Diez años, dos discos, tres integrantes.
Motorblues, en términos numéricos, se reduciría a esa secuencia. Pero, en esencia, la banda local que mantiene vivo el espíritu ancestral de los esclavos afroamericanos y del legado latente de Pappo, compone una fuerza motora que entusiasma y convoca en cada show que brinda.
La presentación del álbum “Buscador de sueños” (realizado en Fin de la Costa), en realidad, no fue más que una excusa para festejar la primera década de vida junto a una pléyade de amigos, compañeros y colegas músicos que desfilaron por el escenario, a modo de consolidar la “gran familia motorblusera”.
Esa categoría de fiesta, más que de recital, se tradujo en dos segmentos diferenciados. Una primera parte acústica , sentados en sillones (con la intervención inclusive del padre de líder César “Titina” Bravín, Oscar) y un segundo pasaje eléctrico, con toda la potencia alimentada por solos descomunales.
Junto al alumbramiento del nuevo disco, se recobraron obras del álbum anterior, “Sillazo por el lomo”, y recuerdos memorables del género. Acompañando a Bravín, Gastón Nigro (guitarra y voz) y Darío Vasconi (batería), estuvieron presentes: Gustavo Rovira y Sebastián Bereciartua (sobrino de Vitico, quien participara en el flamante disco) en guitarra, Marcelo Gómez en batería y Sergio Alonso en saxo, entre otros. En la puerta, según informaron, se cortaron más de 230 localidades.