Escribe: DAMIAN STUPENENGO

Trece minutos de la segunda etapa. Saque de arco para San Lorenzo que el árbitro, Claudio Aldecoa, detiene antes de su ejecución. Los jugadores se miran, nadie entiende qué cobró. Aldecoa se toma el gemelo derecho, recibe atención, pero el hielo en aerosol es insuficiente para sanar el desgarro.
La confusión se apoderó de la escena en Plaza Ocampo durante unos minutos y el partido se detuvo. Todos se rehusaban a tener que entender que la victoria parcial de Unión Central sobre San Lorenzo de Las Perdices por 1 a 0 tendría que continuar otro día por la ausencia de un cuarto árbitro.
No quedó otra, muchachos. A las duchas y ahora habrá que esperar para ver quién pasa a semifinales. La Liga Villamariense de Fútbol dio muestras, una vez más, de algunas falencias que la adornan. En esta ocasión, la lesión que sufrió Claudio Aldecoa obligó a suspender el partido ya que no hubo cuarto árbitro y tampocó se puede llamar a otro, no hay.
Mamarracho consumado, entre risas, indignación y reproches, los protagonistas se retiraron buscando explicaciones que no convencen a nadie.
Gustavo Guzmán, delegado de Unión Central, sostuvo que se los responsabilizó por la ausencia de un cuarto juez: “El presidente del Colegio de Arbitros, Angel Torroela, nos echó la culpa a los delegados de que nosotros tenemos que pedir un cuarto árbitro. El tendría que haber previsto esto.”
Rubén Giachero, secretario de la Liga, presente en la cancha, adujo cuestiones económicas: “La designación es una terna porque se abaratan costos; los clubes elegimos economizar.”
El partido terminó y todavía hay gente que se siguió pasando la pelota y obviándose las responsabilidades.
El partido

Los casi 60 minutos que se llegaron a jugar, permitieron ver a Unión Central apenas superior.
Si bien la ventaja en el marcador llegó desde el punto del penal, tras un fuerte zurdazo de Echeverría sobre el final del primer tiempo, los locales habían hecho méritos para quebrar el cero desde un rato antes.
El inicio del encuentro fue un duelo de tiros libres por parte de dos zurdos con pegada exquisita. Javier Carassai en San Lorenzo y Diego Echeverría en Unión se encargaron de ejecutar la gran cantidad de faltas que se sucedieron en el cotejo, generando peligro e incomodando, pero con la ausencia de la efectividad que los caracteriza para poder convertir.
Desde el minuto 30 hasta el gol, Unión generó cuatro posibilidades concretas para convertir donde Ulises Bonaveri fue principal protagonista. Primero, el juvenil peinó una pelota que rechazó el travesaño; luego un mano a mano de Arce que Luciano Pereyra derivó en córner y en la tercera situación al hilo, otra vez Bonaveri intentó gambetear al arquero rival, quien rozó la pelota desactivando el peligro.
La visita, en tanto, respondió con dos corridas de Silva que dieron lugar a la polémica cuando Morales intentó detenerlo; primero efectuando una falta siendo último hombre y apenas vio la amarilla y luego, con la pelota en el aire, el delantero perdiceño cayó dentro del área pero el referí no vio infracción.
Después, Bonaveri entró otra vez en acción y dejó pasar la posibilidad de festejar tras un centro de Echeverría porque la pelota se le escurrió por debajo del botín y, cuando casi no quedaba más por jugar en la primera etapa, otra incursión del habilidoso jugador “Aurinegro” en el área rival provocó la falta de Ludueña y el penal que mandó a su equipo al descanso con el 1 a 0.
El resultado parcial enviaba al partido a la definición por tiros desde el punto del penal para determinar el equipo semifinalista; no obstante, los 13 minutos del segundo tiempo previos a la lesión de Aldecoa no le fueron suficientes a ninguno para generar más que alguna llegada sin tanto peligro.
Lamentablemente el final del partido tuvo como protagonistas las carencias de nuestra Liga, esas que están y no se quieren ver, aunque esta vez tomó protagonismo en Plaza Ocampo y provocó una suspensión evitable.