Villa María inició el camino de una feria comercial que fue llamada por algunos sectores como la réplica de “La Salada”.
EL DIARIO recorrió el lugar instalado desde hace un mes y medio en un amplio galpón que tiene ingresos por calle Pasteur y por ruta pesada, entre las calles Corrientes y Entre Ríos.
Stands de diferentes tamaños, hechos con Durlock, están instalados en el lugar para ofrecer ropa, calzados, regalos a los visitantes.
Abren de miércoles a domingo, de 17 a 22, garantizando así un horario fuera del comercial, para que pueda asistir la gente que trabaja.
Tiene estacionamiento para motos y un pequeño centro de servicios.
La mercadería está a valores ligeramente inferiores a los de otros lugares, según pudimos verificar.
En diálogo con EL DIARIO, Agustín Morra, responsable del Predio Feriar Villa María (tal es el nombre del paseo), comenzó diciendo que el lugar no es comparable a “La Salada”. “Eso es otro mundo. La Salada es un mercado mayorista con 4.000 stands y además, por lo que sale en los medios, hay mucho comercio en negro”, dijo.
“En cambio, nosotros pusimos mucho énfasis en que los comerciantes estén registrados como cualquier otro comerciante. Lo mismo cuidamos la mercadería, que es la misma que puede encontrar en un negocio del centro”, dijo.
Otro detalle que tuvo en cuenta en el proyecto es que en lugar de alquilar un espacio para que cada uno armara a su gusto el stand, lo arriendan ya hecho con placas y siguiendo la misma línea para que el lugar tenga una unidad estética.
Asegura que hace un año y medio que está trabajando por el proyecto. “Ya había visto el lugar, que es de una socia, hicimos estudios de mercado y todos los trámites previos”, señaló.
“En el área Habilitaciones de la Municipalidad fueron muy justos y estrictos. Presentamos todo lo que nos pidieron para que esté el Predio con todas las condiciones que exigen. Tenemos baños de hombres, mujeres y discapacitados. Es decir, es un proyecto que nos demandó tiempo, pero por suerte pudimos empezar con todo en regla”, dijo.
El sistema es novedoso para la ciudad “aunque en San Francisco, por ejemplo, hay tres o cuatro ferias como éstas”, dijo Morra.
“Es por eso que cuando nosotros empezamos, hace un mes y medio, muchos no se animaban. Largamos con 22 stands y hoy tenemos los 37 alquilados”, dijo.
“Eso se debe a que nosotros cobramos un canon semanal y una llave al ingresar. El que no sabía como funcionaba desconfió, pero cuando se puso en marcha ya fue más fácil. Incluso, hay más o menos 15 personas en lista de espera, por si se llega a desocupar un stand”, agregó.
Asegura que la mercadería tiene la misma procedencia de todos los negocios. “La mayoría compra en la misma Salada, el barrio de Once o de Flores. Acá pueden vender algo más barato porque el alquiler de los stands es más económico que un local en el centro.”
Aseguró que van en progresivo crecimiento. “Cada vez está viniendo más gente, especialmente los fines de semana”, agregó.
Mientras dialogábamos con Morra en la tarde del sábado, las motos llegaban al Predio.
Muchos clientes provienen de los sectores barriales colindantes con el Predio, como San Martín, Ameghino y Lamadrid.
“La gente vuelve. Eso es lo lindo. Para nosotros se va a ir conociendo y así podremos mejorar cada día”, aseguró.
Finalmente, dijo que los temores previos a la instalación del Predio van a ir despejándose. “La gente que cuestionó diciendo que iba a ser una ‘Saladita’ probablemente no haya tenido toda la información. Acá pueden venir a verlo. Está todo en regla”.

Priscila estrenó el rol de comerciante en el Predio Feriar Villa María.
“Es lindo, viene mucha gente los fines de semana”, dijo, desde el mostrador de su pequeño stand. “Nos arreglamos como podemos en este espacio, pero como la gente viene, elige y encuentra las cosas que le gusta, lo pequeño del lugar no se siente”, agregó.
Priscila ofrece ropa de hombres y mujeres, además de accesorios.

Rodolfo era un comerciante “de calle”, como él mismo explicó. Hoy tiene un stand en el Predio y según dijo, “está contento aunque a fin de mes bajan un poco las ventas”.
“Ya estaba grande para andar en la calle y ahora, con el monotributo y todo lo que pusimos ordenado, estamos mejor”, dijo el comerciante mientras ofrecía llaveros o gorras, entre otros objetos.