Quizás no existirían tantas especulaciones si el Ejecutivo y el Legislativo hubieran escuchado la palabra de la gente previo a sellar y autorizar (respectivamente) el acuerdo de “hermanamiento”.¿Por qué tanto apuro en darle el okey parlamentario? Los hechos van evidenciando que aquel pacto estuvo condicionado a salir con velocidad para encontrar fondos para los sueldos, y si así no fuere, es incomprensible que en sólo cuestión de horas se sancione una norma de tal envergadura sin que los vecinos sean anoticiados.
Cavagnero debería comprender que el haberse consolidado en el Ejecutivo con semejante adhesión en los últimos comicios, no lo exime de escuchar a los vecinos: no sólo del 52% que lo votó sino también de casi la mitad que no lo avaló.

Diego Bengoa