Escribe: Federico Gazzoli

Universidad Nacional Villa María dio anoche, en Tío Pujio, el primer golpe de la gran final en el torneo Clausura del fútbol local, al vencer por 1-0 a Yrigoyen de Tío Pujio en el primer duelo de los dos mejores de la competencia.
De esta manera, la “U” quedó a sólo un empate de lograr un histórico bicampeonato y pasará una muy feliz Navidad, ya que la revancha se disputará recién el próximo jueves, en Plaza Ocampo, donde será local.
Armado de paciencia, como si el título ganado en el Apertura le hubiese aportado la experiencia necesaria en este tipo de definiciones. Así se manejó el equipo conducido por Joselito Bernadó, como una clave del encuentro, teniendo en cuenta que su rival fue la contracara, quizás más entusiasta desde el principio, pero con algunos errores puntuales que le jugaron en contra.
En los primeros minutos, parecía que el conjunto tiopujiense podía marcar supremacía, ya que ganaba la pulseada en la mitad de la cancha, con la prestancia de Leandro Grosso y el compromiso de José Navarro, mientras buscaba desnivelar por intermedio de sus dos valores importantes de arriba, Diego Marín y Facundo Basualdo.
Así, el juego se tornó interesante porque el visitante intentó responder ataque por ataque, aunque ambos equipos sin poder penetrar a las defensas.
Sin embargo, propio de su característica, se notó que Universidad estaba “estudiando” el partido.
Es que tras los primeros 15’, la “U” monopolizó el balón con sus volantes y empezó a encontrar la figura de Matías Barbuio, quien se mostró para darle el toque diferente al partido.
Por entonces, Yrigoyen comenzaba a tener problemas en el ataque porque Marín -un valor fundamental a la hora del gol- se resintió de una lesión y no pudo pesar como antes.
Otra falencia del local tenía que ver con una cuestión colectiva, ya que su defensa -con bajas a lo largo del campeonato- no se mostró con la seguridad suficiente, más allá de que debió soportar embates de un tridente ofensivo certero como el de Universidad.
Esto se verificó a los 20’, cuando una serie de errores derivó en una pifia de Andrés Ferrero, quien quiso despejar y casi la embocó en su propio arco. Pero la mayor duda se dio a los 36’, cuando llegó el gol de la “U”: la defensa “Roja” marcó en línea y Barbuio, pícaro para capitalizar estas situaciones, se filtró habilitado para recibir un pase de Martín Truglio y, casi desde el punto del penal, definir con un toque de zurda al palo izquierdo de un Matías Tissera que no llegó a sacarla.
Yrigoyen sintió el impacto y no encontró respuestas para revertir el marcador antes del final de la etapa, mientras el entrenador Leonardo Comba debió sacar al lesionado Marín (ingresó Diego Gabetta).
En el segundo tiempo, Yrigoyen arrancó con ganas, presionó en el medio, exhibió su coraje y estuvo cerca de lograr el empate a través de Mayco Rodríguez, pero el remate del volante se fue por encima del travesaño.
Como sucede en muchas finales, la de anoche no tuvo demasiadas emociones, por eso la falta de eficacia de Yrigoyen no pudo ser corregida hasta el final, teniendo en cuenta que, con el correr de los minutos, el juego se tornó friccionado y sin grandes propuestas.
Varios roces en la mitad de la cancha, con pierna fuerte, derivaron en un cúmulo de amonestaciones y la pelota anduvo lejos de los arcos.
Universidad estuvo cómodo con eso, teniendo en cuenta su ventaja, y cada vez que pudo intentó de contragolpe sin encontrar claridad.
Mientras, Yrigoyen atacó por afuera para terminar con centros continuos sobre el área visitante, aunque todo fue presa fácil para la defensa o el seguro arquero Ballatore.
A todo esto, Diego Gabetta nunca le pudo dar la profundidad que Comba buscó en él y encima, en el final, el hábil atacante entró en el nerviosismo, le tiró un codazo a Ostiati a los 46’ y el árbitro lo expulsó sin titubear.
La baja de Gabetta, que posiblemente se sume a la de Marín (luego Comba dijo que será difícil tenerlo recuperado al goleador) serán otros problemas para Yrigoyen.
Por lo pronto, la serie sigue abierta porque un gol de diferencia puede cambiar. Habrá que ver si Universidad rinde su examen con una buena nota y se convierte, el próximo jueves, en un nuevo bicampeón del fútbol local.

“A la altura”
El entrenador de Universidad, Joselito Bernadó, se mostró feliz no sólo por el resultado, sino también por el rendimiento de sus dirigidos luego de la victoria en Tío Pujio.
“Estuvieron a la altura de las circunstancias, por todo lo que tuvieron que poner y saber jugar”, remarcó el DT.
“Fundamentalmente tratamos que los jugadores pudieran entender que si estábamos tranquilos y concentrados íbamos a poder hacer lo que hicimos en todo el año; algo que no hicimos contra San Lorenzo (en las semifinales), pero que esta vez sí apareció en la final”, añadió.
Más allá de esto, Bernadó no quiso entrar en los grandes festejos y aclaró: “A Yrigoyen nos tocó ganarle dos veces en Tío Pujio y nos tocó perder también en la Plaza (Ocampo), así que hay que seguir concentrados porque, en una final, se puede ganar o perder en cualquier reducto”.
Por el lado de Yrigoyen, el defensor Maximiliano Burello dijo estar “dolido”, pero afirmó: “Todavía no pasó nada”.
“Faltan 90 minutos, hay que seguir en la misma porque somos dos equipos muy parejos; lamentablemente ellos la metieron y nosotros no”, comentó.
“Para la revancha saldremos con el mismo planteo de siempre, hay que ir a ganar y aprovechar las posibilidades que tenemos en los últimos metros”, finalizó el central.

El árbitro
El cordobés Adolfo Rodríguez tuvo un regular arbitraje. En el primer tiempo estuvo firme, pero en el segundo, por momentos, se dejó hablar demasiado por algunos jugadores. En la expulsión a Gabetta, nada que reprocharle al árbitro.


La figura
Matías Barbuio siempre aportó desequilibrio en los metros finales, aun bajando a buscar la pelota seguido. También se destacaron Eduardo Salvai y Rafael Ballatore, aportando seguridad desde el fondo ante cada ataque de Yrigoyen.


En foco
Padre e hijo estuvieron anoche frente a frente y EL DIARIO los unió para captar el momento.
Julio “Turco” Elhall, conocido en la ciudad y trabajador municipal, es el planillero de Universidad Nacional Villa María, pero además, un seguidor permanente del fútbol local, sobre todo desde que juegan sus hijos.
El destino quiso que anoche el rival de la “U” sea Yrigoyen, donde juega el menor de los hijos del “Turco”, Yamil Elhall. Frente a frente, igual no faltó el abrazo, como es debido.

Fotografías: 1) Barbuio celebra el único gol de la noche
2) Navarro se lleva la pelota en el mediocampo
3) El salto de los jugadores de Yrigoyen puede más, pero no sirvió para desnivelar el partido