cultura
  • La literatura cordobesa está de luto
  • Viaje al país de la percepción
  • Casa de tolerancia, "pupilas" y etiquetamiento
  • Un siglo de cultura en la misma esquina
  • Surgimiento del municipio local


  • Humor
    Noticias » Locales » Regionales » Policiales y Judiciales » Deportes » Culturales » Especiales » Opiniones
    Suplementos » Tiempo de Salud » Arquitectura » Horas Libres » Rural » Cultura » Viajes »
    Archivo formato anterior » 2001 » 2002 » 2003 » 2004 » 2005 » 2006 » 2007 » 2008
    Servicios » Fúnebres » Clima »
    REPORTÁ UNA NOTICIA

    Si tenés una noticia comunicate
    E-mail: lector.escribe@eldiariocba.com.ar
    Teléfono: 0353-4523976 (Redacción)
    PUBLICIDAD

    E-mail: publicidad@eldiariocba.com.ar
    Teléfono: 0353-4523976 (Publicidad)
    Celular: 0353-154199702
    NUESTROS DATOS

    El Diario del Centro del País es editado por la Cooperativa Comunicar en Periodistas Argentinos 466/474, ciudad de Villa María, República Argentina
    Teléfonos: 0353-4523976 y 0353-4613126
    E-mail: eldiario@eldiariocba.com.ar

    Copyright 2008-2024 Cooperativa Comunicar.   WfxGroup - Administracion de publicidad para sitios de alto trafico - Villa Maria - Cordoba WfxGroup - Diseño y programacion Web - Villa Maria - Cordoba