Escribe: Jesús Chirino

Podemos acordar que un barrio es mucho más de lo que puede encerrarse entre los límites fijados por la división política de una localidad. Por ejemplo las redes vinculares entre quienes son o fueron sus habitantes y de todos ellos con el resto de la comunidad forma parte de la identidad de ese espacio social. Redes que están en permanente evolución y trasciende los nombrados límites. El barrio San Antonio, de Villa Nueva, tiene una breve pero muy rica historia. Aquí repasamos algunos recuerdos de un par de vecinos del lugar.

Los inicios y el almacén

La estudiante avanzada de Animación Sociocultural, Anita Vega, nos habla de las calles de su infancia, de los sonidos y los colores algo gastados de tanto pasar por el tamiz de los recuerdos. Hace décadas que vive en este barrio, el mismo al que llegó junto a su familia cuando para contar sus años de edad alcanzaba un solo dígito. Nos habla de ese pasado y en sus ojos resalta un brillo de fiesta. Reflejos de los juegos, del andar hasta el colegio, el barro de las calles nuevas y tantas otras cosas que regresan a su memoria. Habla y su respiración se acelera, bebe aire a grandes bocanadas y las palabras se atropellan para describir ese mundo que es un barrio, en este caso el denominado “San Antonio”, de la ciudad de Villa Nueva, cuyos límites oficiales son las calles Paraguay, Padre Hugo Salvato (ex Tierra del Fuego), Marcos Juárez y Manuel Modesto Moreno.
Hace un poco más de cuarenta años que Anita vive en esta parte de la añosa ciudad y sabe de la vida del “San Antonio”, igual cree conveniente que hablemos con quienes tienen más años en el lugar, por ello nos lleva hasta un almacén en la avenida Patria. En ese lugar vive el matrimonio compuesto por Ramón Angel Pajón y Dora Agusti. En ese mismo local, ampliado, Ramón nos cuenta que iniciaron el negocio con lo que había sobrado de la fiesta de su casamiento. Quedaron varias botellas y las empezaron a vender, entonces los pocos vecinos les pidieron que pusieran un negocio.

Cuenta Pajón que al llegar al sector había unas pocas casitas, entre risas dice “todo era campo, lechuzas y perdices”. En una casa vieja, propiedad de Roganti, vivía don Formía. “Esa casa era la de la quinta, donde está el consorcio ahora”. Casi todo el resto del barrio era quinta. Recuerda que al frente de su casa cultivaban el lugar y les dejaban un caminito para poder pasar con el coche. Entonces estaban abiertas las calles paralelas a la avenida Patria, las otras aún no, “todo era puro cardal”. También existía una casa que tenía un tanque para agua. Allí solían hacer guitarreadas. Cuando comienza a recordar nombres de los primeros que se afincaron en el barrio, habla de la señora de Muñoz, a la que le decían “la chilena” que vivía en la misma avenida donde él tiene su almacén. Después vinieron Romano, Villalba, Ferreyra.

Vecinos organizados

Habla de las formas de organizarse junto a los primeros vecinos para gestionar cosas para el barrio “entonces no había luz, ni en las calles ni en las casas. Nosotros teníamos una heladera a querosén con la cual enfriábamos los vinos Facundo y Las Pircas que vendíamos”. Recuerda que a la primera comisión de vecinos del barrio, entre otros, la integraron Aldo Pivetta, Coletti, Romano y el propio Pajón quien dice que hicieron el primer campeonato de bochas “allá contra el terraplén, era para juntar fondos económicos y poder traer la luz”. Y en ese y otros eventos recaudaron dinero, el ex intendente de la ciudad Enzo Bollo les consiguió los palos de palmera y pudieron lograr el primer tendido eléctrico.
Continúan desfilando nombres por la memoria de Ramón, “seguro se me olvidan algunos” aclara, pero igual hace un repaso: Molinario Vega, “los Bueno”, Antonio Acevedo, Inés Fructuosa Acevedo “en la obra de su casa, en la avenida Patria, se hizo la reunión para la primera comisión del barrio”. También recuerda los bailes que solían hacer en la calle para juntar fondos. Todo eso fue mucho antes que el Centro Vecinal se estableciera en Eva Perón al 1100.
Anita Vega nos alcanza un acta del Centro Vecinal que lleva el número uno y es del 8 de febrero de 1982. En ella se ha escrito “…se reabre el presente libro de ésta -por la comisión- donde se reúnen los vecinos para formar la Comisión del Centro Vecinal y Capilla. A las hora 21 del mismo día da comienzo la reunión en la Capilla San Antonio para nombrar una comisión provisoria…”. Por voto secreto fueron elegidos unos quince vecinos como integrantes de aquella comisión, entre ellos estaban Eduardo Alvarez, Eder Albornoz, José Alzugaray, Lisandro Agüero, Olga de Salinas, Miguel Flores, Florentino Salinas, Sofía de Albornoz, María de Flores, Nélida de Alzugaray e Inés de Moyano. Allí reiniciaban la marcha formal de la institución vecinal para trabajar por el barrio.
Ramón, junto a Dora, nos siguen hablando y recuerdan la formación en el barrio del club de fútbol El Porvenir, de cuando “don Iglesias vendió el terreno de la cancha y Bollo dona el terreno en la calle Sarmiento, donde están ahora”. Habla de sus gestiones, de la ayuda del señor Cornejo “que manejaba la champion municipal” y el trabajo de Moretti y González. También nos habla del cuadro de Baby Fútbol “San Antonio” y el esfuerzo de José “Tata” Salinas quien fue el primer presidente del club. Diferencia el baby de El Porvenir del cuadro de mayores que jugaba en el barrio y allí nos habla de Vilchez y Gaspar.
Este barrio es rico en historias, la capilla San Antonio, la Villa de los Niños, la radio, el Deportivo América. Tantas cosas que aquí no entran pero igual queríamos darles la palabra a vecinos del lugar para que cuenten cosas de su historia, esa que siguen construyendo cada día.