Si hubiese que diseñar un escudo para ilustrar esta conferencia, ese escudo tendría dos mangos de guitarras cruzados en forma de equis: el del fado portugués y el del folclore nacional. Doce cuerdas trenzadas en dos indisolubles melancolías: la del mar y la del campo. Y si abajo del escudo hubiese que poner un apretón de manos, sería el de Santiago Giordano y Laurent Filipe, ya que desde sus actuales profesiones, ambos investigadores tienen una causa común: la preservación de la memoria. En efecto, el proyecto “Musiberia” que dirige Filipe busca recuperar y difundir la música de raíz ibérica, mientras que Giordano, estudioso del folclore, brega desde sus artículos para que exista una historia integral y abarcativa del folclore criollo.
@ Sabio en Serpa que tiene razón
Nacido en Sao Paulo, Laurent Filipe se graduó en la Universidad de Berkeley. Allí, junto a su trompeta, conformó varias orquestas de jazz como compositor, cantante e instrumentista, tocando junto a verdaderas eminencias del género. Sin embargo, tras 30 años ininterrumpidos como músico, un día decidió meterse a gestor cultural vislumbrando una causa mayor: la creación de un centro musical, cultural e histórico que difunda la memoria del “cante ibérico” surgido en un punto preciso entre Portugal y España: la ciudad portuguesa de Serpa, candidata a patrimonio de la Unesco donde hoy se levanta Musiberia.
“Una de las cosas que se valora en estos tiempos es la etnicidad -comentó Filipe en un perfecto castellano vallisoletano por el cual pidió disculpas- que tiene implicaciones enormes en la memoria de un pueblo, ya que involucra tanto a la música como a la pintura, a las artesanías como a la danza.”
Respecto a “Musiberia” y a los proyectos donde la investigación académica hace foco en temas populares, comentó que “lo que hoy se intenta desde la gestión cultural es crear proyectos inteligentes que puedan ser financiados por la política y en el que puedan participar músicos y estudiantes de todas latitudes. Y por eso estoy aquí. Para que ustedes puedan presentar proyectos también, a pesar de los ocho mil kilómetros que nos separan”.
El trompetista brasileño comentó que “la función principal de este tipo de iniciativas es que luego se intenten encuadrar en proyectos de financiación. Hay una necesidad muy grande de crear contenidos en música popular y hay mucho apoyo cuando hablamos de preservación de la memoria, argumento que funciona muy bien con los políticos”. Tras la risa generalizada del auditorio, Filipe se puso serio y profundizó. “Es cierto, es muy importante saber hablar el lenguaje de los políticos y buscar cosas que sean buenas para la imagen de ellos, ya que esto va a redundar en beneficio de la investigación y de la música.”
Acto seguido, el director de Musiberia mostró un power point del centro de estudios diseñado a partir de un viejo molino harinero donado por el municipio de Serpa, lo cual también es un modo de preservar la memoria y un ejemplo de interacción política y académica.
@ Ya no importa vender discos
Guitarrista formado en universidades italianas, crítico musical, docente y ensayista, Santiago Giordano es columnista de La Voz del Interior y Página 12. Tiene, además, dos programas de radio: “Nacional folclórica” y “La música tiene historia”.
Giordano centró su charla en la figura del crítico musical, “profesión que hace tiempo ya no existe, aunque yo la siga nombrando con nostalgia”, señaló. Según él, la desaparición de esta profesión “tiene que ver en cierto modo con la desaparición del disco”. Y refirió el modo “ditirámbico” en que antiguamente los periodistas musicales se referían a un long play o CD, ya sea para hacer que éste venda más copias o para denostarlo en el mercado. “Antes, el músico popular era el intuitivo y el crítico era el académico. Ahora la cosa cambió. El músico popular es el que tiene formación universitaria, como en Villa María, y los críticos son quienes no saben para dónde va la música actual. Y por eso necesitan formarse con mucha más profundidad que antes.”
Giordano afirmó que “la música popular argentina está viviendo un presente de altísimo nivel. Lo puedo constatar en los discos que recibo y en los conciertos a los que asisto. Es una evolución impresionante comparada solamente con la realidad de una década atrás. Y cuando uno se pregunta las razones de esta evolución, se dice que una de ellas es la institucionalización de la música popular en universidades como ésta; pero también la muerte del disco como dictador de las tendencias”.
Según el comunicador “esto hace que los músicos se concentren mucho más en la búsqueda de calidad que en el éxito”. Y recordó cuando años atrás, a raíz de programas televisivos como “Operación Triunfo”, los chicos se volcaban masivamente a las academias para aprender canto. “Cuando esos chicos veían que cantar o tocar un instrumento era un estudio de toda una vida y no de ocho programas, no volvían más.”
Giordano concluyó con una frase esperanzadora: “Creo que ninguno de ustedes está dispuesto a sacrificar su ideal en pos del éxito discográfico que ya no existe, y menos en pos del aplauso, que siempre es efímero”.
Iván Wielikosielek
-Especial UNVM-
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