Doctora en Ciencias de la Educación y docente por la UNVM, Mercedes Civarolo acaba de publicar un libro con sus últimas investigaciones: “Al rescate de la actividad infantil”; donde propone una vuelta a la creación espontánea en niños de cero a 5 años.
Al igual que muchas novelas de aventuras del Siglo XIX, este libro de Mercedes Civarolo está hecho de viajes, investigaciones y cartas. Los viajes que realizó a Israel en el año 2000 y a Italia en 2004 para visitar jardines de infantes experimentales; las investigaciones que plasmó junto a su equipo en las aulas de Villa María con niños de diferente extracción social; y los mails y cartas que se escribió nada menos que con Gideon Lewit (en sus teorías se basaron los jardines israelíes) y el filósofo y pedagogo español Alfredo Hoyuelos, de la Universidad Pública de Navarra (discípulo de Loris Malaguzzi que fundara las escuelas Regio Emilia). A tal punto fueron imprescindibles esos mails, que Mercedes los cita como fuente permanente, quizás para dejar por sentado que, al igual que en las novelas del Siglo XIX, la ciencia es un conocimiento que se escribe entre todos y es una aventura también.

Un libro para no ser “otro ladrillo más en la pared”

-El año pasado trabajaste con chicos de la escuela primaria y ahora te pasaste al jardín de infantes ¿Hay un hilo conductor en este cambio?
- “Con nuestro equipo veníamos de hacer un proyecto sobre capacidades destacadas de los niños de primer grado, lo que presentaba situaciones experimentales muy estructuradas. De allí surgió la idea de revalorizar la actividad espontánea del niño de cero a cinco años, ésa que hoy está tan condicionada con las nuevas infancias y el uso y abuso de la tecnología. El trabajo se enmarca en las teorías de Gideon Lewin y Loris Malaguzzi, pedagogos con los cuales me formé y a cuyas escuelas visité también.”
-¿Y en qué consistió el trabajo de campo?
- “La idea fue recrear en algunos jardines de infante de la ciudad un ambiente parecido al de la escuela Regio Emilia, que es un ámbito atravesado por el arte. A partir de ahí, creamos condiciones que invitaban a la actividad espontánea y nos pusimos a registrar lo que pasaba con niños de 4 a 5 años de escuelas públicas y privadas y de distinto nivel socioeconómico.”
-¿Qué tipo de registro realizaron?
- “Filmamos, grabamos, hicimos registro etnográfico y a partir de allí elaboramos categorías generando una técnica de análisis propio. Relevamos cómo fluyó la actividad en ese ámbito y qué cosas las generaban. Analizamos formas de interacción que obturaban o promovían la actividad y qué preguntas se hacen los niños ante estos estímulos nuevos. Quisimos pensar, a partir de esta investigación, derivaciones didácticas para la práctica de la enseñanza.”

Tecnología versus creatividad

-Hablaste del uso y abuso de la tecnología ¿Eso condiciona la espontaneidad del niño?
- “Hoy, la tecnología es parte indisoluble del niño, como nativos digitales que son. Y un niño sentado en la computadora todo el día puede desarrollar procesos cognitivos fabulosos como la atención, la concentración o el procesamiento de la información; pero también puede perderse, ya que la tecnología obtura procesos demasiado preciosos como los que se dan a partir del juego simbólico libre.”
-¿Cómo es esto?
- “Que todo niño, creando, es un hacedor de un mundo fantástico extraordinario que está corporeizado. Y eso es muy importante porque, a partir de la tecnología, hoy se habla de la infancia sin cuerpo. Y el cuerpo es esencial para el juego simbólico.”
-¿Por qué los chicos cada vez tienen menos “juego simbólico”?
- “La tecnología es una causa pero la academización del jardín de infantes es otra. Como dice la educadora norteamericana Virginia Sue Bredekamp ‘cada vez buscamos un jardín que se parezca más a la escuela primaria’. Y esto es un problema. Porque entonces pedimos que el chico aprenda a escribir antes de primer grado y es un error.”
-¿Ha cambiado la vida del niño en el jardín de infantes?
- “Ha habido una pérdida de la identidad de esta etapa tan valiosa que son los primeros 5 años de vida; etapa que se caracteriza por una extrema flexibilidad del cerebro para absorber el entorno y construir conocimiento. Los chicos de esa edad tienen una gran capacidad inquisitiva, se preguntan el porqué de todo y por eso son científicos en potencia. Pero también son artistas en potencia porque se expresan plásticamente de una manera maravillosa. A medida que se lo va escolarizando, el niño pierde la capacidad de hacer preguntas.”
-¿La escolarización coarta libertades?
- “Desde que se crea la escuela actual entre el Siglo XVII y XIX con un modelo tan similar al de una cárcel y la idea de disciplinar y controlar, sí. Pero la escuela moderna también instala el concepto de infancia, ya que antes el niño era considerado como un adulto en miniatura que tenía que trabajar y no tenía derechos.”
-¿Y la actividad espontánea, Mercedes?
- “Es una de las cosas más relevantes de la cultura infantil, donde se incluye el juego y la creación. Pero nosotros tenemos una escuela infantil cada vez más verbalista y directiva; que escucha poco y que le dice al niño lo que tiene que hacer, corrigiendo lo que a su criterio está mal.”
-¿Debería pensarse la educación a la luz de la espontaneidad infantil?
- “Debería pensarse respetando mucho más la cultura de la infancia. Desde las teorías que yo tomé, el niño no es un pobre ser dependiente del adulto sino un ser poderoso y lleno de potencialidades. Este es el gran punto en común entre Lewit y Malaguzzi. Pero hoy a la infancia se la desvaloriza como etapa. Todos quieren que se pase rápido para que el niño se vuelva un sujeto de consumo. Yo no propongo nada romántico con volver a la infancia, sólo preservar la etapa de constitución subjetiva más poderosa que existe.”


Iván Wielikosielek
-Especial UNVM-