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El arquitecto Hugo Las Heras, explicó a EL DIARIO, algunos detalles de los trabajos de restauración efectuados |
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Tras 22 meses de labor, será inaugurada hoy la obra de restauración de la capilla del Instituto San Antonio, ubicada en la segunda cuadra de avenida Sabattini.
El evento, organizado por los integrantes de la Congregación de Hermanas Terciarias Misioneras Franciscanas, tendrá desarrollo desde las 20.
El trabajo en conjunto del arquitecto Hugo Horacio Las Heras, junto al artista plástico César Bravín y el carpintero Juan Calvo, permitieron dar nueva vida al deteriorado interior del edificio religioso, que data de hace un siglo.
El equipo también se ocupó de la renovación de los cristales de las ventanas, así como de la colocación de luminarias internas.
Antes de la restauración de las paredes y las imágenes, se procedió a la reparación del techo, desde donde durante años se vertía la humedad que deterioró las paredes.
Vale destacar que el espacio restaurado es el único templo de estilo gótico de la ciudad, y su pintura artística original fue realizada por el italiano Giuseppe Bassoli, nacido en Bolonia en 1863. Bassoli, con uno de sus 11 hijos, decoró con pintura al temple todo el interior de la construcción, cuyas dimensiones son exactamente la mitad de las de la famosa Capilla Sixtina.
Bassoli, un adelantado en Villa María del arte muralista, en donde luego se luciera su connacional Fernando Bonfiglioli, decoró además la Farmacia Pinardi, la Estancia La Negrita y la parte inferior de la Catedral Santuario.
En la capilla del San Antonio trabajó desde 1909 hasta 1916.
Meses atrás y en entrevista concedida a este matutino, el experto Las Heras explicó que pensaban dejar sin reparar uno de los sectores, para que el público aprecie el mal estado general en que se hallaban los muros. Posteriormente se restauraría también esa parte.
Para respetar lo más fielmente posible las decisiones pictóricas de Bassoli, el restaurador realizó numerosas pruebas de color, a los fines de dar con los materiales antiguos y la proporción exacta que se asimile al original.
Cabe señalar que algunos pigmentos fueron cedidos por la familia del pintor, que los conservó durante décadas.
Hasta el mes de mayo, Las Heras y su equipo llevaban hechas 92 pruebas de color durante el año y medio que llevan trabajando.
Se trata de un oficio que demanda mucha paciencia en el trabajo con los detalles. Por ejemplo, el techo y las paredes están decorados con 7.200 botones dorados, que se han vuelto a pintar uno a uno.
Según Las Heras, “con nuestro trabajo, el templo puede mantenerse bien otros cien años”.
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