Cáritas Villa María es la única en el país que tiene funcionando el proyecto de residencias universitarias.
“Surgió cuando vimos que la oferta educativa crecía, a la par que crecía el interés por estudiar acá”, dijo Carola Gaido, coordinadora del equipo.
“Es una cuestión social importante y nos parece que el precio de mercado de los alquileres hacía imposible para muchos estudiar, así que comenzamos con mucho esfuerzo, solidaridad de empresas que ayudan y el aporte de los chicos que abonan 250 pesos por mes”, indicó.
“Es importante señalar que no se trata de una pensión, aunque sirve para resolver el problema habitacional de los estudiantes”, aclaró Gustavo Gatto, el sacerdote integrante del equipo. Asegura que es un espacio donde además se cultivan valores “que brotan del Evangelio”.
Cuentan con siete casas (cinco para mujeres y dos para varones) en la que están alojados alrededor de 60 chicos que cuentan con un techo seguro, servicios básicos y, además, acompañamiento espiritual del sacerdote y la hermana Marcela, de la comunidad trinitaria. También la asistencia profesional de la psicopedagoga Verónica Pizzi, la psicóloga Vanesa Borghello y la abogada Carolina Crocetto.
Los chicos que allí se alojan tienen que cumplir con normas básicas de convivencia y de rendimiento en sus estudios.
“Ahí empezás a valorar cosas que antes no te significaban. Cuántas veces las madres nos dicen que acomodemos la cama y nosotros no pensamos que es importante, hasta que convivís con más personas y te das cuenta que tenés que ser mínimamente ordenado por el respeto al otro”, dijo Juan Manuel Iborria, estudiante del Profesorado de Educación Física proveniente de Noetinger.
En el mismo sentido, Rocío Varela, estudiante de la Licenciatura en Administración Rural de la UTN y oriunda de James Craik, señaló que después de empezar su carrera viajando a diario de su pueblo a Villa María, decidió “radicarse acá y las residencias te dan mucha contención”, indicó.
Hay un reglamento general y en cada una de las casas los chicos pueden hacer uno interno para normatizar la convivencia y el uso de los espacios comunes.
Los interesados en alojarse en el lugar sólo deben mandar una carta a Cáritas (México 60) donde el equipo evalúa las posibilidades de incorporarlos.