Durante la mañana de hoy, la docente Mónica Sonzini (foto) presentará una denuncia penal en contra de los dos funcionarios policiales que la golpearon frente a la escuela Nicolás Avellaneda.
Acompañada por el abogado Antonio Alarcos, la educadora concurrirá a la Fiscalía de Instrucción del Segundo Turno donde radicará una formal acusación por los delitos de “lesiones leves” y “apremios ilegales” en contra del cabo Martín Pereyra y la agente Andrea Miranda, a quienes Sonzini denunció el miércoles por la noche ante personal de Asuntos Internos de la Unidad Departamental General San Martín.
En principio el trámite procesal se iba a llevar a cabo ayer mismo, pero debido al estado de salud de la docente -quien recibió un golpe de puño en el estómago y fue sujetada con violencia por el cuello y los brazos- su letrado decidió postergar un día la presentación ante el fiscal Gustavo Atienza.
Sonzini fue detenida poco después de las 19.30 de la antevíspera, supuestamente por haberse negado a identificarse cuando los uniformados en cuestión, junto a un tercer policía que no se excedió en el desempeño de sus funciones, se hicieron presentes en la escuela de calle Buenos Aires y ruta pesada ante un presunto caso de rotura de vidrios denunciado momentos antes por la directora del establecimiento.
De acuerdo con el relato de los hechos efectuado por la educadora, quien cumple tareas en la escuela Abraham Juárez (cuyo edificio está ubicado detrás del ex Nacional 296), antes de que arribaran los policías pasaron dos chiquitos de no más de 6 ó 7 años llevando una paloma muerta que, según le dijeron, la habían cazado para comerla esa misma noche.
Instantes después llegaron los policías denunciados (Pereyra en una camioneta del CAP y Miranda, más conocida como “la Mula”, a bordo de una moto de la Departamental) y se originó el incidente que derivó en la detención de Sonzini.
Al parecer, el cabo Pereyra se bajó con un arma larga en busca de los supuestos vándalos que habrían arrojado piedras, actitud que fue recriminada por la docente por tratarse de una escuela.
Lejos de prevalecer el diálogo, la denunciante dijo que los efectivos la insultaron, le exigieron que se identificara y hubo un forcejeo que pasó a mayores cuando -siempre según el relato de la educadora- el integrante del CAP le propinó un violento golpe en el abdomen que la hizo orinarse encima.
Sonzini denunció también que mientras Miranda la sujetaba fuertemente por los brazos, Pereyra la tomó del cuello y, entre ambos, la subieron por la fuerza al patrullero, incluso impidiéndole llegar a su coche particular para buscar sus documentos personales.
La docente quedó en libertad recién a la 1.30 de la madrugada de ayer, luego de realizarse actuaciones contravencionales en su contra por una supuesta infracción al artículo 52 del Código de Faltas, que reprime los “escándalos o molestias en la vía pública”.
Sonzini fue identificada en la sede policial de calle General Paz (lo que vulgarmente se conoce como “pintada de dedos”) y trascendió que los policías denunciados realizaron una contradenuncia, acusando a la docente de haberlos lesionado y de haber causado la rotura de un equipo de radio cuando se resistió al arbitrario arresto.
Desde poco después de ocurrido el incidente, varios dirigentes sociales de la ciudad se dieron cita frente a la Jefatura de la Policía para expresar su apoyo a la docente y a su esposo, el también educador Daniel Barrientos.
El hecho, que ahora deberá esclarecer la Justicia, se enmarca en la seguidilla de episodios registrados en los últimos meses en Villa María, Villa Nueva y la región relacionados con una serie de abusos y excesos por parte de algunos funcionarios policiales, y que motivaron varias denuncias penales en las tres Fiscalías de Instrucción.
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