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Inolvidables. El "Turco" García y el "Lagarto" Fleita, ídolos de ayer, hoy y siempre engalanaron, el viernes, la fiesta racinguista en Villa María |
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Si algo nos caracteriza a los hinchas de la Academia por sobre el resto de los futboleros, es esa inexplicable pasión con que abrazamos los colores de nuestra gloriosa camiseta, más allá de cualquier resultado deportivo. Y eso no sólo se puede vivenciar en una cancha.
En efecto, el viernes por la noche en los altos de la Sociedad Española, la Filial Villa María de Racing Club de Avellaneda celebró su sexto aniversario y lo hizo dando rienda suelta a la alegría que nos identifica por el sólo hecho de sentir que el amor es eternamente albiceleste.
Claro que había sobrados motivos para celebrar. El cumpleaños de la Filial fue la excusa (dicho sea de paso, la organización por parte de la comisión Directiva, que preside Héctor Garlaschelli, fue extraordinaria), porque la presencia de dos ídolos de ayer y de siempre nos erizó la piel como si estuviéramos en el mismísimo Cilindro gritando un gol de Teo Gutiérrez.
Sencillos a más no poder, dispuestos a firmar uno y mil autógrafos, sonrientes en cada fotografía que se sacaron con los hinchas, el "Turco" Claudio García y el "Lagarto" Juan Ramón Fleita engalanaron la fiesta de principio a fin.
Corearon los cantitos de tribuna que todos entonamos a garganta pelada, recibieron con humildad los reiterados aplausos de la gente y, como si eso no fuera suficiente, se emocionaron varias veces. Primero, cuando la Filial los homenajeó con un vídeo en el que se recordaban algunos de sus goles memorables (la chilena y la rabona del "Lagarto" a Chilavert y el gol con la mano del "Turco" al rojo); luego, cuando recibieron sendas pelotas de tiento con sus nombres, confeccionadas en Bell Ville, y finalmente cuando hicieron uso de la palabra.
En este punto quiero detenerme porque la emoción de ellos fue la emoción de todos. Claudio recordó que es hincha del Globito, aunque reiteró aquello de que "Huracán es mi mujer, pero Racing es mi amante", y con una cuota de humor agregó que "uno siempre termina quedándose con la amante".
Luego, mucho más serio y conmovido, disparó: "Desde hace unos años en todos lados digo que yo nací dos veces… la primera, en Fiorito, y la segunda, el 8 de febrero de 2008, acá en Villa María, donde me salvaron la vida". Se refería a la dura etapa que padeció por su adicción a las drogas.
Con la voz quebrada, el "Turco" tuvo palabras de reconocimiento para con la dirigencia de la Filial, a la que agradeció su tarea silenciosa para ayudarlo a salir adelante. Y no sólo eso logró superar este gran ídolo racinguista: "¡Hace dos años dejé el pucho!", me dijo exultante, mientras firmaba autógrafos en camisetas y pelotas.
Hoy está trabajando en un club de Venado Tuerto, ciudad en la que vive y donde se ganó el cariño y el respeto de la gente. Incluso está por jugar la final de la Liga regional. El fútbol sigue siendo su mundo y Villa María su segunda casa.
A su turno, el "Lagarto" también recordó, igualmente emocionado, que mucho les debe a los simpatizantes académicos de todo el país porque, junto a su familia, lo ayudaron con su incondicional apoyo y estímulo permanentes a superar nada menos que un cáncer que lo tuvo en los umbrales de la muerte. Y como ofrenda de gratitud a Dios y a la vida misma, Fleita retribuye en cada encuentro racinguista todo el amor que recibió de la fenomenal hinchada albiceleste en cada estadio que pisó.
La fiesta cumpleañera de la Filial tuvo también otros condimentos: Manuela Mercaú le puso su estupenda voz y el ritmo de sus canciones para amenizar la cena, hubo numerosos sorteos (camisetas, pelotas de fútbol, plateas para ver partidos en el Cilindro, etcétera) y se distinguió con presentes recordatorios a dos visitantes porteños que donaron a la entidad local bibliografía, fotos y un bellísimo banderín de la Academia.
Concurrieron a la celebración hinchas de Villa María, Villa Nueva, Bell Ville, Pasco, James Craik, Unquillo, Buenos Aires, Venado Tuerto y alguna que otra localidad de la región.
En definitiva, los racinguistas de esta parte de la geografía cordobesa vivimos una auténtica noche de pasión albiceleste, esa misma pasión que nos identifica cada vez que el equipo sale a la cancha, ya sea para pelear un título o para tratar de salir de la Promoción.
Por eso hoy, como hace casi una década cuando la Academia salió campeón por última vez, en estas mismas páginas escribí una nota titulada "¡Qué me van a hablar de amor!" y la rematé diciendo: "De amor, locura y pasión sabemos más que nadie. Y de aguante, ni les cuento. Los que piensen lo contrario, que primero sufran el calvario que supimos conseguir... y después hablamos".
Daniel Rocha
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