La evolución de la Humanidad está llena de contradicciones.
Mientras los países desarrollados se debaten en crisis; los pueblos emergentes como nuestro país sostienen su crecimiento y comienzan a mostrar signos concretos de un desarrollo humano e inclusión social de su gente.
La Argentina cambió y el peronismo en gestión de gobierno muestra con claridad como bajó una deuda externa que durante décadas la condicionó política y económicamente.
La reducción de la indigencia, la creciente baja del desempleo, la fuerte inversión en educación y desarrollo científico tecnológico, la recuperación de las escuelas técnicas, el salario como eje superador de un país que consume y produce, que incorpora valor a su materia prima, que sustituye productos importados por mano de obra local, los nuevos derechos para los niños y jubilados, los valores humanos concebidos en derechos ciudadanos como un Estado inclusivo y no represor nos dicen que vamos por más.
Esto es el peronismo en la gestión de Gobierno, con la misma impronta integradora y asociativa de los pueblos de América del Sur que tuvo Perón o a través de la Unasur.
Con los mismos sueños convertidos en esperanzas comunitarias de la sensibilidad social que tenía Evita.
Con la fuerza de obras estructurales que con energía creativa impulsa un nuevo país con autosuficiencia energética, con infraestructura vial que da conectividad, con servicios básicos para los pueblos del interior.
Pero el peronismo no es sólo gestión sino mística. Es fervor que contagia, es actitud que enamora.
El peronismo es militancia en la calle, en las plazas. Son banderas extendidas y compañeros abrazados.
El peronismo se siente, se siembra y se multiplica en miles de almas que piden justicia y dignidad.
El peronismo es Perón y Eva, es Néstor y Cristina. Es pueblo trabajador caminando con alegría por su propia felicidad.
El peronismo es industrias, fábricas, obreros con los brazos en alto.
El peronismo es Discépolo, Valle, Cogorno y 30 mil jóvenes masacrados.
El peronismo es semilla y es fruto, es árbol y flor del “no me olvides”.
El peronismo es 17 de octubre, 22 de noviembre, 1 de mayo, 26 de junio, 1 de julio, 27 y 23 de octubre.
El peronismo es uno y es millones.
Es mujer, hombre. Niños y abuelos.
El peronismo son los jóvenes y sus utopías libertarias.
Por eso los días más gloriosos no sólo tienen un sol que los ilumina sino que siempre fueron y serán peronistas.

En este día el homenaje a todos los compañeros cordobeses que desde el anonimato militante hicieron del peronismo una vocación de servicio para el pueblo.

Eduardo Accastello