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“En esta provincia ocurre que las leyes se hacen para calmar reclamos sociales, pero no se brindan a los jueces los elementos para trabajar como corresponde. La ley es buena cuando es posible”. Lo dijo la jueza en julio |
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No están ni la jueza Cecilia Fernández ni su secretaria de hace muchos años, la abogada Miriam Ossés. Tampoco, Alejandra Leuca, a cargo de la Mesa de Violencia Familiar.
Tres mujeres desbordadas por un drama social, que terminarán el año intentando sobreponerse de un estrés que las golpeó profundamente. Todas las fuentes consultadas ayer por este diario lo confirmaron: la magnitud de la violencia familiar las sobrepasó.
Cecilia Fernández es la jueza de Menores de Villa María desde 1994. Este año, pasó a ser la jueza de Niñez, Juventud y Violencia Familiar y Penal. Así, todos los casos que antes iban a parar a los despachos de los jueces de Familia de los Tribunales locales, comenzaron a caer sobre la mesa de la magistrada. Y todo se complicó: quedó ella sola ante una magnitud impensada, ya que cada vez hay más denuncias.
EL DIARIO pudo constatar ayer que en los dos meses previos a la licencia de Fernández ingresaron a ese Juzgado más de 300 expedientes. La jueza no pudo más y los médicos le decretaron licencia. No volvería hasta el año próximo.
Ayer, este matutino fue al Palacio de Justicia para conocer el presente de las estadísticas sobre violencia desde la salida de Cecilia Fernández y se encontró conque el cuadro castigó también a su secretaria, Miriam Ossés de Lomónaco. “La doctora se descompuso días atrás y una Junta Médica le dio licencia hasta fines de diciembre”, se nos informó.
Y una situación similar tuvo como protagonista a Leuca, la abogada que se hizo cargo años atrás de la Mesa de Violencia. “No puede más. Tuvo que parar la mano. Estaba muy sola, con una dimensión terrible de casos”, aseguró alguien de su confianza.
Quien está al frente del Juzgado de Control, Edith Lezama, ahora remplaza a Fernández. En la víspera no pudo dialogar con este medio por encontrarse ocupada.
En julio, Cecilia Fernández no se había guardado nada en una entrevista que concedió a EL DIARIO. Cuestionó la falta de recursos humanos, dijo que las denuncias iban en ascenso, que no tenían medios para hacer el seguimiento de los casos y se mostró abatida. Cuando a fines de setiembre asesinaron a mazazos a Claudia Rodríguez, en inmediaciones del municipio, la palabra de la jueza fue una de las más buscadas por los medios de comunicación de la provincia y ella reiteró lo que había dicho a este medio: que había siete denuncias diarias, que no tenía medios. Poco después, “explotó”. Hoy se recupera en su casa.
¿Qué tanto puede hacer ahora Lezama, con un puñado de profesionales (de calidad, claro, pero pocos), solos ante tantos casos?
D.B.
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