Que siempre hubo terremotos, tsunamis, huracanes y otros fenómenos no es ninguna novedad. Lo que pasa es que en los casos más gravitantes se observó una estrecha diferencia en el tiempo con las consecuencias que todos imaginamos y, en realidad, no conocemos en detalle.
Obviamente que esos eventos conllevan -además de la pérdida de vidas y destrucción de bienes- una voluminosa pérdida en las economías regionales y a distancia.
Incidencia en cifras
Por lo tanto, el mercado de los seguros tampoco estuvo al margen de esas consecuencias, provocando enormes déficit en las empresas específicas.
Es imposible medir con exactitud la magnitud de esos perjuicios. La evaluación que realizan los países afectados difiere diametralmente cuando se analizan los parámetros y, también, según los criterios adoptados.
A veces se tardan años en poder determinarlos con alguna aproximación.
Así se contabilizaron los terremotos y tsunamis en Japón y la India, el sismo en Nueva Zelanda, el huracán Katrina y otros similares en los Estados Unidos, los movimientos sísmicos de Chile y Haití y otros siniestros de magnitud como el incendio y hundimiento de la plataforma Depwater Horizon de la British Petroleum.
Cualquier cifra que queramos imaginar en materia de pérdidas escapará, seguramente, a nuestra capacidad de lectura y de asombro.
¿A cuánto ascienden las pérdidas?
Desde luego que en la actividad aseguradora los quebrantos rondarían -especialmente para las reaseguradoras- los 80 mil millones de dólares, sólo en lo que respecta a las catástrofes de Japón.
¿Qué economía podría soportar semejantes guarismos sin afectar a todo el sistema? Las bolsas que se relacionan con el país oriental soportaron el sacudón, lo que no garantiza que algunas aseguradoras se verán (si es que ya no lo están) fuera del sector con las consiguientes quiebras de las mismas.
Obviamente que hubo un alivio en el sector relacionado con los seguros de viviendas familiares por efectos de este tipo al entrar en vigencia los bonos (los Cat Bonds) en los que se refugió el mercado internacional de reaseguro.
La solidez del sector asegurador a nivel internacional destila optimismo.
Peor le fue, con seguridad, a los que no tenían seguro de sus bienes. Como pasa siempre, aquí y en la China.
¿Le queda alguna duda?