Escribe: El Peregrino Impertinente


Seguro que en los últimos días el lector habrá estado distraído con banalidades como la muerte de Kaddafi, el fin de ETA o las elecciones presidenciales. Pero resulta que otras cosas más importantes han ocurrido en el mundo y parece que a nadie le ha importado mucho. Más bien le ha exportado, y seguro que a China, que anda ahí, a rabiar, comprando cualquier cosa.
Resulta que la semana pasada la noticia que debería haber consternado al planeta, no lo hizo: “Un turista alemán fue devorado por caníbales en una isla de La Polinesia”, rezaban los titulares. Y la gente como si nada. Parece que el hombre en cuestión, de nombre Estefan y de apellido Ramin, había llegado a la paradisíaca isla de Nuku Hiva junto a su novia, con el objetivo de disfrutar de la playa y aprender sobre las costumbres más íntimas de sus habitantes. Vaya si lo hizo: integrantes de la tribu local se lo lastraron sin mayor cargo de conciencia.
Los restos calcinados del ejecutivo de 40 años fueron encontrados hace algunos días atrás en un rincón de la isla, confirmando lo que su novia sospechaba desde hacía semanas.

Es demasiado

Analizando la situación, cabe decir que ser devorado por alguien no es una de las cosas más agradables que le pueda ocurrir a un ser humano. Y mucho menos tratándose de vacaciones. A ver, porque uno se puede bancar la mala atención, los precios altos o que el aire acondicionado del hotel no funcione bien. Pero ya que te anden comiendo es como demasiado. Lo peor es que no podés ni pedir el libro de quejas después.
Menuda tarea tendrán los de la oficina de turismo de Nuku Hiva a la hora de limpiar la imagen del lugar. Sobre todo cuando tengan que remplazar su viejo y efectivo eslogan “Venga a Nuku Hiva, una experiencia deliciosa”.