El siguiente es el texto del pronunciamiento local, que nos fue enviado con pedido de publicación:
“Los derechos humanos nacieron como una necesidad histórica y humanitaria, especialmente a partir de la Segunda Guerra Mundial. La Declaración Universal por los Derechos Humanos fue proclamada el 10 de diciembre de 1948 por la Asamblea de las Naciones Unidas.
Una sociedad no sólo cambia porque surjan nuevas legislaciones, sino también cuando modificamos nuestras estructuras de pensamiento. Es decir, se deben dar cambios vinculados a las relaciones entre los miembros de la sociedad.
Hemos aprendido que la identidad cultural se construye a partir de la interacción de distintas culturas, hemos tomado conciencia del avance de los nuevos tiempos en los que estamos inmersos, a partir de darnos cuenta del respeto hacia los demás y hacia nosotros; surge la necesidad de una tolerancia de la diversidad y de los procesos de exclusión. Esto lleva a trabajar por la construcción de una sociedad más justa y solidaria.
Cabe preguntarnos: ¿qué significa la palabra discriminación? “desigualdad en el trato en cuanto a derecho y consideración social, trato de inferioridad, ya sea por el color de la piel o por la condición social de algunas etnias”. Lo racial no es un atributo natural, sino una construcción social e histórica”.
La discriminación es un delito cuando se limita el ejercicio de los derechos de una persona o grupo de personas. Cuando utiliza como basamento la identidad étnica, el color de piel, género, orientación sexual, características físicas o mentales, edad, clase social, religión, nacionalidad, opinión política o gremial, etcétera, del sujeto o sujetos discriminados.
Recorriendo la historia desde el Siglo XV en Latinoamérica se produjo uno de los genocidios más sangrientos en estas tierras. Ese genocidio no es sólo el exterminio directo de millones de indígenas, sino que también contribuyeron las malas condiciones de trabajo, las enfermedades y sobre todo la destrucción del tejido social. La negación del otro fue muy profunda y dejó marcada una tensión latente aún no superada.
La discriminación ha sido y es en este continente una constante. La inmigración también sufrió la discriminación de parte de la oligarquía terrateniente y el poder central. No se veían con buenos ojos los movimientos obreros que surgían, guiados por los principios anarquistas y socialistas.
El golpe de 1976 y sus arbitrariedades paralizaron a toda una sociedad, aparece la figura del desaparecido. Ese dolor movilizó a las madres y luego a abuelas ante la impunidad del Estado. Un Estado que actúa sin justicia, viola la Constitución Nacional, mata y no da cuenta del cadáver.
En esta reflexión que pretendemos compartir, señalamos que este camino de liberación no ha sido en vano; hemos llegado a la historia actual con logros importantes, ha sido largo y difícil confrontar pautas culturales discriminatorias fuertemente arraigadas y no superadas, por eso creemos que la lucha debe continuar, para superar situaciones concretas que se dan también en nuestra ciudad y la región.
En la actualidad se incorpora la figura del inmigrante “ilegal”, “indocumentado”, de los países limítrofes, también la otra figura identificada por “portación de cara”, la figura del “sospechoso”, que se lo detiene para averiguación de antecedentes, amparándose en el Código de Faltas, denunciado por organismos de derechos humanos en forma permanente, sin recibir del poder político respuesta alguna y negando con el silencio la oportunidad de modificar esta norma discriminatoria de la provincia.
Dentro de esta creciente complejidad de las relaciones sociales y su explosión en los siglos XX y XXI han originado la aparición de nuevos movimientos sociales en nuestro continente, por ejemplo, la presencia de la mujer, que con el devenir de los tiempos comenzó a ser sujeto de la historia, a ser ciudadana, a ser protagonista en las organizaciones sociales, en el trabajo, en las universidades, en la política, en el poder.
A pesar de este fortalecimiento no todas pueden participar. Muchas de ellas sufren todavía la injusticia y el sometimiento debido a su condición social, relegadas desde todo punto de vista, víctimas de la violencia familiar, de la prostitución, de la trata de personas, acoso sexual y violaciones.
Otra situación compleja en nuestra ciudad y la región son los crímenes impunes que no han sido esclarecidos hasta la fecha, en la que se encuentran niños, mujeres y hombres. La sociedad sigue esperando, la Justicia debe dar la palabra sobre estos hechos que costaron la vida a estas personas:
Ricardo Ruiz, 11 años; Sara Mundín, 20 años; Leandro González, 65 años; Daniel Busto, 35 años; Maximiliano Rodríguez, 11 años; Mónica Leocato, 36 años; Daniel Ledesma, 11 años; Luciana Salusso, 17 años; José Caraballo, 57 años; Jorge Peralta, 58 años; Mario Angel Villegas, 41 años; Antonio Palmieri, 79 años; Felipe Arauz, 75 años; Mariela López, 27 años; Melisa Pereyra; Carlos Santos, 53 años; Juana Esther Véliz, 58 años; Nicanor Zayas, 34 años; Miguel Bonis; Darío Juárez, 22 años; Emanuel Sequeira; Mariela Bessonart (desaparecida); Cristian Lazos, 32 años; Alexis Carrizo, 19 años (hay un detenido); Roxana Canelo, 39 años; Roxana Heredia, 21 años; Luisina Barrera, 26 años; Claudia Rodríguez y Luisina Barrera, 26 años (caratulado como suicidio).

Un acto para hoy

Desde la Asociación Civil Verdad Real, Justicia para Todos y la filial villamariense de la APDH invitaron a participar en el acto que organizaron ante la Cruz Central del cementerio La Piedad, para conmemorar el Día Universal de los Derechos Humanos.
Será a partir de las 10.30 y en el lugar se recordará como cada año a las víctimas de casos no resueltos aún en los Tribunales.