En la segunda charla realizada en La Playosa (ver página 25 la disertación sobre Liquidación Unica), el profesional de esa localidad, Osvaldo Belacín, detalló las características sintomáticas de dos enfermedades que tienen gran significación para el desenvolvimiento de la producción y en la salud animal, brucelosis y tuberculosis; patologías que los animales también transmiten al hombre a través de la leche. Sostuvo que producen pérdidas importantes a los propietarios tamberos, sumadas a restricciones en la venta y penalizaciones derivadas de ello.
Aparte de describir los elementos contaminantes resaltó la necesidad de renovar periódicamente las máquinas de ordeñe; no sólo por el beneficio técnico sino por la posibilidad del daño a los animales ante gérmenes o elementos perjudiciales. Definió a ambas patologías “como enfermedades antiguas, infectocontagiosas, que constituyen serio riesgo para animales y para los trabajadores rurales”.

@ Detección temprana

Consideró fundamental aplicar “medidas de prevención y detectar a los animales enfermos, separar de inmediato a los infectados positivos y evitar en tales casos el uso común de comederos y bebederos”. Recordó que en la década de los noventa la tuberculosis causó la muerte a muchísimas personas en el mundo ”más daños incalculables en la producción y economía de los países”; definiéndolos a los citados como temas que atañen a la salud pública y salud animal, determinando factores sociales, económicos y políticos adversos.

@ Grupos de riesgo

Con respecto a la brucelosis, esta incluye a grupos de riesgo (por contagio) “como veterinarios, laboratoristas, empleados de frigoríficos, tamberos y operarios de establecimientos lácteos que estén infectados”. Detalló las medidas de protección para prevenir estas serias patologías; indicando que la vía de ingreso al cuerpo humano de la “brucela” es la boca y las formas de eliminación se dan a través del semen, la leche, la orina y probablemente en las materias fecales.
Belacín sostuvo la necesidad de conocer el estado sanitario de los establecimientos ganaderos evitando así la compra de animales infectados; “ante ese desconocimiento lo mejor es no comprar”, enfatizó.
“El período de incubación de la enfermedad puede variar entre diez, quince días o hasta varios meses, mientras que la eliminación de las brucelas por vía mamaria es intermitente, pero se puede extender a lo largo de la lactancia y se deben separar de inmediato en el rodeo a los animales comprobados de infección brusélica”.
Acotó finalmente que estas patologías obligan siempre a minimizar sus riesgos, “prestando así mucha atención al cuidado de los rodeos, en momentos que las exigencias de calidad en la leche van a impactar en gran medida sobre la evolución y rentabilidad de las explotaciones ganaderas”.