El Sindicato de Empleados Públicos (SEP) realizó ayer una jornada de protesta. Si bien había sido convocada para que asistieran los trabajadores del sector, sólo participaron delegados de las diferentes dependencias estatales de la provincia.
Adujeron que muchos empleados “tienen miedo” porque están en tiempo de renovación de contratos y entienden que participar de las protestas los puede llevar a ser dejados afuera.
“Yo les digo siempre. Si te quieren echar te van a echar. Ya lo viví en el sector privado”, dijo una de las trabajadoras, que tiene en sus espaldas la triste experiencia laboral de haber sido parte del grupo que quedó cesante con la quiebra del Sanatorio Hernández, causa que lleva años sin que las despedidas puedan percibir sus indemnizaciones.
Pese a que en la sede sindical hay una foto de José Manuel de la Sota, gobernador electo, con el titular del gremio a nivel provincial, José Pihen, los delegados no dudaron en demostrar cierta decepción con el Gobierno. “La verdad, es que no puedo decir que me decepcionaron, pero creo que está bastante claro que no fueron capaces de llevar adelante políticas de justicia social”, indicaron.
Otra de las delegadas manifestó su preocupación por la inflación. “Nuestros salarios quedaron por el piso. Imaginate que un médico gana menos que un lácteo. Y cuánto tenés que estudiar para ser médico, enfermero o maestro”, dijo.
Destacaron que una de las situaciones más “injustas” son las de las auxiliares escolares y de Paicor, que cobran de 700 a 800 pesos. “Sabemos que es poco. Pero entre 700 y nada hay un abismo”, graficó una empleada del sector.
El plan de lucha aprobado en el plenario de delegados del SEP seguirá su curso pese al “desgaste” por el conflicto que lleva más de seis semanas.
En ese sentido, recordaron que el 4 habrá paro con movilización en Córdoba capital y que, además, siguen en estado de asamblea.