Puede haber muchas obras del Gobierno nacional que lo distinguen de gestiones anteriores y son la causa del alto consenso que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner tiene en la población. Apoyo manifestado en las elecciones primarias y que se verá aumentado el próximo 23 de octubre.
No todas las obras tienen que ver con infraestructura productiva o social, con logros en el ámbito económico o lineamientos de la política internacional, o con la paulatina transformación cultural de la sociedad.
Otras obras dejarán su profunda huella en la Historia argentina y entre ellas se destaca la repatriación de científicos argentinos “confinados” en laboratorios o ámbitos de investigación extranjeros.
El Programa Raíces (Red de Argentinos Investigadores y Científicos en el Exterior) es de una trascendencia inaudita, por su indicativo en el marco temporal que atraviesa el mundo.
Volver a la Patria y de la mano del Gobierno, es algo más que un retorno; es la repatriación de la dignidad y el fin de la angustia que significa para toda persona que alcanzó la meta de la superación personal a través de estudios superiores el tener que desarrollar sus capacidades en tierras extrañas.
Uno de los basamentos del programa es la radicación en el país de científicos que trabajan en el exterior. El Estado los convoca, les paga pasajes de retorno y financia sus salarios de forma decreciente: el primer año el Estado paga el 80%, el segundo año el 60% y así hasta que finalmente el empleador del científico llega a absorber el total de su salario.
Pero no sólo en la ocupación formal del profesional queda el programa; sino que también prevé el otorgamiento de subsidios para que facultades, laboratorios, el Conicet y algunas universidades privadas mejoren su infraestructura en una fuerte inversión en ciencia y tecnología.
Por esta loable iniciativa gubernamental, ya regresaron a casa más de 800 científicos que alguna vez fueron expulsados de su propia Patria por las políticas erráticas que tanto daño le hicieron al país y a la dignidad nacional.
De aquella tristemente célebre expresión del símbolo del neoliberalismo: “Que se vayan a lavar los platos”, a esta vigorosa realidad que se materializa en obras, hay tan poca distancia en términos de tiempo, como años luz si de capacidad de gestión se trata.
Por eso, el Programa Raíces es una de las obras distintivas de la presidenta Cristina de Kirchner y marcan a fuego lo que significa un Gobierno que piensa el país desde el interés nacional.
El pueblo así lo percibe y lo expresa en las urnas.
Clyris Oliva, Susana Costantino, Rubén Rüedi
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