El pasado miércoles, en la plaza de una pequeña población de la isla de Sicilia, la familia Anzaldi tuvo su fiesta de reencuentro.
Entre los felices hermanos se hallaba Guido, quien desde hace más de 30 años vive en Villa María.
Concettina, la mayor, se volvió a ver, después de 55 años con Guido, Giuseppe y Angelina, los “fratelli” que se vinieron a la Argentina años después de que terminara la Segunda Guerra.
El reencuentro fue obra del programa televisivo “Carramba, che fortuna", que conduce Raffaella Carrá en la Radiotelevisione Italiana (RAI).
Antonio, uno de los nietos de Concettina, mandó un correo electrónico a la producción del programa de la cantante contando la historia de los Anzaldi, y en setiembre pasado el sueño comenzó a cristalizarse.
El lunes de esta semana, Guido tomó el avión de LAN en Pajas Blancas junto a Ana María, su esposa. En la aeroestación se sumaron dos de sus hermanos, que viven en Córdoba, y Daniel, un hijo de Angelina.
Todos iban con destino a Piazza Armerina, en la isla de Sicilia.
Desde esa pintoresca población del centro de la isla se separaron en 1953. Concettina ya estaba casada, y a diferencia de sus familiares, decidió quedarse en Europa.
Eran los duros años de la reconstrucción del Viejo Mundo, después de la tragedia bélica, donde la zona fue teatro de muchas batallas.
A los Anzaldi, la guerra los encontró en Trípoli, una ciudad de Libia, que por entonces era colonia de Mussolini.
Guido, con sólo tres años, sus padres y hermanos, fueron confinados en el país africano, y supieron del hambre y el espanto. En aquellos días era común tener a los ratones como único manjar, y comerlos al son de los bombardeos.
En medio de tanto infierno, la suerte los acompañó, ya que fueron rescatados por la aviación italiana, y devueltos a Sicilia en una evacuación que realizaron tres aeronaves, de los cuales sólo una llegó a destino.
Aún aquellos fantasmales recuerdos asolan la memoria.
Pero don Guido prefiere no hablar de esas tristezas, y sí de sus dos nietos, contar uno de sus innumerables chistes, o entonar con voz de cantante lírico una canzoneta acompañado de su mandolina.
De profesión albañil, apenas llegó a la Argentina se instaló en Río Gallegos, y luego en Córdoba. En la década de los ‘70 se enamoró de una villamariense, y se afincó en nuestras tierras.
Ahora, a sus 72 años, Guido vive en una finca de barrio Ameghino, desde donde partió con abultadas valijas llenas de regalos para sus parientes “tanos”, que no supieron hasta el miércoles que se reencontrarían con los que vinieron a América.
Aunque la TV sólo les paga pasajes y una semana de estadía, Guido y Ana piensan quedarse un mes por lo menos, en casa de Concettina y sus numerosos descendientes, que ya demostraron su enorme hospitalidad cuando el hijo de Guido los visitó en 2001.
Guido “junior” es hoy profesor de Educación Física e instructor de tenis, y fue el primero de toda la familia argentina que pisó tierra italiana después de medio siglo. Tal vez su viaje haya dejado el terreno propicio para que Antonio escribiera al programa de TV y que todo terminara en el feliz abrazo de Piazza Armerina.
En Villa María, “Carramba, che fortuna", se emite los viernes a las 22.15 (hora local) por la frecuencia de Raitalia, y es probable que hoy, o en semanas próximas, el emocionado encuentro de los Anzaldi sea puesto al aire.