“El peronismo es sin lugar a dudas el movimiento político-social más importante de nuestro país, y la historia de su desarrollo es uno de los temas más complejos, relevantes y actuales de la historia Argentina de mediados del Siglo XX a nuestros días.”
Con estas palabras comienza un análisis histórico del peronismo realizado por las autoridades del PJ en conmemoración del Día de la Lealtad.
El texto, firmado por el titular del PJ local Gerardo Russo, Verónica Vivó y Sebastián Capurro, continuó expresando textualmente lo siguiente:
“Analizar entonces, el hecho constitutivo más importante del movimiento peronista, el 17 de Octubre, no es tarea sencilla si se pretende que su evocación trascienda el mero recuerdo sentimental y afectivo para establecer a través de su significado una relación dialéctica entre el pasado y el presente.
El país en el que se produjo la más extraordinaria e inédita movilización de masas en nuestra historia, para rescatar a un líder político de la cárcel, estaba atravesado -según algunas interpretaciones históricas- por una serie de crisis que es útil recordar por recurrente persistencia:
3 Crisis de identidad, producida por el desprestigio y la incapacidad de la clase dirigente para afrontar los efectos de la crisis económica de 1930 y los reclamos de los estratos sociales más desposeídos de ser incorporados a la comunidad nacional.
3 Crisis de dependencia, producida por una política económica de excesiva orientación hacia las exportaciones agropecuarias que sólo beneficiaban a los intereses de los terratenientes latifundistas.
3 Crisis de distribución, producida por el traslado de las pérdidas ocasionadas por la reducción del volumen de exportación fruto de la recesión mundial, a los estratos más bajos de la pirámide social nacional.
3 Crisis de participación, puesta de manifiesto no sólo en el fraude electoral, sino en la debilidad de los partidos políticos y en la desconfianza e indiferencia de la mayoría de la población excluida de la participación política.
3 Crisis de legitimidad, dado que el Estado fue utilizado para defender los intereses de una minoría privilegiada, transformándolo en una enorme máquina opresiva al servicio de los poderosos.

Liberación o dependencia

En este marco, el 17 de Octubre de 1945 constituye el más claro mensaje del pueblo, del subsuelo de la Patria sublevado, sobre su decisión histórica de resolver de una vez y para siempre esas crisis, que en un país semicolonial como la Argentina de 1945, asumió la forma de contradicción: liberación y dependencia, Braden o Perón.
Aquel 17 de Octubre de 1945 significó la decisión de las mayorías nacionales y populares de devolver al ‘sistema político -y al Estado- su posición y función central en la sociedad al librarlos de su vínculo con una minoría privilegiada y colocar sus recursos también a disposición de los estratos de la población hasta entonces olvidados’. Significó también, la decisión de que el Estado dejara de estar en manos de las corporaciones extranjeras y se convirtiera en planificador y promotor del desarrollo nacional en todos los aspectos.
Este 17 de Octubre, contemplando nuestro presente con una mirada histórica, con una mirada que nos permita enlazar el presente y el futuro con el pasado, se nos presenta con la intensidad político-cultural de aquel
Octubre de 1945, con ‘el retorno de la política y el tumulto discursivo, el conflicto y las diversas formas de participación popular’ gestados a partir de Perón, Eva Perón y los trabajadores, y recuperados a partir de los gobiernos de Néstor y Cristina y la movilización popular, particularmente la juvenil.
Este 17 de Octubre se nos presenta también, como antesala de una decisión histórica que tomará el pueblo argentino, el 23 de octubre en las elecciones presidenciales, de optar por un modelo de país en el que aún en sus dificultades, se profundice la reconstrucción y expansión del aparato productivo nacional y la reparación e inclusión social por sobre las lacerantes desigualdades sociales impulsadas por las corporaciones económicas concentradas. La antesala de una decisión histórica, que habrá que defender en las calles, las plazas, las fábricas, los sindicatos, universidades, partidos políticos y organizaciones sociales y empresariales, para no recurrir en las crisis mencionadas y poder consolidar un país más justo, equitativo y solidario, más libre y más soberano. Un país para todos, especialmente para los que menos tienen, los que más han perdido durante tantos años”.