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Oxandaburu, “Oso” para los amigos de Oliva y la multitud que lo reconoce como músico, entrega un libro a la comunidad |
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Mañana cumplirá 65 años y dará un regalo a sus amigos, a sus allegados, a su Oliva y a la región que lo reconoce. Dejará en las manos tendidas de ellos un legado: un libro.
Oscar “Oso” Oxandaburu celebrará su cumpleaños con la presentación de “Soy lo que quise ser y no lo que me impusieron que fuese”.
Es una autobiografía, pero que rescata alrededor de 200 anécdotas y a un sinnúmero de personajes locales y de trascendencia internacional. Así, aparecen artistas de renombre como Lito Nebbia y Los Gatos, Horacio Guaraní o la banda que lo acompaña por estos días: La 520, en alusión a la Villa más grande que existía en la Colonia Vidal Abal con ese número y donde se alojaban los pacientes más peligrosos. La agrupación actual está compuesta por Luis Balsanía y Oscar Boccardo en las trompetas, la batería de Carlos Duartes, el teclado de Johnatan Juszcyk (no vidente de 22 años “que tiene muy buen gusto y calidad”, abonó Oscar.
Las páginas de este hijo literario de Oxandaburu guardan también “oportunidades que dejé pasar, quizás desperdiciadas... A lo mejor hubiese hecho plata, pero no tendría lo que tengo hoy, que creo que tiene más valor: una familia bien constituida, hijos profesionales y hasta padre de 95 años que todavía me pelea y está más vivo que yo”. Pero remarca mucho a su pareja, Celia Marta Salusso, que le soportó las largas noches. “Le ‘bancó’ ese tipo de vida”, aportó Marta Rodríguez, una amiga que lo acompaña en difundir su creación literaria.
s Bandeja en mano
Oscar es un trabajador gastronómico. “Toda mi vida trabajé de mozo. Tengo de siempre, creo, ese carisma con la gente”, dijo quien todavía atiende las mesas en la confitería “más grande y tradicional de Oliva”, como Luu Flap.
Precisamente, luego de la presentación formal en el auditorio municipal, desde las 20.30, “la que puede durar una hora, nos vamos a esta confitería para disfrutar con músicos y amigos de lo que sabemos hacer”.
Y es en “la noche” donde el “Oso” se sintió y se siente cómodo, porque comenzó a despuntar el vicio por la música a los 9 años, con un bandoneón que siempre debía pedir prestado. Hasta que un tío le cedió una guitarra, también como préstamo, pero del tío.
A partir de allí surgió un nuevo amor de cuerdas y diapasón que lo llevaron a recorrer un camino del que no se arrepiente, porque fue vivido.
“El orden de los factores no altera el resultado”, advierte Oscar y adelantó que el libro “es mitad Borges (Jorge Luis) y mitad Mafalda (de Quino). Yo mismo me río cuando lo vuelvo a leer”.
“Hace un año empecé a escribirlo, cada día en el bar de la GNC (un lugar clásico de Oliva) motivado por un muchacho de Oncativo que me sugirió plasmar en papel tantas historias”, dijo, aunque admitió que apenas se trata de la tercera parte. Por tanto, mañana en una de esas tantas y largas noches de viernes que motiva e inspira al “Oso”, seguro algún amigo lo comprometerá por los capítulos que faltan.
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