El homicida de Claudia Analía Rodríguez “no padece alteraciones psicopatológicas manifiestas”, según lo determinó el examen psiquiátrico al que fue sometido recientemente en el Instituto de Medicina Forense de la ciudad de Córdoba.
Esto indica, a priori, que Cristian Sebastián Moschitari es imputable del alevoso asesinato cometido el pasado 29 de setiembre en plena vía pública, frente al Instituto Rivadavia y a media cuadra del Palacio Municipal, donde el femicida dio muerte a mazazos a su ex concubina.
El informe preliminar confeccionado por el Servicio de Psiquiatría Forense del Poder Judicial de la provincia es el primero de una serie de estudios que se le realizarán a Moschitari para establecer fehacientemente si comprendió la criminalidad del acto y si presentaba alteraciones morbosas de sus facultades mentales al momento de perpetrar el femicidio.
Una fuente de dicha dependencia judicial, consultada ayer por EL DIARIO, dijo escuetamente que “en el examen psiquiátrico actual, el imputado no padece alteraciones psicopatológicas manifiestas” y ante una consulta admitió que ese resultado indica, en principio, que Moschitari es imputable del delito que se le atribuye.

Más pericias

En pocos días más, el autor del sangriento episodio será evaluado por especialistas del Servicio de Psicología Forense del Poder Judicial, que lo someterán a la pericia psicológica a través de una seguidilla de sesiones, también a realizarse en el Instituto de Medicina Forense que funciona en el edificio de Tribunales II, con sede en Fructuoso Rivera 720, en barrio Observatorio de la capital provincial.
Moschitari, de 36 años de edad (nació en Villa María el 6 de junio de 1975), continúa alojado en el penal de Bouwer, próximo a la ciudad de Córdoba.
La investigación del estremecedor caso está en manos del fiscal Daniel Del Vö, quien caratuló la causa como “homicidio simple”, ya que la pareja no estaba casada legalmente y por ende no había vínculo matrimonial.
De todos modos, no hay que descartar que la situación procesal de Moschitari se agrave cuando se sustancie el juicio oral y público, ya que su accionar bien podría encuadrar en la calificante de la “alevosía”, ya que la víctima se encontraba totalmente indefensa al momento de ser atacada con una maza.
De suceder esto, el femicida puede llegar a ser juzgado y condenado por “homicidio calificado” y recibir la pena máxima prevista por la legislación argentina: la prisión perpetua.
Pero también es probable que la Defensa de Moschitari, ejercida por los abogados Alberto Eduardo y Augusto Roberto Chiavassa (tío y sobrino), esgriman como atenuante un “estado de emoción violenta” de su cliente, algo que -por lo pronto- no surge del primer examen al que fue sometido.
La instrucción de la causa es larga y son muchas las pruebas que restan incorporarse al expediente. A las pericias psiquiátrica (ya realizada) y psicológica (a punto de realizarse), se les sumarán un examen neurológico, más todos los estudios complementarios que puedan añadirse en las próximas semanas.

El asesinato

El alevoso crimen de Claudia, de 36 años (era oriunda de la localidad de Ucacha, donde había nacido el 3 de abril de 1975), se produjo alrededor de las 11.15 de la mañana del jueves 29 de setiembre, sobre calle Antonio Sobral, a pocos metros de la Municipalidad villamariense, lugar donde trabajaba.
Hasta allí llegó Moschitari a bordo de un automóvil Volkswagen Senda de la empresa para la cual cumplía tareas realizando instalaciones eléctricas y de sistemas de alarma, y tras mantener una violenta discusión con su ex pareja (se habían separado unos cuatro meses antes), comenzó a golpearla con una maza en distintas partes del cuerpo, pero sobre todo en la cabeza, hasta darle muerte cerca del cordón de la vereda y ante la atónita mirada de numerosos transeúntes e incluso varios alumnos del establecimiento educativo.
Con las manos y las ropas totalmente ensangrentadas, el femicida fue detenido por la Policía pocos minutos después sin ofrecer la más mínima resistencia.
Finalmente, cabe señalar que Rodríguez y Moschitari eran padres de una nena de 11 años y un varón de 5, quienes actualmente están bajo la tenencia provisoria de una prima de la joven mujer asesinada.