Escribe: Dr. Miguel A. Sponer*

Los Bomberos de Villa María no podemos dejar pasar por alto el aniversario del paso a la inmortalidad de quien fue uno de los grandes de la ciudad... “El Mula”, así le decían a nuestro querido Juan Carlos Mulinetti, hombre sencillo, de pocas sonrisas, pero de manos grandes para ofrecer…
Un gringo que llegó desde su Ticino natal para afincarse con su familia en barrio Güemes. Desde allí bajaba a la costa y, la verdad sea dicha, solía pasar más tiempo en el río que en su casa...
El tiempo le fue quitando cabello y a cambio le desarrollaba el don de servicio... El no quería más que ser bombero voluntario; ni menos, claro, y miren si lo fue...
Autodidacta, práctico, intuitivo, inquieto... criado en los talleres de don Bautista Gianinetto, el fundador del cuartel con don Enrique Masetti, entre otros.
Mula de carne y hueso, para los que conocimos a este prohombre; un ser especial con la voz ronca de tanto cigarrillos Jockey Club. Pensaba y pensaba cómo hacer las cosas, al punto de llegar, con su querida Beba, su mujer y compañera, a ser un fabricante de autobombas, de lanchas para pantanos… inventaba, lo hacía, lo diseñaba, lo enseñaba, lo compartía.
El poco tiempo de su trayectoria no fue en vano. Alcanzó a darle a los Bomberos una impronta fenomenal, creando el cuerpo de nadadores, el grupo de rescate en altura… El temor no estaba registrado en esa cabeza...
Amigo de muchos, consejero de otros, maestro de maestros, Mulinetti fue además el segundo padre de muchos de nosotros, que disfrutábamos verlo subir a un edificio con una escalera y una pequeña soga, manejar, nadar en el río caudaloso de entonces con su casco blanco que guardamos con gran respeto en el Cuartel...
Ese hombre común nos llenó de orgullo a todos hasta hoy, cuando recordamos que hace exactamente 28 años, casi a las 16, intentando salvar a dos muchachos, se hizo río. Y en aquel remolino de las compuertas del Balneario nacía el mito.
En 33 años diste tanto que hoy sabemos que estás con don Bautista, los Massetti, Efraín Flores, Bartolo Demarchi, José Felipe, “El Polo” Marsili, Juancito Chiantore… Seguro que el mate no estará ausente en el repaso de los recuerdos junto a Dios.
En algún momento nos encontraremos para llamarte por tu verdadero nombre: “Jefe”.
Aunque en verdad nunca te fuiste. Gracias por estar cada día en el Cuartel.

*Bombero voluntario