Si bien pareciera que las cámaras fotográficas digitales generan archivos en JPG, lo cierto es que éste es un formato posterior a otro original, el cual es resultado de un procesamiento: en todas las cámaras digitales se captura la imagen y luego una pequeña computadora (que está dentro de ellas) la comprime para después, como resultado de esta compresión, obtener el archivo JPG. Algunas cámaras profesionales tienen la opción de manejar el archivo sin procesar ni comprimir, es decir en “crudo” (que se dice “raw” en inglés). Acalorados debates se viven a veces en torno a la utilidad y practicidad de sacar fotos en RAW: quienes están a favor opinan que el RAW guarda un mayor rango lumínico y de detalles y que eso lo vuelve insoslayable; quienes están en contra a menudo se apoyan en lo molesto que es manipular documentos tan pesados y a los cuales hay que, uno a uno, convertir a JPG para corregir.
Hace unas semanas, como en un petulante gesto dedicado a los quejosos anti-RAW, la marca Ikonoskop anunció el desarrollo de una cámara de vídeo digital que graba a 1920-1080 pixeles en formato RAW. Es decir, si había gente a la que incomodaba la posibilidad de que existan archivos de 10 ó 20 megabites por imagen individual (personas mal llevadas, claro está), este maquinón, que es capaz de grabar en High Definition a 60 cuadros por segundo y con una profundidad de color de 12 bits, de seguro amargará las noches de más de uno de ellos. Con unas medidas de 222 x 91,5 x 83mm y un peso de 1,5kg, la cámara cuenta con un disco duro de 80GB de capacidad, que a 240MB/s equivaldría a unos 12 minutos de vídeo. El sensor de esta bestia es de 10,6 x 6mm con objetivo Ikonoskop 9mm f/1.5. Mediante adaptadores es compatible con ópticas Canon, Nikon o Leica. El precio: 6.950 euros. Fuente: numerof.com
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