Hoy voy a hablarles de Carolina, un ser muy especial para mí.
Llegó a “La escuelita” con sólo 4 años y el pasado jueves 20 de octubre, recibió su título de Profesora de Arte Escénico.
Después de tantos años juntas, quisiera expresarles lo que siento y es difícil. Mezcla rara de orgullo y de tristeza.
Orgullo por sus logros que fueron tantos: dejó el conformismo por la búsqueda de la perfección y la belleza. Dejó la inseguridad y abrazó el compromiso. Sabe que ella puede y lucha por conseguir sus objetivos.
Encontró el goce artístico al meterse en la piel de cada personaje. Descubrió el gusto por bucear en el mar de la poesía. Creció al realizar las prácticas de la enseñanza, porque al dar recibió la luz de cada alumno. Dio vida a los títeres y aprendió a evaporarse para que cada uno tuviera su personalidad.
Experimentó ser mimo, donde la palabra muere y la síntesis y el sentido resplandecen a través del lenguaje paralingüístico. Se jugó en las improvisaciones, donde la expresión oral, la creatividad y la rapidez de pensamiento, crecen, se expanden.
Dedicó largas horas de ensayo al texto rígido (obra de teatro, cuento o poesía), donde la memoria juega un papel tan importante. Es la base, para que el actor “se eleve sobre la cotidianeidad”. Indagó en el subtexto para lograr los tonos, la entonación y las intenciones y sentimientos adecuados.
Por otro lado, me embarga una tristeza profunda, pegajosa, porque no la veré cada semana. Porque mi amor es profundo y ella lo sabe. Sus alas están prontas y puedo decir, sonriendo entre lágrimas, ahora sí: ¡Vuela, vuela Carolina!

María Cristina Soave
Directora teatral

Datos. Días atrás, Carolina brindó el espectáculo “Verdes destellos” dirigida por María Cristina, en el marco de los festejos por los 50 años en el arte de la profesora Soave.