Para el joven militante, ex afiliado al radicalismo, Facundo Altamirano, es “vergonzoso” el convenio de “sometimiento, firmado por Cavagnero y Accastello el día 4 de octubre de este año, y aprobado por el bloque oficialista de concejales en la bochornosa sesión del 6 de octubre. Así: sobre tablas, de urgencia, sin consultar a nadie; contraviniendo la Carta Orgánica y aún más: atentando contra el principio constitucional de la Autonomía Política de los municipios”.
Así comienza una carta que Altamirano leyó frente a los propios concejales de Unión por Córdoba días atrás cuando éstos se pronunciaron en contra de una iniciativa popular firmada por más de 400 vecinos que pedían la derogación de la ordenanza que avaló el “hermanamiento” entre las dos ciudades.
Facundo recordó, en primer término, que el intendente Guillermo Cavagnero había tildado de “resentidos” a quienes se opusieron al convenio.
“Cuando quedó demostrado que el número de disconformes no era el que él quería creer, pareció sumergirse bajo un manto de silencio, porque tarde, al final, debe haber comprendido que el índice de resentimiento era más alto de lo esperado”, resaltó.
“Ningún interés partidario ha movilizado la participación popular, eso ha quedado demostrado ya con suficiente claridad. Los únicos intereses partidarios que se ven con absoluta evidencia, son los de quienes hoy gobiernan, y que pretenden hacer de Villa Nueva, un circuito electoral y financieramente mucho más rentable”, fue el párrafo que Altamirano le dedicó a Mauro Bizzarri, el presidente del Deliberante que había dicho a EL DIARIO que había intereses políticos detrás de la iniciativa popular.
“En esa montaña de mentiras y contradicciones, el presidente del Concejo, refirió también que el Convenio de ‘hermanamiento’ (como gustan llamarlo los oficialistas) ‘no autorizaba ningún crédito’, sabiendo en realidad que eso no es así; que la sola ratificación del convenio implica la autorización para el Departamento Ejecutivo a llevar adelante todo lo que el mismo convenio autoriza. Se contradijo Bizzarri mil veces”, señaló y acto seguido le enrostró contradicciones al edil.
“Tanto Cavagnero como Accastello hablaban públicamente sobre la concreción del préstamo; demostrando que se habían olvidado de pasarle letra a tiempo al soldado concejal (indicó Facundo en alusión a que Bizzarri señaló que si se adoptaba un crédito de Villa María, había que autorizarse previamente desde el Legislativo) y poniendo en claro, además, con la innumerable multiplicidad de versiones sobre el punto, de boca de los propios oficialistas, que todos, absolutamente todos mentían a coro, pero sin poder entonar la misma nota. El Tribunal de Cuentas de la Ciudad vecina, hija, por historia, de esta heroica Villa Nueva, rechazó el préstamo de parte de su Municipalidad a la nuestra, dando, por si era necesario, una prueba más de que todas las intenciones apuntaban a concretar la transferencia del dinero”, aseveró.

“Retribución de su obediencia”

“El presidente de este Concejo dijo, entre sus tantas declaraciones, que los movilizados en contra del convenio de sometimiento, sólo eran villanovenses únicamente en estos casos. Esa expresión sumamente falaz, sólo puede surgir de quien durante ya más de ocho años, vive del para pocos generoso Estado municipal, y seguramente lo seguirá haciendo durante cuatro años más. Es fácil ubicarse en el rol de villanovense a ultranza asegurando vivir completamente de este lado del río, cuando no hay que salir, adonde sea, a ganarse el pan o a desarrollarse humanamente. Es fácil para quien, como retribución de su obediencia, no debe preocuparse por el techo y la comida”, apuntó en otro de sus párrafos.
“Eso que llaman ‘Convenio de hermanamiento’, no es más que una colosal ilegalidad, como ilegal es también su convalidación mediante ordenanza por parte de la mayoría de este Concejo Deliberante.Lo sabría cualquier persona con elemental percepción de lo que significa un sistema de leyes, con principios constitucionales rectores y postulados básicos de justicia y democracia como fundamento de la vida colectiva. Y si tanto el convenio, como la ordenanza que lo avala, son ilegales, los responsables de ambos documentos (el convenio y la Ordenanza 1825) son personas que han atentado contra la ley. Y en este mundo atentar contra la ley no tiene más que un nombre: Delito. Y la persona que comete un delito, también tiene un único e inconfundible nombre (...) Que se sepa: se cometa un delito por intención maliciosa o se cometa por negligencia, éste no pierde su carácter de tal, y continúan vigentes las responsabilidades correspondientes”, subrayó Altamirano.