Por portación
de guardapolvos
Señor director:
El fascismo cabalga de nuevo como el más oscuro fantasma de las políticas de represión. No es una película de ciencia ficción, es la más cruel realidad.
Mis queridos lectores, no sólo se trata de una crítica del presente que vivimos sino de una subcultura que progresa a cara descubierta para custodiar el triunfo de una ideología repugnante, la derecha recalcitrante que nunca descansa, palanqueada por el neoliberalismo perverso: sálvese quien pueda...
Ciertamente, no todas las fuerzas presentes en el Gobierno se reconocen en estas estructuras ideológicas.
La exclusión social de los jóvenes, es uno de los problemas más graves: desempleo, precariedad laboral y progresiva desvinculación del sistema educativo. No hay derecho a reclamo; "las fuerzas del orden" cuyos juicios son "inapelables" se parecen a los déspotas ilustrados del Siglo XVIII: mucha ley, mucha renovación por fuera, mucho bla bla bla, pero nada de democracia.
He sido mancillada en mis plenos derechos constitucionales: artículo 18 (...) "Nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo ni arrestado en virtud de orden escrita de autoridad competente. Es inviolable la defensa en juicio de la persona y de los derechos (...) quedan abolidos para siempre la pena de muerte por causas políticas, toda especie de tormento y los azotes. Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto de precaución conduzca a modificarlos (...) hará responsable al juez que lo autorice".
Defendí a dos niños de 7 y 9 años (conocidos por mí) que iban corriendo con dos gomeras y dos palomas en la mano, a los cuales los perseguían dos policías armados. Uno de ellos, el cabo Pereyra, quien llevaba en su mano un arma larga, me preguntó por los pequeños. Respondí que no había visto nada, porque tuve temor del arma que cargaba.
Regresé al colegio 296 de donde provenía la denuncia, realizada por la directora, y ella me llevó con los policías para que yo corrobore que llevaban el arma para que no se la roben. La docente se retira y al quedar sola con los policías, éstos me preguntan si conozco de seguridad, comenzando a agredirme de palabra. Dijeron que soy una ignorante e inmediatamente intenté retirarme para hacer la denuncia en la Departamental.
El cabo Pereyra me pidió entonces que me identifique, me leyó el artículo contravencional, me identifiqué y procedí a ir hasta el auto a buscar el DNI, cuando este señor me preguntó si yo sabía que "pendejos de 10 años han matado policías", y que si tiene que proceder lo hará porque tiene hija y familia que mantener.
Acto seguido no me dejó ingresar y con violencia verbal de ambos policías me privaron de la libertad para identificarme. Llaman a la policía Miranda, a la cual le relato lo sucedido, pero ella responde a las órdenes del cabo ejerciendo una fuerza brutal sobre mis brazos los cuales están marcados con profundos moretones. Le dije que estoy con guardapolvos, que soy docente, que no hice nada, que me sigan con el móvil detrás de mi auto.
Mientras Pereyra mantenía la mano contra la puerta del auto sin permitirme entrar, de lo cual hay testigos, llamé a mi esposo, a un compañero de la UEPC, gritando, porque ya me pegaba la oficial femenina mientras el cabo gritaba "metela adentro a esta loca tarada".
Pereyra decía "a esta hija de puta la meto sí o sí, me pega en la vegija, me orino, luego me asfixia y pierdo por un momento el conocimiento. Adentro del móvil sigo orinando y sufro un ataque de nervios, porque esto lo viví en la época del Proceso con una corta edad sólo para dar clase en los barrios alejados".
Ustedes, políticos de turno, que son cómplices silenciosos y perversos que quedan de la resaca del neoliberalismo: la ignorancia no puede ser una buena estrategia política para un pueblo.
Siento nauseas cuando observo la política municipal de exclusión. Ahora se golpea brutalmente a una docente, yo, que siempre estoy con los adolescentes en riesgo social, porque no tienen resueltas las necesidades básicas mínimas.
Estos jóvenes que delinquen son víctimas inocentes: millones de niños son alquilados o vendidos a explotadores lejanos o cercanos, niños y niñas obligados a ser esclavas sexuales.
Mónica Sonzini
Docente
DNI 13726345
Abandonado
en el quirófano
Señor director:
Debo reconocer que, a pesar de mis años (unos cuantos), no puedo superar mi temor (porque es más que miedo) a los anestesistas.
De todas maneras, tomé coraje para hacerme la operación que necesitaba desde hace ya quince años.
Por la mañana temprano de un día martes me interno, previo cumplir con todos los requisitos necesarios para la intervención quirúrgica, y habiendo acordado con el cirujano que la operación se realizaría con anestesia peridural.
Cuando llega el anestesista al quirófano, yo ya estaba preparado por la enfermera, esperándolo.
El profesional me comenta al llegar que en vez de hacerme la peridural, me haría la raquídea, que no era la acordada.
Allí fue cuando mi cobardía y mi temor se descontrolaron, y le dije, con total falta de tacto, creo que tartamudeando, que le tenía “aprensión a los anestesistas”. El médico, quitándose los guantes, tirándolos al tacho de los residuos y con una furia descontrolada me dice: “Yo a usted no lo anestesio”, y se fue.
Al rato vino el cirujano, conocedor de lo ocurrido, para decirme que la operación no se realizaría porque allí se trabaja en equipo y ningún otro anestesista me iba a querer anestesiar.
Todo esto se lo cuento, lector, para descargar mi bochorno, que conozcan la situación que me tocó vivir, insólita, por no poder expresar mis miedos, sin ofender. Me siento avergonzado y con el mismo temor.
Ahora debo buscar otra clínica, otro cirujano, otro anestesista...
La pregunta íntima que ronda mi mente es: si un profesional, que se supone debe contener al paciente, que ha hecho el juramento hipocrático, que debe haber escuchado varias barbaridades en su profesión, al abandonar a un paciente (yo, en este triste caso) en el quirófano, ¿siente algo parecido a lo que estoy sintiendo yo? ¿Usted qué cree?
A.E.
DNI 6590236
Vehículos pesados
en el casco urbano
Señor director:
Con la presente le hago llegar la carta que envié a la Municipalidad, por estacionamiento de camiones en zona urbana.
...Por medio de la presente solicito una respuesta a lo sucedido con fecha 3/11/08, a las 14.30, cuando a consecuencia de una unidad de gran porte (Mercedes Benz VVH 617, con acoplado CBF 245), estacionada al frente de mi domicilio sito en Santiago del Estero 1987, obstaculizando la libre circulación, provocó un siniestro a mi unidad Peugeot Partner (DYL 581), produciéndole daños varios, sin que el titular del camión dé respuesta ni solución a mi problema...
...Solicito que se tomen las medidas pertinentes...
Santiago Mainardi
DNI 6592913
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