A los doce años me tiré al río, del lado del Parque de Villa Nueva, y me abrí la planta del pie izquierdo con una botella rota… me cosió el querido doctor Rubén Lozano que era mi médico y el de mi familia… con tanto buen humor, con tanto corazón en esa improbable siesta de un domingo.
Otro domingo en la cuadra de la panadería Benvenuto, jugando entre las leñas, entre ese perfume del pan, del horno, de una historia… las fotos de los caballos del Lalo (Lalo, ¿te acordás de La luciérnaga? yo sí me acuerdo), el cariño de todos ellos, el amor de Ana María a los perros, las tardes, los veranos.
En la infancia la casa de don Juan Pereyra (hoy Casa de Cultura) los momentos compartidos gracias a Alfonsito Pereyra, vecino y compañero en esos tiempos de la calle Catamarca en Villa María.
Las tumbas paradas del cementerio que merecieron y merecen el asombro de propios y extraños, las veces que fui a sentir un poco de esa historia de lo remoto, la gente que invité a conocer el Parque, el cementerio, la ciudad toda.
El Carnaval, las caballadas gauchas, las banderas.
El Chiquín Moreno retándome para que no leyera en no sé cual acto público, que hablara nomás me decía…
Carlota Moreno luchando infatigable por el ser y la memoria de su ciudad.
Los diálogos con Dino Calvo -sábados por la mañana- acerca de la identidad de Villa Nueva, de su localismo feroz, de sus orgullos.
En años recientes los desfiles por la avenida con los chicos de la Escuela del Trabajo.
Las veces que me detuve a admirar, a tratar de comprender las esculturas de Armando Fabre, su magnitud, su esfuerzo.
El historiador Armando Fonseca precisándole algunos datos de caballos al novelista Andrés Rivera... El inolvidable Pablo Granados, historiador, narrador, poeta, personaje (me vienen algunas charlas, los recuerdos en común de escritores de El Sótano de la ciudad de Córdoba (Aldo Parferniuk, Pedro Rivero, tanta gente…).
Sandra Bailone con su revista, su fervor.
En 2008 junto a la entrañable poeta Geroma Prado organizamos lecturas de escritores de Villa Nueva en la ciudad de Villa María, fue la primera vez que se hizo y valió la pena.
Fui jurado y concursante del certamen de letras que organiza la Municipalidad de Villa Nueva desde hace tantos años.
El padre Pepe, su inmenso corazón… El padre Hugo.
Ricardo Kestli poeta y didacta del folclore.
Gustavo Borga, una de las voces poéticas más originales e intensas, es de Villa Nueva.
Zambuites, el extraordinario documental de Sergio Stocchero es de Villa Nueva.
Nuestra historia es de Villa Nueva.
¿Hermanamiento? ¿De quiénes con quiénes? Para mí Villa Nueva ha sido siempre -lo dije públicamente allá y acá en reiteradas ocasiones- una madre, un signo y una estrella.
¿Saben? No todo lo logra la codicia, el menosprecio, la ignorancia de los gobiernos de turno que asolan nuestras tierras…
¿Ciudad dormitorio? ¿Barrio de Villa María? Pero, ¡por favor!
Emoción siento, orgullo siento, cada vez que se alzan las voces de nuestros hermanos en este rinconcito del sudeste cordobés.
¡¡Vamos!! Que dos orillas lleva el río y es uno el corazón de lo sincero.
Alejandro Schmidt
6 de noviembre de 2011 –
San Pablo de Constantinopla
Otras notas de la seccion Opiniones
Escriben los lectores
Escriben los lectores
Una historia, entre tantas
Los lectores también escriben
Lamentable
|